Este miércoles varios medios de comunicación anunciaban en portada que el pacto entre PSOE y Podemos para investir a Pedro Sánchez Presidente del Gobierno comenzaba a tomar forma, se abría paso o se consolidaba. Lo curioso es que, según ha podido saber ELPLURAL.COM, a día de hoy no han comenzado las negociaciones entre ambos partidos y ni siquiera el líder socialista y Pablo Iglesias han hablado por teléfono del asunto. ¿Quién filtró y por qué que el pacto estaba ya casi cerrado? Toda filtración periodística tiene un objetivo y en este caso beneficia claramente a Pedro Sánchez. No obstante, aunque a día de hoy ambos partidos no han empezado a negociar, en ambas formaciones han manifestado a este medio que lo harán.

Tras hablar con el Rey
Las fuentes consultadas señalan que “lo previsible” es que Pedro Sánchez llame a Pablo Iglesias “después de verse con el Rey”, a quien transmitirá que, si Mariano Rajoy no consigue ser investido, él dará el paso. Por tanto, no hay ningún tipo de negociación sobre un pacto de Gobierno a esta hora, pero habrá negociaciones y se iniciarán previsiblemente este mismo viernes o este fin de semana.

Frenar a los barones
Pedro Sánchez debe cumplir lo aprobado por el Comité Federal, máximo órgano de gobierno del PSOE entre congresos. El último comité federal aprobó que el PSOE no puede pactar ni con el PP ni con ningún partido que contemple en su programa el derecho de autodeterminación. El próximo 30 de enero se celebrará otro comité federal que debe convocar la fecha del congreso ordinario, un congreso que se debió convocar para febrero cumpliendo los estatutos del partido pero que la ejecutiva de Sánchez consiguió retrasar.

Es obvio que el actual líder de los socialistas necesita llegar al comité federal del 30 de enero con la sensación instalada en los militantes y en la opinión pública de que puede ser Presidente del Gobierno, algo de lo que Sánchez está totalmente convencido. Filtrar que el pacto está casi hecho, aunque ni siquiera se hayan sentado a hablar, tiene por tanto todo el sentido cuando además las franquicias de Podemos empiezan a difuminar las líneas rojas.

Pasos previos
Mientras Pablo Iglesias compareció en rueda de prensa al día siguiente de las elecciones marcando líneas rojas para un acuerdo de Gobierno, Pedro Sánchez salió con un único mensaje: estoy dispuesto a que haya un gobierno “de cambio”. Sin condiciones. Se las puso después el comité federal.
A partir de ahí consigue colocar a Patxi López de presidente del Congreso, aunque la mayoría de la mesa la tiene la derecha (PP y Ciudadanos). Aunque el cabreo de Pablo Iglesias es mayúsculo y casi dan por rotos los puentes con los socialistas porque no consiguen 4 grupos parlamentarios, los de Podemos saben que no pueden dar un portazo al PSOE sin haber negociado.
Sánchez necesita el voto a favor de Podemos, el del PNV parece que ya lo tiene, y el regalo de dos senadores a Esquerra y otros dos a la antigua CiU tiene como único obtuvo conseguir, como mínimo, la abstención de ambos partidos en el debate de investidura de Sánchez.

Los errores de Podemos
Pablo Iglesias fue el primer líder en salir (tan solo doce horas después de conocerse el resultado electoral) y sorprendió porque fue el primero en poner líneas rojas, cinco concretamente, las más destacadas el referéndum en Cataluña y la reforma constitucional. No puso el eje en lo social. Ante la sorpresa, pocos días después Iglesias concedía varias entrevistas para aclarar que lo importante seguí siendo la agenda social e intentaron reafirmarlo presentando su famosa “ley 25”. Pero ya ha quedado grabado. Iglesias sentenció que el referéndum catalán era una condición “imprescindible” y eso puede perjudicarle de cara a una repetición de elecciones.
Quizá por eso a lo largo de esta semana ha habido matizaciones, como por ejemplo Íñigo Errejón asegurando que ello no ponía ninguna línea roja (argumento increíble), pero las más importantes han venido de las franquicias de Podemos en Cataluña y Valencia. Mónica Oltra fue la más clara al asegurar que la celebración del referéndum en Cataluña no podía ser el obstáculo para conseguir un gobierno de izquierdas en España y, Ada Colau, la artífice de la exigencia, matizó en una entrevista en Vanity Fair que “no había líneas rojas”.

Con esto precedentes resultaba perfectamente creíble que este miércoles se diera por hecho un pacto que se ve probable, pero sobre el que todavía no se ha empezado a negociar.
En Ferraz han sido hábiles, filtrando que el pacto estaba en el horno quieren volver a doblarle el brazo a los barones y retrasar el congreso y, lo más importante, colocan la pelota en el tejado de Podemos. ¿Podrán explicar los de la formación morada que no hay un gobierno de izquierdas en España porque los socialistas les han negado 4 grupos parlamentarios y porque no aceptan el referéndum catalán? No, no se puede.