La que hoy acaba ha sido una semana difícil para Podemos Andalucía, que vivió su momento más complicado el pasado día 29 cuando un comunicado de la corriente Anticapitalistas otorgaba un reconocimiento implícito pero inequívoco a la República Catalana y obligaba a Teresa Rodríguez, mediante otro comunicado ad hoc, a “desmarcarse” de modo fulminante de ese reconocimiento.

Riesgos y preguntas

¿Estaba rompiendo Rodríguez con su partido de siempre, hoy constituido formalmente como corriente de Podemos? ¿Empezaba de algún modo la líder andaluza a ‘dejar de ser anticapitalista’? ¿Estaba rebajando en algún grado su pureza izquierdista por cálculo electoral? Pocos contestarían afirmativamente a las dos primeras preguntas. En cuanto a la tercera…

Pero, al mismo tiempo, pocos negarían las convulsiones internas y los riesgos electorales que corre Podemos Andalucía en un territorio donde el unionismo es abrumadoramente mayoritario y donde la mera mención al reconocimiento de la singularidad a Cataluña despierta atávicos recelos en amplias masas de votantes de todo el espectro político.

Un comunicado de 61 líneas

Dos días después, el martes 31, se reunía el Consejo de Coordinación de Podemos Andalucía para despejar ambigüedades y clarificar su posición sobre Cataluña. ¿Lo conseguía? No del todo. De las 61 líneas del comunicado, solo dos, exactamente dos, eran las que dedicaba a cuestionar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y al presidente Carles Puigdemont: “La solución no es tampoco la huida hacia adelante de la DUI. Nuestro compromiso y nuestra sensibilidad no son con Puigdemont, personaje por el que no sentimos ninguna simpatía”.

De las 58 líneas restantes del comunicado, la mayor parte de ellas se dirigían contra el PP, el PSOE, 'el régimen del 78' o la aplicación del artículo 155, mientras que apenas media docena glosaban la apuesta morada por el diálogo y “el referéndum pactado como única solución a la crisis catalana”. La impresión inequívoca tras la lectura del comunicado es que Podemos Andalucía está no a medio camino, sino más cerca, mucho más cerca, de los planteamientos secesionistas que de los constitucionalistas.

¿DUI? ¿Qué DUI?

A la vista de interpretaciones periodísticas que enfatizaban el sesgo soberanista del comunicado de la ejecutiva, fuentes cercanas a Teresa Rodríguez admitieron en privado a EL PLURAL que tal vez pudieron haber “explicado mal” su posición, pero recalcaron que “Podemos Andalucía no acepta la DUI porque no tenía legalidad y sobre todo no tenía legitimidad”.

Es más, en opinión de esas fuentes “la DUI no es una realidad, mientras que el 155 sí lo es”, a lo que añadían que resulta incoherente que alguien pueda atribuirles que están defendiendo la DUI: “¿Cómo se puede defender la DUI y un referéndum pactado al mismo tiempo?”.

El mensaje y el mensajero

Sea como fuere, la formación morada no logra trasladar a sus votantes un mensaje unívoco sobre su posición exacta ante el desafío independentista promovido por la Generalitat y el Parlamento de Cataluña. Tal vez la dificultad resida en los matices de esa posición en un clima poco dispuesto a aceptarlos, o tal vez el problema esté en la propia ambigüedad del mensaje.

Es obvio que la dirección nacional de la formación morada no es favorable a la independencia de Cataluña, como no lo es tampoco Teresa Rodríguez, pero su defensa de la ‘autodeterminación de los pueblos de España’ los sitúa claramente en la misma órbita por donde desde hace años transita la nave nodriza del independentismo bautizada como ‘Derecho a decidir’.

¿Pero existen los ‘no alineados’?

Con esas credenciales, los empeños del partido morado para escapar a la dinámica de bloques y liderar una tercera vía, que podría denominarse de los ‘no alineados’, resultan baldíos.

¿Está Podemos jugando a nadar y guardar la ropa? Tal vez. ¿Juega en Cataluña con una baraja y en el resto de España con otra? No exactamente, y ahí está para demostrarlo la crisis interna que está desangrando a Podem por la apuesta de su todavía líder Albano Dante Fachín en favor de la independencia unilateral de Cataluña. Aun así, las calculadas ambigüedades de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no ayudan 

Si el objetivo estratégico de Podemos era ser identificado como el abanderado de esa tercera vía equidistante entre secesionistas y constitucionalistas, es obvio que no lo está consiguiendo. Teresa Rodríguez lo sospecha; de hecho, reconoce que la posición de su partido es "difícil de entender" y admite que "muchas voces" coinciden en que Podemos no ha sabido explicar bien la propuesta que defiende para Cataluña: un referéndum pactado, de carácter consultivo y no vinculante.