Cuando hablamos de contaminación, inmediatamente nos vienen a la cabeza imágenes de amenazadores cielos grises de polución o bancos de bolsas de plástico y espumas de metales en el océanos. Pero pocas veces nos paramos a pensar que el suelo que pisamos, sobre el que vivimos y plantamos nuestros alimentos, esté altamente contaminado, tal y como sucede en China.

El 20% del suelo cultivable, contaminado

El país asiático presenta números preocupantes. La ONG Institute of Public Environmental Affairs (IPE) que opera para señalar la contaminación producida por las fábricas chinas estima que nada menos que el 16% del suelo del país está altamente contaminado. “La polución del aire acaba en muchas ocasiones en el suelo empujada por la gravedad o por las lluvias. Metales pesados y otras partículas tóxicas se depositan en las plantas y en las cosechas”, denuncia desde la institución. Más preocupante es que el propio Ministerio de Recursos naturales y de la Tierra estime que casi el 20% del suelo cultivable esté contaminado y que existan tres millones de hectáreas en las que está prohibido sembrar.

Una escuela sobre un vertedero

Pero no se trata de una cuestión que solo tenga repercusión a medio o largo plazo. El pasado mes de abril, más de 500 niños de una escuela de Changzhou, al este de China, enfermaron de gravedad al empezar las clases en un nuevo edificio. Algunos de ellos desarrollaron leucemia al donde con anterioridad se había asentado un vertedero químico.

El Banco Mundial interviene

Las autoridades chinas han comenzado a tomar medidas, sobre todo tras ser apremiadas por el Banco Mundial, que estima en 217.000 millones de euros anuales, los gastos generados por problemas sanitarios y muertes prematuras. La organización internacional pone el foco en la planificación de los nuevos desarrollos urbanísticos, el gran reto para un país en el que viven ya 1.300 millones de personas, con una crecimiento acelerado de la población y un intenso éxodo desde las áreas rurales a las urbes, donde la actividad humana genera enormes bolsas de contaminación.