Pablo Motos ha vuelto a desconcertar a los espectadores, pero nada relacionado con sus entrevistas en esta ocasión. Durante la noche del miércoles, 9 de octubre, el presentador decidió ponerse delante de las cámaras para pronunciar un sorprendente monólogo. Solo, apoyado en una falsa barandilla, el presentador de El Hormiguero compartió sendas reflexiones sobre culpar "a los otros".

Pablo Motos, en 'El Hormiguero' de Antena 3. 7 y Acción

Entre otros comentarios, Pablo Motos compartió con la audiencia su particular planteamiento sobre cómo se culpa a terceras personas de lo que ocurre a nuestro alredededor. "El infierno son los otros, los otros son lo peor", aseguró en el plató de El Hormiguero. Incluso apuntó hacia los que deciden "los malos gobiernos", "los comunistas" o hasta "los borregos": "Nos odian, nos critican, nos miran mal, nos envidian, censuran todo lo que hacemos…".

No obstante, también aprovechó para que los espectadores hiciesen un ejercicio de redención: "Cerrad los ojos, cerrad los ojos un momento y ahora sonríe en tu mente, sonríe en tus ojos, sonríe en tu boca y sonríe en tu corazón. Y ahora sigue con tu vida llevando esa sonrisa donde vayas mejor, ¿verdad?". Como era de esperar, las redes sociales no tardaron en reaccionar con visible estupor.

El monólogo de Pablo Motos, al completo

Quiero contar una cosa que es un poco personal, pero yo creo que le pasa a todo el mundo. La mayoría de nosotros tenemos el mismo secreto, y es que en algún grado todos estamos sufriendo, y casi siempre la fuente de ese sufrimiento son las demás personas. Hoy vamos a pasarnos de la raya hablando de los otros, que como todo el mundo sabe, son los culpables de todo lo malo que nos pasa, de todo lo malo que pasa en el mundo.

El infierno son los otros, los otros son lo peor… Nos odian, nos critican, nos miran mal, nos envidian, censuran todo lo que hacemos, no nos dejan crecer, no nos dejan volar ni alcanzar nuestras metas… ¡No nos dejan ser nosotros! Porque en eso estaremos de acuerdo: la culpa nunca es nuestra, es de los otros. Si el mundo va mal, los culpables son obviamente los otros.

Los otros son los que contaminan el planeta, los que eligen los malos gobiernos, los comunistas, los consumistas, los borregos, los que van donde va la gente, los que no saben ni entienden nada, los que no tienen personalidad, ni criterio, ni gusto, los consumidores de basura… Los otros son los domingueros que abarrotan y ensucian las playas, los torpes, los que no saben conducir, los que no se saben comportar, los cutres, los patosos, los tóxicos.

Los otros son los que sobran en todas partes. ¿Pero quiénes son los otros? Porque para los otros, nosotros somos nosotros. ¿Y ahora qué hacemos? Si pensamos que nosotros somos buena gente, buenos ciudadanos y amigos de nuestros amigos, quizás tendríamos que pensar que tampoco los otros son el infierno. A lo mejor, lo que pasa es que queremos que los demás actúen y piensen como lo haríamos nosotros.

Y como eso probablemente no suceda nunca igual, la solución más práctica está en aceptar. Aceptar es avanzar… cuando aceptas algo, le das un giro a tu opinión y todo cambia. Aceptar es convencerte de que ha llegado el momento de moverte hacia adelante y seguir. Aceptar es ganar. Ese cuñado que te altera, o ese amigo que ahora tiene otros que le gustan más que tú, o esa pasión que se apaga, o esa persona que te irrita te hacen sufrir hasta que lo aceptas.

Aceptar es ganar. Es duro, pero en la vida muchas veces se gana perdiendo. Y para que esto no te amargue más de la cuenta, puedes probar una cosa diferente: intenta de pensar en los otros y observa por un momento a lo que le prestas atención tú. Lo más importante de la vida no es el tiempo que vas a durar aquí, que es limitado. Lo más importante es ese tiempo. Puede ser fantástico o una tortura, dependiendo de a lo que tú le prestes atención.

Si os parece, vamos a hacer una prueba práctica de lo que es centrarte por un momento en ti mismo y de cómo te cambias o el estado de ánimo. Os voy a pedir que hagáis una cosa, concentraros en esto. Cerrad los ojos, cerrad los ojos un momento y ahora sonríe en tu mente, sonríe en tus ojos, sonríe en tu boca y sonríe en tu corazón. Y ahora sigue con tu vida llevando esa sonrisa donde vayas mejor, ¿verdad? Buenas noches.

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