La NBA se encuentra en el ojo del huracán debido a la creciente integración de las apuestas deportivas en sus retransmisiones en vivo. Este fenómeno, que ha ido en aumento desde la legalización del juego en Estados Unidos en 2018 -ya está permitido en 38 de los 50 estados-, ha generado una controversia significativa en el mundo del baloncesto profesional.

La NBA, consciente del lucrativo negocio que representan las apuestas, ha establecido alianzas con importantes casas de apuestas como DraftKings y FanDuel. Además, ha permitido que los jugadores se asocien con empresas del sector, aunque con ciertas limitaciones. Sin embargo, la reciente incorporación de la opción de apostar en directo a través del NBA League Pass ha intensificado el debate sobre la ética y la seguridad en torno a las apuestas en vivo.

En este sentido, el reciente caso de J.B. Bickerstaff, entrenador de los Cleveland Cavaliers, ha encendido las alarmas sobre las posibles repercusiones negativas de esta tendencia. Bickerstaff reveló haber recibido amenazas de apostadores, quienes incluso llegaron a mencionar detalles personales sobre su familia: “Obtuvieron mi número de teléfono y me enviaban mensajes locos sobre dónde vivo, mis hijos y todo eso. Así que es un juego peligroso y una línea muy fina por la que estamos seguros”.

“Esto supone una presión adicional. Trae una distracción al juego que puede ser difícil para los jugadores, entrenadores, árbitros y todos los involucrados en él. Y creo que realmente debemos tener cuidado con lo cerca que lo dejamos llegar al deporte y la seguridad de las personas que están involucradas en el mismo. Muchas veces las personas que apuestan con esa actividad pagan la factura de la luz o el alquiler, y luego las emociones que surgen de eso. Así que creo que estamos caminando por una línea muy fina y tenemos que ser extremadamente cuidadosos a la hora de proteger a todos los involucrados […] Entiendo el aspecto comercial y la naturaleza del negocio. Pero, quiero decir, creo que se ha ido demasiado lejos”, subrayó el técnico de la franquicia de Ohio.

Asimismo, Tyrese Haliburton, base de los Indiana Pacers y uno de los rostros del presente y el futuro de la NBA también ha alzado la voz contra esta peligrosa dinámica en la que ha entrado el baloncesto americano: “Obviamente lo que pasa en la cancha es lo que pasa en la cancha. Pero en la vida en general, creo que es importante para nosotros como jugadores de baloncesto, como hombres, sacar esas cosas a la luz porque no a todos les importa cómo nos sentimos. A la mitad del mundo sólo les estoy ayudando a ganar dinero con DraftKings o lo que sea. Sólo soy un complemento”.

Por su parte, Rudy Gobert, pívot de Minnesota Timberwolves y dos veces elegido mejor defensor del campeonato, denunció que “las apuestas” estaban “dañando” el “baloncesto”. Unas palabras por las que el francés fue multado con 100.000 dólares.

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La NBA defiende la medida: “Es un paso hacia integrar la experiencia de apostar y ver partidos”

Sin embargo, pese a todas las críticas que ha recibido la medida, la NBA continúa con su plan y lejos de rectificar, ha sacado pecho por la iniciativa. “Mientras más aficionados consumen contenidos en plataformas digitales, esto desbloquea nuevas maneras de interactuar con nuestros partidos”, presumía Scott Kaufman-Ross, vicepresidente ejecutivo de medios y juego de la NBA, en la presentación de la novedosa tecnología. “En este caso concreto, es un paso hacia integrar la experiencia de apostar y ver partidos, con una ventana opcional, que, creemos, será genial para el engagement. Los aficionados pueden ver las cuotas actualizándose en tiempo real y seguir con los ojos puestos en el partido. Si algo ocurre que les hace querer apostar, tendrán una avenida fácil para conseguirlo”, añadía.

