Sesión de control tirando a mansurrona en la Cámara autonómica, como si después de un mes largo sin actividad sus señorías anduvieran todavía un poco faltas de tono parlamentario y colmillo dialéctico.

No obstante, volvió a ocurrir: le cuesta mucho a la oposición ganarle los debates a la presidenta, tal vez porque, más allá de los méritos y la jerarquía de cada uno, Susana Díaz es más concienzuda en la preparación de unas sesiones que solo serían noticia de primera plana en caso de derrota presidencial.

Un hallazgo retórico

Ciertamente, la oposición no gana las partidas, pero tampoco paga precio alguno por sus derrotas. Otra cosa es si a quien va perdiendo el partido no le convendría meter de vez en cuando algún gol…

En la jornada de este viernes no hubo goles. La novedad tal vez no conceptual pero sí retórica más destacada de la sesión fue la expresión ‘esquina de la ansiedad’, utilizada con alguna malicia por la presidenta para referirse a los dos extremos del cuadrilátero parlamentario: PP por un lado y Podemos e IU por el otro. Se sobreentendía, huelga aclararlo, que la zona central la ocupan los mejores.

Moreno da una noticia

Contrariamente a lo que sucede casi siempre, esta vez la noticia en sentido estricto no la dio la presidenta, sino el líder de la oposición, Juanma Moreno, que anunció en nombre del Gobierno (el otro) que el Ministerio de Empleo reducirá de 35 a 20 el mínimo de peonadas para que 205.000 trabajadores del campo, que han echado pocos jornales debido a la sequía, puedan acceder al subsidio agrario.

El anuncio de Moreno quedó algo deslucido porque él mismo tiró poco después piedras sobre su frágil tejado al airear ante sus señorías este inverosímil diagnóstico: “Está usted aterrada porque cree que puedo llegar a un acuerdo con usted en la financiación autonómica”, en cuyo caso los del PP dejarían de ser “los malos” y a Díaz se le acabaría el chollo de la confrontación perpetua con el Gobierno.

Consenso y terror

La presidenta le contestaba zumbona y entre las chanzas de los suyos: “¿Aterrada yoooo? No creo que me vean así los andaluces, aterrado más bien usted que se inventa elecciones para tener entretenidos a los suyos”.

Moreno debería estudiar mejor el terreno antes de adentrarse en determinados desfiladeros: en el improbable caso de que el PP se sumara al consenso andaluz en materia de financiación autonómica, lo último que sentiría Díaz sería terror; puede más bien que se arrancara por sevillanas, pues sería tan buena noticia para ella como mala para el Gobierno, además de estupenda para Andalucía.

Por lo demás, el presidente del PP, además de hacerlo sobre la sanidad, volvió sobre otro de sus asuntos predilectos: el desempleo, donde paradójicamente Díaz no salió mal parada pese a que en materia de empleo cualquier presidente andaluz suele llevar las de perder.

De guante (casi) blanco

Con el portavoz de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, el debate fue casi casi de guante blanco. El coordinador regional se mostró básicamente su acuerdo con el PSOE en la crucial batalla de la financiación autonómica, pero metió de matute algunos fundados reproches a la actitud remolona de Díaz en la renovación de los órganos de extracción parlamentaria en general y a haberse saltado a la torera la costumbre de sus predecesores de pactar los nombres con que periódicamente se va renovando el Consejo Consultivo de Andalucía.

Batallas que no se pueden perder

No fue Maíllo el único en airear lo del Consultivo. Moreno calificó esa renovación unilateral de "cacicada para eliminar las voces críticas que tanto le molestan". La socialista replicó con astucia al popular saliendo en defensa de la honorabilidad de los miembros del Consultivo y recordó que en el Consejo de Estado, equivalente nacional del órgano andaluz, también ha habido siempre nombres del PP.

Muchos asistentes al Pleno debieron tener la sensación de que la oposición no es capaz de ganar ni siquiera aquellas batallas que en teoría están más bien chupadas porque el Gobierno ha dejado al descubierto demasiados flancos difíciles de defender.

Una escena de familia

Con el líder de Ciudadanos, Juan Marín, la faena no fue tan facilona como en otras ocasiones pero tampoco su socio de investidura salió al ruedo a acorralarla en sentido estricto. Se dice que a Marín le aprietan los suyos y eso lo obliga a él a apretarle al PSOE. Puede.

El portavoz naranja aconsejó paternalmente a la presidenta que hablara más con los portavoces de la oposición y luego le recordó que quedan leyes importantes por aprobar –“tiene 365 días para demostrar si su crédito se va agotando o no”– si bien dejó claro que “no estamos en año electoral”.

En su respuesta, desgranada con el dulce tono de las buenas hijas, Díaz le trasladó a Marín su lealtad, al tiempo colocó de nuevo la novedad retórica del día que ya había utilizado con anterioridad: “Le agradezco que no le haga el juego a la esquina de la ansiedad”.

Leyes y decretos

El cruce de aceros con la líder de Podemos, Teresa Rodríguez, no llegó a ser bronco pero estuvo a punto. La dirigente morada se sentía sinceramente herida en lo más hondo por el fracaso parlamentario el día anterior de su proposición de ley de titulización de hipotecas: “Hoy nos ha costado saludarnos con los diputados de esta Cámara”. En su opinión, el PSOE había rechazado por razones espurias esa propuesta, pensada para dificultar los desahucios cuando el banco ha vendido la hipoteca reclamada a un fondo de titulización.

En su turno, Díaz se revolvió contra Rodríguez y Podemos por su “falta de solvencia” legislativa al “traer una ley que querían superponer a una que ya existe, sabiendo que estamos dispuestos a hacer incorporaciones en el decreto que desarrolle la actual ley”.

La luz y el frío

No obstante, el tema de la interpelación de Rodríguez no era ese sino la pobreza energética y “el frío que hace en las aulas y en los corazones de las familias andaluzas cuando ven la factura de la luz”, declamó con patetismo la dirigente de Podemos. El oligopolio eléctrico no favorece precisamente que baje la luz, argumentó razonablemente.

Díaz replicó recordando el dinero autonómico destinado a las familias en situación de pobreza energética y aludiendo, también razonablemente, a que se trataba de un problema nacional y europeo que excedía con mucho las capacidades de la Cámara andaluza. “El problema de fondo es el pelotazo energético del Gobierno”, remató con salero la presidenta.