Hace muchos años que el fútbol dejó de ser un deporte más para erguirse en uno de los principales motores económicos de los países. Clubes como el Real Madrid, F.C Barcelona, Bayern de Munich, Manchester City, Manchester United, PSG, Chelsea o Liverpool (por mencionar solo unos pocos) han mutado de grandes equipos a marcas gigantes en el que el fútbol es solo una parte de su volumen de negocio. Ejemplos de esta mercantilización del deporte rey, en el que los aficionados han pasado a ser fans, los hay a miles, aunque quizá ninguno tan sangrante como la elección de Qatar (con todo lo que ello conllevaba) como sede del último Mundial o el fallido intento -al menos de momento- de impulsar una Superliga europea.

Una carrera económica dentro del mundo del fútbol en el que la Premier League lleva varios cuerpos de distancia respecto a sus competidores. De esta manera, al igual que en la década de los 90 y comienzos de los 2000, el dominio dentro del balompié era un terreno reservado para los clubes italianos, y posteriormente esta jerarquía pasó a España gracias a la rivalidad entre Messi y Cristiano Ronaldo, en la actualidad son los equipos ingleses quienes mandan.

Pese a que los resultados europeos de los clubes de la Premier League todavía distan de poder englobarlos dentro de un dominio claro -principalmente porque el Real Madrid no ha dejado de aumentar su leyenda en el Viejo Continente-, lo cierto es que cada vez hay más diferencia monetaria entre Inglaterra y el resto de Europa. Sin ir más lejos, en el último mercado de fichajes de invierno, enmarcado dentro de crisis económicas por la pandemia del coronavirus y la posterior guerra de Ucrania, la Premier League en su conjunto gastó más de 800 millones de euros. La segunda liga que más gastó fue la Ligue 1 (Francia) con 124, mientras que la liga española únicamente desembolsó 31,9 millones.

Por poner en contexto estas cifras, solo la Premier League gastó tres veces más que la suma de los equipos de las otras cuatro grandes ligas (Italia, Alemania, España y Francia), que acumularon un total de 255 millones de euros. Una superioridad económica que se traduce en que cada vez es más habitual ver a los grandes jugadores del panorama internacional decantarse por clubes de Inglaterra. De hecho, en el último mercado invernal los cinco fichajes más caros fueron hechos por clubes de la Premier -Enzo Fernández (121 millones), Mijailo Mudryk (70 millones más variables), Anthony Gordon (45,6 millones), Cody Gakpo (42 millones) y Benoît Badiashile (38 millones)-. En otras palabras, solo el Chelsea (359,5 millones de euros) gastó más en invierno que la suma total de todos los equipos de Alemania, España, Francia, Italia, Portugal y Países Bajos.

Mayor inversión en fichajes por ligas. Fuente: Transfermarket.
Mayor inversión en fichajes por ligas. Fuente: Transfermarket.

La oferta récord de Qatar para comprar el Manchester United

Por todo ello, no es extraño que cada vez que un club inglés está a la venta, las cifras que suenan sean mareantes. El último ejemplo de esto lo tenemos con el histórico Manchester United, que tras más de dos décadas bajo el dominio de la familia Glazer, se encuentra en la búsqueda de nuevos dueños. Un cásting en el que en los últimos días se sumaba Jassim bin Hamad al-Thani, presidente del BIQ, el Banco Islámico de Qatar, que habría ofrecido 6.000 millones de euros por el club. De concretarse la compra, se trataría de la adquisición de un club más alta en la historia del fútbol. Se dice pronto.

Asimismo, además de Al-Thani, hijo de un exprimer ministro catarí y primo del padre del actual emir de la región del Golfo, también se ha mostrado interesado en adquirir el club Jim Ratcliffe, el dueño de la petroquímica INEOS y uno de los hombres más ricos de Reino Unido. En el caso de este, la oferta que ha trascendido a los medios de comunicación es de más de 5.000 millones.

Una guerra de ofertas en la que también ha irrumpido el empresario finlandés Thomas Zilliacus, que este jueves presentaba una oferta para comprar la mitad del club y que la otra mitad sea para los aficionados -una de las grandes reclamaciones de los hinchas de los diablos rojos-. “Cualquier club deportivo debería pertenecer en última instancia a sus fanáticos. La situación actual, donde los jeques multimillonarios y los oligarcas se apoderan de los clubes y los controlan como si fueran sus patios de recreo personales, no es una tendencia saludable […] El Manchester United no solo debería ser el mejor club de fútbol del mundo, también debería ser el club líder en el mundo en su trabajo para detener el abuso, el racismo y la incitación al odio en las redes sociales y en los campos deportivos”, señalaba Zilliacus en un comunicado.

La creación de la Premier League, la primera piedra de esta superioridad

Pero, ¿cómo ha construido el fútbol inglés tal superioridad? La respuesta, como casi todo en esta vida, es un cúmulo de numerosas acciones. No obstante, huelga mencionar algunos puntos fundamentales. En primer lugar, pese a todo el dinero que mueve la liga, la Premier League sigue siendo un producto dirigido para el aficionado. Un culto al hincha de toda la vida que se demuestra cada fin de semana con todos los estadios llenos a rebosar, independientemente de la categoría en la que juegue cada equipo.