El peligro latente de la ludopatía

Este debate adquiere una dimensión más amplia cuando se consideran los riesgos asociados con la ludopatía, especialmente entre los jóvenes que son fanáticos del baloncesto y están expuestos a estas prácticas de juego. En los Estados Unidos, el juego problemático es un fenómeno preocupante que afecta a un gran número de personas. Según datos del National Council on Problem Gambling, alrededor del 2-3% de la población adulta estadounidense sufre de ludopatía, y otros 4-6% están en riesgo de desarrollar este trastorno.

Asimismo, otro estudio reciente también ha revelado que para el año 2024 se espera que el 6% de la población de Estados Unidos sufra de adicción al juego. En España, la situación es igualmente preocupante. Se estima que hay más de medio millón de ludópatas entre 15 y 64 años que están sin diagnosticar. Además, España cuenta con la tasa más alta de Europa de ludópatas entre 14 y 21 años, lo que indica un cambio en el perfil del jugador patológico hacia una población más joven. La prevalencia de personas adictas al juego en este segmento de la población es del 2,2%, y solo una fracción de los afectados recibe tratamiento.

La fácil accesibilidad a las apuestas deportivas a través de aplicaciones móviles y plataformas en línea ha exacerbado aún más este problema. Los aficionados al baloncesto, especialmente los más jóvenes, están constantemente expuestos a la publicidad y promociones de apuestas, lo que puede normalizar esta actividad y aumentar la probabilidad de que desarrollen comportamientos adictivos.

Los riesgos asociados con la ludopatía van más allá de las implicaciones económicas. La adicción al juego puede tener un impacto devastador en la salud mental, las relaciones personales y el bienestar emocional de los individuos. Las personas que sufren de ludopatía pueden experimentar altos niveles de estrés, ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas. Además, la ludopatía puede llevar a problemas financieros graves, como deudas abrumadoras, quiebra y pérdida de empleo.

En el contexto de las apuestas deportivas en la NBA, el riesgo de desarrollar ludopatía puede ser aún mayor debido a la naturaleza emocionante e impredecible de los juegos. La posibilidad de apostar en directo durante los partidos puede exacerbar los impulsos de juego compulsivo, ya que los apostadores están constantemente expuestos a nuevas oportunidades para apostar y potencialmente perder grandes sumas de dinero en poco tiempo.

Además, tal y como han confirmado las declaraciones de Bickerstaff, los jugadores y entrenadores se encuentran bajo una presión adicional debido a las apuestas. Son conscientes de que cada acción en la cancha puede tener un impacto directo en los resultados de las apuestas, lo que puede influir en su rendimiento y bienestar mental.

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Educación y concienciación para un juego responsable

Para abordar estos riesgos, es crucial que tanto la NBA como las autoridades reguladoras de los juegos de azar implementen medidas efectivas para proteger a los aficionados, especialmente a los más jóvenes, de los peligros de la ludopatía. Esto podría incluir restricciones más estrictas en la publicidad de apuestas, límites en las apuestas en vivo y programas de educación sobre el juego responsable. Además, se necesitan más investigaciones y recursos para comprender mejor la relación entre el juego y la salud mental, y para proporcionar apoyo adecuado a aquellos que luchan contra la adicción al juego. En última instancia, es importante encontrar un equilibrio entre la emoción y la diversión del deporte y la protección de los aficionados vulnerables contra los riesgos asociados con el juego problemático.

La educación y la concienciación sobre el juego responsable son aspectos fundamentales en la lucha contra la ludopatía y la protección de los individuos vulnerables. Los programas de educación y las campañas de concienciación desempeñan un papel crucial en informar a las personas sobre los riesgos asociados con el juego y cómo apostar de manera responsable.

Por último, es vital que existan regulaciones más estrictas y protecciones para aquellos que son más vulnerables a los efectos negativos de las apuestas. Esto incluye la implementación de límites de apuestas, la verificación de la edad y el acceso a recursos de ayuda para aquellos que luchan contra la adicción al juego.