Siempre que hablamos de extraterrestres haciendo contacto con nosotros, pensamos en grandes naves que se posan sobre el planeta. O que se quedan suspendidas sobre el cielo. En seres de diferentes formas que bajan de las naves. Y que o quieren ser nuestros amigos o nos atacan.

Ráfagas Rápidas de Radio

Pero lo cierto es que es mucho más lógico pensar que el primer contacto con inteligencias de otros planetas no se producirá así. Lo más seguro es que ese contacto se realice a través de la comunicación. De algún tipo de señal que seamos capaces de detectar. Otra cosa será que tengamos la posibilidad de descifrarlas. El hecho es que desde hace más de una década estamos detectado una fuerte señal de radio. Es lo que los científicos denominan Ráfagas Rápidas de Radio (o FRB, por las siglas en inglés de Fast Radio Burst). Las FRB son pulsos que duran milisegundos. Además, son una gran descarga de energía, aproximadamente 500 veces la energía de nuestro Sol. Se venían observando desde 2001, pero no fue hasta 2007 cuando se detectaron con certeza en el radiotelescopio de Parkes, Australia.

Más allá de la Vía Láctea

Desde entonces, los científicos de devanan los sesos tratando de identificar y localizar las señales. Y por fin han conseguido esto último. Desde 2012 se ha repetido esta ráfaga en seis ocasiones hasta 2016. Con estos datos, el gran Observatorio Arecibo de Puerto Rico pudieron trazar el origen en el Cosmos. Los datos han permitido descartar que las ondas de radio procedan de la Vía Láctea. En concreto, han ubicado el origen en una galaxia enana a 2.500 millones de años luz de la Tierra. Los resultados del estudio acaban de publicarse en Nature. Sin embargo, estos mismos científicos han echado un jarro de agua fría a nuestras esperanzas de que estas señales fuesen algún tipo de emisión radiofónica alienígena. Al parecer, una galaxia enana es el hábitat ideal para la formación de estrellas supermasivas. Y los restos de estas estrellas pueden ser el origen de esta fuente de radio. Otro origen puede ser un agujero negro que genere las ondas al tragar nubes de gas. El caso es que parece que una vez más nos vamos a quedar con las ganas de encontrar por fin una señal de vida inteligente en otros planetas.