La coordinadora de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez (Rota, 1981) está más bien enfadada con el modo en que sus compañeros Pablo Iglesias e Íñigo Errejón vienen gestionando sus diferencias políticas y "dando artillería al adversario", pero no identifica ese espectáculo que tanto le disgusta con una mera pelea de 'machos alfa' por la ocupación del territorio. Rodríguez ve el fiero combate de los dos líderes como la consecuencia de un desenfoque: el de pensar que Podemos es, sobre todo, el invento de un equipo fundacional de profesores de la Complutense. "Podemos es de los miles de círculos, no de ellos", reflexiona en esta entrevista la líder de Podemos y referente institucional de la corriente Anticapitalistas.  

¿Tiene un pronóstico de cómo acabará Vistalegre II?

No, nunca lo tengo en estas cosas, ni en las elecciones ni en procesos internos.

¿Quién hará las listas andaluzas: las hará Madrid o las harán Sevilla, Málaga, Huelva…?

Nuestra decisión es que las hagan Sevilla, Málaga.. o los municipios en su caso. A nadie se le ocurriría que yo hiciera las listas de los 800 municipios de Andalucía para las municipales. 


Pero si ganan los documentos que defiende Pablo Iglesias esa descentralización andaluza no tendrá luz verde. ¿Habría salida en ese caso?

Tendrá que haber salida sí o sí: las decisiones asamblearias están por encima de las decisiones de los dirigentes. 


¿A qué partido se parece más el modelo organizativo que Andalucía plantea?

No se parece exactamente a ninguno. Nosotros defendemos las primarias sin vetos ni avales de ningún tipo, sin intermediarios.


¿Ese modelo no puede convertir el proceso de selección de candidatos en una caja de bombas? ¿No existe ese riesgo?

¿Y no hay riesgo en que se decidan las 52 listas en Madrid, sin conocer el territorio? Entiendo que cuanto más se baje, más fácil es el control colectivo. 


¿Usted ve viable que un secretario general gestione un programa, un modelo organizativo o un equipo que no es el suyo?

Yo creo que las personas con responsabilidad orgánica o institucional debemos dispositivas, no solo de lo que pensamos o entendemos, sino del resultado de determinados debates. El documento político aprobado en la Asamblea Andaluza no era todo mío, tenía cambios sobre mis propuestas iniciales.

¿Usted se habría puesto al frente de Podemos Andalucía si el modelo de partido ganador hubiera sido el de Carmen Lizárraga, opositora suya en las primarias?

Si tuviéramos un procedimiento más sensato, no solo deberíamos descartar las candidaturas plancha, también tendríamos que descartar los documentos plancha.


¿Pero no es algo confuso que se voten por separado documentos, equipos y líder y que, al mismo tiempo, el líder diga que si sus papeles son derrotados él se marcha?

Yo no soy partidaria de dar ese tipo de ultimátum antes de una votación, porque viene a ser una especie de chantaje emocional. Hacerlo no me parece responsable con los inscritos e inscritas. 


Usted plantea que los líderes deben ser dispositivos, pero también son humanos y parece pedirles demasiado que encabecen algo en lo que no creen…

Cuando fue la Asamblea Andaluza vi que podía salir un Consejo Ciudadano de signo contrario a mí. En ese caso, como coordinadora regional yo también me habría planteado dar un paso atrás, pero nunca lo habría dicho antes de la votación.


¿Ve a Pablo Iglesias ejerciendo un liderazgo no presidencialista?

Yo creo que los formatos presidencialistas nos debilitan. Los liderazgos fuertes nos dieron mucha fuerza en un momento inicial, pero ahora ya hay un protagonismo colectivo en Podemos y debemos dejarlos atrás. 


¿Pero es operativo, aunque sea solo en términos mediáticos, un partido sin una cara identificable y potente?

Recordemos que el acontecimiento que hizo cambiar el sentido común de este país fue de un anonimato absoluto. Fue el 15M, ¿y quién lideraba el 15M? Nadie. Ahora hay que transitar hacia un liderazgo colectivo que nos haga más fuertes. Y esa es una decisión consciente de toda la organización.

