Hace unos días, la muerte del oso polar Arturo en el Ecoparque de Mendoza en Argentina desató la polémica. En realidad, las condiciones en las que el zoo mantenía al animal, en un espacio pequeño de cemento, con una piscina de agua estancada y a altísimas temperaturas, habían convertido a Arturo en un símbolo del maltrato animal incluso antes de su fallecimiento.

Un zoo entre tiendas

Ahora, otros dos individuos de la especie saltan de nuevo a la actualidad por parecidos motivos. El pasado enero abrió en la ciudad china de Guangzhou un peculiar centro comercial. Dentro de la línea de innovar en estos espacios para atraer más público, el Grandview Aquarium de Guangzhou se presentó como una mezcla de centro de compras y zoo. En su pasillos, los visitantes pueden adquirir la última moda o los nuevos avances tecnológicos, mientras se hacen selfies con distintas criaturas animales. Además de las parejas de osos polares, el establecimiento también cuenta con tres morsas, lobos nivales, ballenas beluga e incluso un tiburón ballena.

Efecto inverso

Sin embargo, lo que se pretendía un reclamo comercial y una viralización del lugar a través de las fotos compartidas por los clientes, se ha vuelto en contra de la empresa propietaria. Las pequeñas celdas en las que están encerrados los animales, las pésimas condiciones de los acuarios y el estrés del público que pasa antes ellos constantemente, ha llamado la atención no solo de las organizaciones conservacionistas chinas, si no también del público sensible a la situación de los animales.

Campaña en contra

Así, la organización ecologista Animals Asia ha emprendido una campaña que pide el cierre del centro comercial y miles de fotos de ciudadanos anónimos han llenados las redes sociales con imágenes que denuncian la situación de los animales allí exhibidos. Los responsables de Grandview Aquarium se han defendido asegurando que su intención es popularizar y dar a conocer estas especies acercándolas al público y que los animales cuentan con instalaciones adecuadas y un equipo veterinario que controla la salud de los especímenes encerrados. Para corroborar sus argumentos, han descrito el acuarios donde se encuentra el tiburón ballena, de 44 metros de largo y 8 de alto, uno de los mayores de China, según los portavoces del centro. Las autoridades chinas han abierto una investigación. El Departamento de Pesca y Océanos de la ciudad de Guangzhou ha solicitado información sobre las instalaciones y la forma en la que los animales son transportados, al haber evidencias de la muerte de algunos ejemplares al ser llevados al acuario.