Si hay algo que caracteriza a los seguidores de las conspiranioas como los chemtrails, es que son inasequibles al desaliento. Es más, cada nuevo estudio científico o histórico que niega sus delirios es interpretado como un ejemplo más del sistema orquestado que trata de ocultar la realidad que solo ellos conocen, como iluminados frente a la masa aborregada.

Chemtrails o contrails

Una de las teorías conspirativas más extendida desde hace unos años es la de los chemtrails o contrails. Según esta hipótesis, tesis para sus adeptos, oscuras organizaciones supranacionales están fumigando los cielos de todo el mundo con el fin de: a) Extender enfermedades para favorecer a los todopoderosos laboratorios farmacéuticos; b) Propagar raras sustancias que facilitan el control de la población y c) Alterar el clima y el estado de la atmósfera para provocar sequías o diluvios a voluntad.

Encuesta entre expertos

Ahora, los investigadores Christine Shearer y Steven Davis, de la universidad de California en Invine, han sondeado la opinión de los científicos sobre el asunto. Para ello han preguntado a 77 especialistas en química atmosférica, expertos en condensación, y geoquímicos que trabajan en concentraciones atmosféricas de polvo y polución. El resultado es que 76 de ellos niegan la posibilidad de alterar las condiciones atmosféricas o de rociar efectivamente a la población mediante el lanzamiento de sustancias desde aviones. Es curioso comprobar cómo hay un científico que admite la posibilidad defendida por los partidarios de la teoría de las chemtrails, lo que supone un porcentaje similar a los dentistas que recomiendan a sus pacientes chicles con azúcar. Los científicos consultados aprovecharon para recordar que las nubes de condensación de los aviones son un fenómeno físico muy bien conocido, resultado de la formación de cristales de hielo cuando el aire caliente sale de las toberas de los aviones y se enfría rápidamente en las bajas presiones atmosféricas. Ni rastro de las altas concentraciones de estroncio, aluminio y bario que los conspiranoicos aseguran han sido detectadas en las estelas.

17 de cada 100 lo creen

Lo que está por ver es si esta encuesta servirá para algo. Que los expertos consultados sean eminencias pertenecientes a instituciones independientes como el Instituto Max Planck de Meteorología de Hamburgo o el Imperial Collage de Londres no parece que sea algo relevante para el 17% de la población de los países industrializados, esos en los que sus habitantes tienen mucho tiempo libre, que creen fervientemente en organizaciones clandestinas que nos están rociando con veneno desde el cielo. Como si la perfectamente contrastada contaminación atmosférica no fuera suficiente.