Tras el éxito incontestable de la última gran producción de J. A. Bayona, ‘La sociedad de la nieve’, por primera vez en años, Los Strauch se sentaron reunidos junto a Jordi Évole para rememorar aquel imborrable episodio de sus vidas: el accidente de los Andes.

Con motivo de la película, que va en camino de hacerse con un Óscar a Mejor Película de Habla No Inglesa el próximo 10 de marzo, los protagonistas de la verdadera historia -Adolfo ‘Fito’, Daniel y Eduardo- que inspiró el éxito cinematográfico dejaron impactados a los espectadores de ‘Lo de Évole’ con sus reflexiones.

“A mí, diez años después del accidente, que ya estamos cada cual, con su vida, me llama uno de los supervivientes y me dice: 'Fito, daría cualquier por cosa por estar una noche más allá arriba'. Él la estaba pasando medio mal, pero estaba añorando. Yo le dije: 'Pero estás loco. Volver allá arriba de vuelta, a pasarlo espantoso con frío'”, contó ‘Fito’. “Daría cualquier cosa por estar una noche de vuelta ahi, qué es lo que me estaba diciendo es ese estado de comunicación e integración que vivimos ahí”, añadió en el programa de laSexta.

Y es que fue una de las preguntas más cargadas de curiosidad que formuló el periodista: ¿No sufrieron síndrome de Estocolmo? La nostalgia y el arraigo que dijeron sufrir se debió al poder que influyó sobre ellos la propia montaña. “Es rarísimo porque empecé un periodo largo de felicidad absoluta, pero sentía nostalgia por todo lo que dejamos. Creamos una sociedad de la nada y mi mente nunca fue tan libre como allí”, señaló, por su parte, Eduardo Strauch.

Sobre el canibalismo para sobrevivir

Una de las partes más impactantes, y más que verídica, que refleja el filme de Bayona es cómo los supervivientes del accidente, cautivos en mitad de los Andes, tuvieron que recurrir al canibalismo de aquellos viajeros que fallecieron en el impacto para sobrevivir.

Tras superar los primeros días alimentándose de “una chocolatina, una galletita y un mejillón”, ‘Fito’ tuvo una idea por la que creyó que se había vuelto “medio loco”. No obstante, Daniel pensó lo mismo. “Costó convencer a muchos, pero fue muy conmovedor porque nos ofrecimos unos a otros”, destacaron en la entrevista. “Tú, cuando vas a tomar un cuerpo, no le pediste permiso de si podías alimentarte de ese cuerpo, y eso era un tabú que nos dolía a todos”, reconoció ‘Fito’, pero era algo necesario que había que romper.

Fue en aquel momento cuando contaron cómo salió del avión, se hizo con un vidrio de una botella y comenzó a desquebrajar uno de los cuerpos: “Corté la piel de la nalga y ahí probamos”, recordó, señalando que intentaron restarle importancia a la crudeza de lo que estaban haciendo con decir que sabía “como jamón crudo sin sal”.

“Lo increíble del ser humano es que a los pocos días era como comer pollo. No tuve ningún problema porque la mente se bloqueó. Si no, hubiéramos enloquecido”, expresó a la par Eduardo.

Llegados al día 14, y ante los que se negaban a recurrir a esta forma de supervivencia, se hicieron con una fórmula para hacer “un fueguito” para cocinar la carne humana: “Así cortamos una cantidad de trozos y se hicieron a la plancha, todos los que no habían podido comer, comieron un churrasquito y fue mucho mejor”, explicó ‘Fito’.