Los gobiernos siguen "parcialmente ciegos, no totalmente", ante la situación de los niños sirios, que "están involucrados en el conflicto. No tienen armas en las manos ni están en la guerra, pero ni siquiera pueden ser niños. Todos los niños del mundo tienen el derecho de disfrutar de su infancia. Ahí es donde estamos fallando". Son palabras de Siddhartha Kaul, presidente mundial de Aldeas Infantiles SOS, que el pasado viernes recogió el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016, en la rueda de prensa previa a la ceremonia, en el Hotel La Reconquista, en la que también recordó que hay en el mundo más de 220 millones de niños en situación de total desamparo. Pedro Puig Pérez, presidente ejecutivo de Aldeas Infantiles España, acompañó a Kaul y lamentó que en España uno de cada tres menores de 16 años viva en riesgo de pobreza, y ha reivindicado la campaña de reuniones con partidos políticos realizada por la ONG que lidera para pedir que se incluya en los programas electorales un Pacto Por la Infancia, que contemple un fondo económico de reserva para atender a la infancia en tiempos de crisis, el aumento de 24 a 100 euros por niño y mes de la ayuda por niños a cargo para familias con menos de 17.000 euros de ingresos anuales, y una ley específica centrada en la violencia contra los niños, tanto en el ámbito familiar como en el escolar.

Una historia de más de 60 años

Aldeas Infantiles SOS es una organización internacional, privada, de ayuda a la infancia, sin ánimo de lucro, interconfesional e independiente de toda orientación política, fundada en 1949 en Austria, y con presencia en 134 países. Es miembro de la UNESCO y asesor del Consejo Económico y Social de la ONU. “Protegemos a los niños que se han visto privados del cuidado parental, y les brindamos un entorno familiar protector en el que puedan crecer sintiéndose queridos y respetados”, indica la ONG en su web. “Atendemos el desarrollo del niño hasta que llega a ser una persona autosuficiente y bien integrada en la sociedad. Trabajamos para fortalecer a las familias vulnerables, de modo que puedan atender adecuadamente a sus hijos. Acompañamos a los jóvenes en su proceso de maduración e independencia”, añade.