Yoel es el verdadero guardián de la revolución cubana. Su retrato no preside plazas y no ilustra la cartelería con la propaganda oficial, pero en su resistencia diaria reside la verdadera capacidad de un pueblo para sobreponerse a las adversidades que se cruzan en su camino. Su conversación no es la suma de otras, ni está regada con quejas sobre la mala suerte. Disfruta a su manera por haber conseguido la meta del día; el objetivo que se propuso al salir de su casa esa mañana dando pedales hacia otra jornada de incertidumbre por delante. Contagia esa alegría por tan poco, o tanto, al turista acomodado que ya no encuentra la felicidad pese a tener dos coches en el garaje y el adosado medio pagado. El revolucionario Yoel guarda la revolución en una sonrisa sincera. Sentida. Un bien del que comenzamos a estar escasos en esta España nuestra, o de quién la tenga en propiedad. Necesitamos más revolucionarios como Yoel. No vengan a Cuba a por ron o puros. Hay productos mucho mejores. Llévense en la maleta la ideología del luchador del bici-taxi, y cuenten su historia. El icono de su fotografía junto a su medio de vida inspira mucho más que la evocación de los viejos héroes nacionales y sus victorias.
Ion Antolín Llorente es periodista especializado en comunicación corporativa y política
En Twitter @ionantolin