En el año 326 antes de Cristo, los ejércitos de Alejandro Magno llegaron lo más lejos que un imperio jamás había conseguido llegar. El guerrero macedonio se plantó en la orilla del río Indo. En su camino había logrado vencer a tebanos, atenienses, persas y egipcios. Pero al llegar a aquellas tierras se encontró con unos extraños guerreros. Desde las copas de los árboles, esos hombres peludos y pelirrojos, les lanzaban piedras y frutos. Saltaban de rama en rama con extraordinaria habilidad. Su tamaño era el de un humano, pero sus extremidades eran muy distintas. Alejandro comenzó a luchar contra aquellos “hombres de la selva”. Fue la primera vez que el orangután tuvo que temer a los seres humanos.

Un 97% humanos

Desde entonces, poco han cambiado las cosas para estos espectaculares animales. Ni siquiera su cercanía genética a los humanos, con una afinidad del 97%, ni su aspecto que incluso confundió al emperador dios, les han salvado. La última gran amenaza es la radical desaparición de su hábitat. Los orangutanes viven en las frondosas junglas del sudeste asiático, en las que forman pequeñas comunidades. Sin embargo, este entorno está siendo rápidamente devastado. La razón es el creciente negocio de producción de aceite de palma. Extensiones de miles de hectáreas de jungla están siendo incendiadas o taladas para establecer cultivos de palma.

60 orangutanes asistidos en una semana

La situación es especialmente grave en Indonesia, o mejor dicho, en la región que este país controla de la isla de Borneo. Desde 1973, un tercio de la selva ha desaparecido. Solamente el verano pasado, ardieron 1,6 millones de hectáreas de jungla. Las asociaciones conservacionistas de la zona como International Animal Rescue recogieron en una semana más de 60 orangutanes heridos o hambrientos. Tras los incendios o la tala, la extensión de selva se dedica al cultivo de palma. El aceite de palma es el maná moderno y se usa en productos de todo tipo, desde alimentos a artículos de higiene, incluso para biocombustibles. Y, por cierto, es perjudicial para la salud.

Desaparecidos en 10 años

Pero más lo es para los orangutanes. Se estima que en la actualidad hay menos de 45.000 orangutanes en Borneo. En Sumatra su número no supera los 7.000. Los expertos estiman que a este ritmo de destrucción de los ecosistemas, los orangutanes habrán desaparecido de Borneo en 10 años. Y esta isla es el último reducto de este primate. Además de la destrucción de su hábitat, la caza furtiva de crías para el mercado negro es otra de las amenazas. Sobre todo porque esta caza siempre implica la muerte de, al menos, la madre de la cría. Por eso, han surgido diferentes iniciativas para salvar al orangután. Pero, sobre todo, para salvar la jungla tropical en la que vive.