No sabemos nada. No lo pensamos, pero la gran parte de nuestra historia es una enorme agujero negro. La única información que tenemos es de, más o menos, los últimos 4.000 años. Pero llevamos por aquí dando guerra más de 70.000. ¿Qué pasó durante ese tiempo? A saber. Los científicos elucubran y de vez en cuando nos informan de algún hallazgo.

Registro en Gobekli Tepe

La pasada semana nos dieron una noticia sorprendente. Hace 12.000 años un meteorito cayó sobre la Tierra y provocó una mini edad de hielo. Mini en términos geológicos, porque duró cerca de 1.000 años. Lo sorprendente es la fuente de la que han obtenido ese dato. Nada menos que de una de las enormes estelas de Gobekli Tepe, descubiertas en 1995 en Turquía. Ya el origen de la información tiene tela. Gobekli Tepe es el primer templo creado por el hombre. O al menos, el más antiguo que ha llegado hasta nuestros días. Tiene aproximadamente 10.000 años. Es decir, nada menos que 7.000 años más que las Pirámides. Los expertos siguen si tener muy claro cómo diferentes grupos de cazadores-recolectores se pusieron de acuerdo para acarrear piedras de varias toneladas y colocarlas en círculo.

Cambios en las constelaciones

En estas estelas hay diferentes relieves. Animales y flora de aquella era. En uno de esos pilares, la conocida como columna del Buitre los investigadores creen haber encontrado el relato de cómo un gran meteorito cayó sobre la Tierra. Al parecer, ciertos animales se corresponden con diferentes constelaciones. Y en la estela se habrían grabado los cambios que se produjeron en el cielo a causa de un impacto que alteró el eje de rotación terrestre. Otro símbolo, un circulo remarcado por un semicírculo en su parte inferior, correspondería a la figura del cometa cayendo, según los expertos.

Reflejo en Groelandia

Estos datos concuerdan con registros geológicos recabados en bloques de hielo de Groelandia. Hay se ha encontrado un estrato que podría concordar con esta edad de hielo reducida de tan solo un milenio. Qué otras sorpresas nos pueden deparar las estelas de Gobekli Tepe. Si ya solo su existencia ha supuesto una revolución en nuestra noción de los antiguos humanos.