¿De toda? ¿De Pablo Iglesias también?

De Pablo también, por supuesto.


¿Sigue mosqueada con las ‘peleítas’ de los de Madrid o ya no?

Cada vez más, y es que conforme se aproximaba el congreso se han ido volando puentes que luego serán muy necesarios para configurar una dirección.


¿Cuál es su diagnóstico de por qué se ha llegado tan lejos en esas fricciones personales tan visibles?

Creo que hay un pecado original, que es tratar de escribir la historia de Podemos como creación de un equipo fundacional, esa famosa foto del equipo fundacional de Podemos.


Pero ese equipo existió.

Vale, parte de Podemos guardaba relación con ese equipo fundacional, pero hay otra realidad, que es la de miles de círculos que se construyeron en todas partes, sin preguntarle a nadie. Esa auto organización es nuestra verdadera fuerza. 


¿Y no se les está teniendo en cuenta?

Cuando llegan y se hacen la foto diciendo que ese grupo de profesores de la Complutense son los fundadores de Podemos, se está faltando al respeto a quienes han estado construyendo Podemos desde el primer día. Quienes estaban en esa habitación se sienten propietarios de Podemos y el proyecto de Podemos no es suyo. 


¿Pero puede ser eficaz un partido basado en el modelo organizativo del 15M, que consistía precisamente en no tener modelo organizativo?

No es que nos tengamos que organizar como el 15M, pero tenemos que aprender muchas cosas del 15M. Las leyes más maravillosas que podamos legislar no se cumplirán por abajo si no hay una correlación de fuerzas movilizadas que haga posible ese cumplimiento.


¿Pero eso no requiere una especie de estado de movilización perpetua de la ciudadanía?

Depende de cómo visualicemos esa movilización continua. Yo no estoy pensando en que diariamente haya manifestaciones o huelgas, estoy pensando en recuperar la participación cotidiana, vecinal, sindical, cercana. 


¿A cuál de las otras dos corrientes del congreso se siente usted más cercana?

En lo organizativo Íñigo tiene planteamientos muy positivos (que antes no tenía), pero en lo programático plantea renuncias que creo que no deberíamos hacer. Y la plataforma de Pablo recupera el primer Podemos impugnatorio, renta básica, deuda, eléctricas, etc., pero el modelo organizativo de Pablo no se corresponde con esta sociedad.


Errejón dice que con el planteamiento de Pablo Podemos nunca será primera fuerza.

Como no seremos nunca la primera fuerza es con la fea costumbre de utilizar los medios de comunicación como barricada interna. El principal aspecto de desafección ahora con Podemos no es un viraje a la izquierda o la derecha o una crisis estratégica, es haber dado mucha artillería al adversario. 


Cuando se definen como transversales, ¿están haciendo trampa en el sentido de que al izquierdismo le llaman transversalidad para no espantar votantes?

Yo creo que como resultado de eso que piensan algunos de que somos un experimento universitario de la Complutense, a veces nos hacemos más pajas mentales de la cuenta, y lo digo abiertamente: me parece que es más difícil de entender para la gente decirle que somos un partido transversal que decirle somos un partido con un programa abiertamente de izquierdas, pero es que tampoco hace falta que lo digamos, ni que lo pongamos por delante.

 

¿Mejor de izquierdas que transversales?

Todos los que estamos de acuerdo en cómo superar la crisis tenemos sitio en Podemos. No hace falta andarse con tantas disquisiciones urbanitas y universitarias, las cosas son más sencillas…


La veo bastante reticente con Madrid, la Complutense, los fundadores…

Es que es la única realidad que aparece de Podemos y eso no es cierto. La clave para ganar es dejar de una vez de aparecer como los niños pijos universitarios de clase media de Madrid, dicho con todo el cariño, ya que ni son todos pijos ni universitarios ni de Madrid, pero esa imagen que se proyecta hace que se nos cierren las puertas de mucha gente.