Uno de los snacks más habituales dentro de los hogares españoles no es otra que las clásicas patatas fritas de bolsa, en especial en reuniones sociales e incluso celebraciones. Pero el hecho de que sean muy comunes y su sabor sea en ocasiones irresistible, no quiere decir que sean saludables, en concreto las que son de sabores y que además cuentan con un gran número de aditivos y conservantes.

Para muchas de estas patatas, la Unión Europea les ha colocado una fecha de caducidad definitiva y desaparecerán definitivamente de los supermercados. Es el caso de las patatas de sabor jamón y barbacoa, que son muy populares. Esta desaparición se prevé que se produzca debido a la nueva legislación comunitaria.

Así lo han explicado desde la web de gastronomía Directo al Paladar, que señalan que el problema reside en el aromatizante artificial, indicado habitualmente como aroma de humo, que se encuentra presente en estas patatas.

Unos aromatizantes artificiales que pueden presentar riesgos de genotoxicidad que puede provocar además una serie de enfermedades y afecciones, entre ellas, algunos tipos de cáncer.

Los fabricantes de estos snacks tienen cinco años para retirar las patatas del mercado y proceder a sustituirlas por otras que no lleven consigo estos ingredientes perjudiciales para la salud que se emplean para obtener este sabor ahumado que además se encuentra presente en otros alimentos ultra procesados, no solo en este producto.

Los aromatizantes artificiales también están presentes en otros productos y salsas como la barbacoa, los embutidos, los quesos e incluso hasta en algunos pescados, por lo que la normativa de la Unión Europea afectará a un buen número de productos relativamente habituales en las estanterías de los supermercados.

Los aromatizantes artificiales

Dentro del mundo de las composiciones aromáticas, se usan esencias puras naturales, esencias naturales que han sido rectificadas, aceites esenciales naturales y sintéticos, aromatizantes y todos ellos combinados con otra serie de productos químicos como alcoholes, disolventes, empleados a la hora de elaborar perfumes y ambientadores.

Aunque es muy frecuente encontrar un uso indistinto de estos términos referidos a la sensación olfativa, cada palabra hace referencia a un significado concreto, de tal manera que se habla de aroma para referirse a un olor en general, mientras que cuando se habla de fragancia se trata de un olor que generalmente es muy agradable e incluso intenso, pero que no se mantiene de forma continua.

Las esencias, por su parte, son moléculas olorosas producidas por unas glándulas que se encuentran en la composición de determinadas plantas que están catalogadas como aromáticas, y que se extraen principalmente con procesos de destilación y expresión.

Como resultado del proceso de destilación de algunas plantas se obtienen moléculas aromáticas que se recogen en forma de gotas, que es el aceite esencial, y para que este sea puro, debe contener un 100% de estas moléculas naturales, en proporciones adecuadas para mantener el equilibrio de la composición, sometidos a determinadas temperaturas y tiempos de proceso.

En la industria de la perfumería y ambientación, para reducir costes de producción, se utilizan habitualmente aceites esenciales reconstituidos en los que existe una mezcla de moléculas aromáticas procedentes de la destilación de plantas variadas.

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