Vivimos en los tiempos de la información. Nos llueve desde todos los lados y es imposible abstraerse. Por eso condesar es cada vez más importante. Parece como si nadie tuviera tiempo, y menos interés, en sentarse tranquilamente a leer un texto de 3000 palabras. Tranquilos, este tiene alrededor de 300.

Microblogging

El caso es que en este entorno nació, creció, se desarrolló y triunfó Twitter. La red social que se anunció como un espacio de microblogging. Basó su éxito en el carácter breve de sus post. Máximo 140 caracteres. Según su creador, Jack Dorsey, el célebre @jack, la imposición de 140 caracteres esta inspirada en los SMS. Aquel vetusto ya medio de comunicación que nos obligó a no solo reducir nuestros mensajes, sino a acortar las propias palabras. El embrión de ese lenguaje ininteligible que todavía hoy usamos. Ahora resulta que la red social va a ampliar el límite de caracteres. Los va a doblar exactamente. Va a permitir, de momento a algunos usuarios afortunados, escribir tuits de 280 caracteres.

De la frase al párrafo

Pero lo de afortunados habrá que verlo. Estamos hablando de un espacio donde los usuarios llevan casi 10 años acostumbrados a leer telegramas. Ahora se les obliga a tragar párrafos. Y la verdad, puede que muchos no estén dispuestos a semejante esfuerzo. Solo imaginarse el timeline con tanto texto marea. Además, dado que en los últimos tiempos, el problema de Twitter no es la brevedad del texto, sino los trolls muchos piensan que esto solo servirá para que la gente tenga más espacio para insultar. Pero en el fondo subyace la continua búsqueda de Twitter por sobrevivir. Por encontrar su espacio, dado que se mantiene estancada, incluso en retroceso, mientras su espejo, Facebook continua creciendo y creciendo, no solo en usuarios. También en influencia, en posibilidades y en volumen. El problema es que si Twitter sigue su camino hasta convertirse en Facebook, parece una estrategia problemática.