El segundo estado en número de delegados ha dejado esta noche las cosas más que claras de cara a la carrera por la Casa Blanca. Nueva York, como se esperaba, ha confirmado a los dos favoritos para ganar la nominación republicana y demócrata.

El polémico magnate republicano, Donald Trump ha cosechado una holgada victoria en Nueva York, su propio estado, imponiéndose con amplio margen del 60,1% de los votos y empujando a la tercera plaza a su principal rival, el senador ultraconservador Ted Cruz, que fue superado por el tercer candidato republicano, el gobernador de Ohio John Kasich, que obtuvo el 25.2% de los votos.

Aviso ante la convención

Trump, a sabiendas de que no alcanzará el número de delegados necesarios para una nominación directa, 1237 en el caso republicano, ya ha advertido que no será "justo" que si llega a la convención del partido con mayor número de delegados que sus rivales no sea el elegido.

"Vamos a llegar a la convención como vencedores en número de delegados, ganados justamente con votos. Nadie debería aceptar delegados que no ha conseguido él mismo, como yo", ha avisado el magnate desde el lobby de la Torre Trump que posee en la Quinta avenida de Nueva York, y ante el temor a que desde la maquinaria del partido se le intente quitar la nominación.

Hillary, en casa

Por el lado demócrata, también jugaba en casa Hillary Clinton, que fue senadora por Nueva York entre 2001 y 2009. Aunque, al contrario que Trump, la exprimera dama ha tenido tensión hasta última hora de un reñido encuentro y, con más del 90% del voto escrutado, ha conseguido el 57,6% de los votos imponiéndose al socialista y nacido en Brooklyn, Bernie Sanders, que obtuvo el 42.4% de los apoyos.

Hillary Clinton, durante la celebración de su victoria en las primarias de Nueva York - EFE 

Aunque Sanders consiguió movilizar a buena parte de los votantes más jóvenes, Clinton consiguió hacerse con el voto clave en un estado tan diverso como Nueva York, esto es, mujeres, hispanos y afroamericanos.

Queda muy poco

Esta larga carrera por las nominaciones a la Casa Blanca parece que llega a su fin. Ya solo quedan dos estados ‘grandes’ donde los candidatos que no van en cabeza, aunque muy difícilmente, podrían ponérselo difícil a los favoritos.

En previsión de su derrota y sabiendo que en el proceso político más seguido en el mundo el tiempo es oro, Bernie Sanders no siguió el recuento en Nueva York y se fue directo al siguiente estado grande, Pensilvania, donde se votará a finales de abril. Tras él solo quedará la gran California el día 7 de junio y, quién sabe, unas siempre impredecibles convenciones republicana y demócrata.