La ciudad de Vigo está en boca de todos desde la inauguración de las luces de Navidad y el discurso que dio su alcalde, Abel Caballero. Allí mismo ha ido el camión de Carretera y manta, el nuevo programa de Jesús Cintora.

El periodista explicó que con su nuevo programa lo que pretende es “tocar los temas que de verdad afectan a la gente”, como es el trabajo precario, los precios de las viviendas o los recortes en sanidad. Y eso es lo que ha hizo en la primera emisión de Carretera y manta. Su camión se trasladó hasta Vigo para denunciar la precariedad de las trabajadoras del frío, que facturarán hasta el 30% de su actividad durante estas fechas.

Una de las protagonistas de la noche fue Esclavitud, una de las empleadas que se encargan de liderar las movilizaciones del sector que se atrevió a destapar las miserables condiciones laborales en las que se encuentran. Jesús Cintora dio paso a la invitada haciendo un respetuoso juego de palabras con su nombre y su situación laboral: “Esclavitud tiene cosas muy importantes que contarnos, y no solo por lo relativo a su nombre, que también, ya que cobra 790 euros al mes por trabajar 40 horas a menos de 10 grados de temperatura en un sector con una facturación de más de 4.000 millones”.

Amenazas en el trabajo

Las declaraciones que las trabajadoras del frío hicieron en pleno directo fueron escalofriantes. “Tenemos miedo. Cada día entramos pensando en la amenaza que vamos a recibir, qué cambio vamos a experimentar. Ahora estamos levantando la cabeza por un sueldo digno. Estamos cobrando un sueldo de mierda, los políticos hacen lo que les sale de los huevos. Ellos han dado un paso adelante con la reforma laboral y nosotros tenemos que hacer lo mismo. Peleamos por la dignidad, y si nos despiden pues nos iremos todas a la calle. Hasta aquí hemos llegado. Basta de abucheos, basta de amenazas. Nos la estamos jugando, pero hay que traer una nómina a casa".

Finalizando su testimonio, entre lágrimas, Esclavitud decía que “aunque es un trabajo duro, porque lo es, solo pedimos que haya un ambiente laboral bueno. Pasamos allí ocho horas, más que con la familia muchas veces, por lo que sería bueno no tener que ir a trabajar con miedo, poder, aunque sea hablar mínimamente con alguna compañera sin que te cambien de sitio porque produces menos”.

Al hilo de esto, una de las compañeras de Esclavitud afirmaba que “Por menos de 800 euros al mes, trabajamos en un ambiente muy negativo, estando entre 0 y 13 grados y con el jefe gritándonos. Siempre es tarde, desde el primer minuto que entras, o eso nos dicen con gritos. En 5 minutos limpiamos hasta más de 100 chipirones, para que os podáis hacer una idea del ritmo de trabajo, y la tensión de los que te están vigilando es constante. Si te ven hablando ya te lo están recriminando. Vivimos con miedo”.

Aunque el mal ambiente laboral y los sueldos bajos no fueron la única queja que quisieron transmitir. También quisieron reclamar mejoras a nivel físico y sanitario: “Llega una edad en la que el trabajo es tan duro y tan rápido que te hace sentir que ya no puedes, que ya no vales, aunque lleves 25 años en la empresa. Nos quedan muchos años para jubilarnos, pero nos dicen que ya no servimos. Físicamente no podemos seguir el mismo ritmo porque este trabajo nos ha ido pasando factura, pero no tenemos ninguna garantía”.

Consecuencias físicas

Esclavitud retomó la palabra: “Pasamos ocho horas de pie, a menos de 10 grados, con humedad… y nadie te hace caso cuando tienes dolores. Para las empresas no vales un duro, la Seguridad Social te da pastillas y las Mutuas se lavan las manos. Yo ya tengo varias operaciones en las manos y ahora tengo un tendón a punto de romperse, pero ahí sigo, trabajando al mismo ritmo. Tenemos sólo 15 minutos de descanso para comer e ir al baño, pese a la cantidad de orina que se producen en esas temperaturas, más una mínima parada cada dos horas para estirar los músculos de las manos”.

Después de escuchar estas confesiones, Cintora comentó que lo peor era que el sector del congelado gana 4.236 millones de euros al año. Un representante de Facua añadió al respecto que “la crisis ha sido una cortina de humo para hacer más precario el trabajo. Esta gente cobra 12.000 euros brutos al año. Entiendo que una pequeña empresa de tres trabajadores se tenga que apretar el cinturón, pero no las grandes empresas que encima arrojan esas cifras de facturación”.

Antón Losada, politólogo y contertulio del programa, coincidió con esta reflexión: "Hay que exigir a las grandes empresas que cobran tantos miles de millones que tengan unos salarios dignos. Para los empresarios, para los poderes económicos, para los gobiernos, esto no es noticia. Hay que legislar para cambiar este modelo".