En segundo lugar, la respuesta de la superioridad de la Premier League lo encontramos en la propia Premier League. Pero para entender esto hay que retroceder a agosto de 1992. Con el fútbol inglés en mínimos debido al hooliganismo (entre otros motivos), se optó por romper con el modelo establecido y buscar uno nuevo en el que las ganancias televisivas reportaran grandes beneficios. De esta manera, Arsenal, Everton, Liverpool, Mannchester United y Tottenham decidieron salirse de la Football League (EFL) y fundar la Premier League, una suerte de Superliga en la que, en vez de repartirse los derechos de televisión entre los 92 equipos que conforman las cuatro categorías profesionales del fútbol inglés, solamente se lo repartirían entre los 20 –finalmente fueron 22- clubes de primera división.

Un punto y aparte con la EFL cuya rúbrica llego de la mano de Sky, plataforma audiovisual de pago, propiedad de Rupert Murdoch, que pagó 350 millones de euros para adquirir los derechos de la Premier League, arrebatándoselo a ITV. Desde entonces, el valor de la categoría no ha hecho más que incrementar. De hecho, el último contrato televisivo firmado, para el trienio 2022-2025, eleva esta cifra hasta los 12.000 millones. Un montante que se encuentra a años luz de sus competidores. Sin ir más lejos, el último acuerdo televisivo firmado por LaLiga, para cinco temporadas (2022-2027), asciende únicamente a 4.950 millones –a esta cantidad habría que sumarle lo que ingrese la liga española con los derechos en el extranjero.

Unos derechos de televisión que, a su vez, provocan que el reparto de los mismos sea mucho más equitativo que en la competición española, donde Real Madrid y Barcelona –y en menor medida el Atlético de Madrid- copan el grueso del dinero. Por poner un ejemplo, en la temporada 2021/22, el Manchester City (campeón de liga) ingresó 175 millones, mientras que el Norwich City (último clasificado) facturó 115 millones de euros. Si nos vamos a la liga española, la historia es bien diferente; en la mencionada temporada, el Real Madrid ingresó 160 millones de euros –los mismos que el Barça-, mientras que el Rayo percibió algo más de 45 millones –lo mismo que Mallorca y Elche-.

Reparto de los ingresos audiovisuales de la Temporada 2021/2022 de laLiga
Reparto de los ingresos audiovisuales de la Temporada 2021/2022 de laLiga. Fuente: laLiga.

De esta manera, a nadie le extrañó que esta temporada el histórico Nottingham Forest volviera a la Premier League tras varias décadas en la sombra, y lo hiciera por todo lo alto: gastando más de 160 millones de euros para formar prácticamente un equipo nuevo. Una situación que parece poco menos que una utopía en el fútbol español, donde la precariedad económica es la gran protagonista, con el Fútbol Club Barcelona como máximo exponente.

Por otra parte, este crecimiento exponencial de la Premier League, unido a que vivimos en un mundo cada vez más global, también ha puesto al fútbol inglés en el radar de diferentes inversores y accionistas. Así, en la actualidad tan solo tres clubes (Brentford, Brighton & Hove Albion y Tottenham) tienen propietarios ingleses; el resto, extranjeros, con predominio de los países del Golfo y de Estados Unidos. Entre todos ellos, quizá el caso más paradigmático sea el del Manchester City, que en el año 2008 fue adquirido por el jeque Sheikh Mansour a través del City Football Group (Emiratos Árabes Unidos). Desde entonces, los sky blues se han convertido en uno de los clubes más poderosos del planeta.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, puesto que desde la llegada del jeque Mansour el City ha sido objeto de numerosas denuncias por no respetar el fair play financiero –idéntico caso que el PSG, en propiedad de Qatar-. De hecho, a comienzos de febrero de este año la Premier League acusaba formalmente al conjunto de Mánchester de vulnerar las reglas económicas de la competición. 

Además, cabe recordar que ya la UEFA sancionó al Manchester City con dos temporadas (2020-2021 y 2021-2022) sin competiciones europeas por incumplir las reglas fiscales al engordar los ingresos publicitarios para poder fichar a más jugadores. Una sanción que, no obstante, se quedó en saco roto en julio de 2020, cuando el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) tumbó la resolución alegando que las irregularidades contables habían prescrito.

El Newcastle, el nuevo 'rico' de Inglaterra

Así, pese a que cada vez existe más control financiero sobre los clubes, lo cierto es que esta vigilancia no ha supuesto un freno para la entrada de más jeques, con todos los peligros que ello conlleva -y si no que pregunten por Málaga o Santander-. Una moda a la que el Newcastle, otro histórico del fútbol inglés que en los últimos años estaba de capa caída, ha sido el último en sumarse. En el caso de las hurracas, el pasado 8 de octubre se hizo oficial la llegada de Mohammed bin Salaman, príncipe de Arabia Saudí y con un patrimonio estimado de 350.000 millones de euros.

No obstante, a diferencia del Manchester City, la compra del Newcastle por parte de un grupo formado por PIF, un fondo de Arabia Saudí controlado por su príncipe heredero, PCP Capital Partners y RB Sports & Media, fue mucho más compleja. De hecho, los propios aficionados del cuadro londinense se mostraron muy contrarios a la llegada de este magnate, puesto que entendían que con esta decisión se blanqueaba la dictadura que existe en el país del Golfo. Además, sobre el príncipe saudí también pesaba su presunta implicación -según la inteligencia estadounidense- en el asesinato del periodista Jamal Kashoggi en el año 2018 que generó una gran conmoción internacional.

En segundo lugar, la Premier League, con el precedente del City y las sombras del príncipe árabe, también maniobró (sin éxito) para impedir esta operación.

Sin embargo, pese a todos los debates y las dudas éticas y morales que generó la maniobra, si solamente nos ceñimos a los resultados deportivos -una visión sesgada pero que cada vez tiene más adeptos dentro del mundo del fútbol-, la llegada de los nuevos dueños ha cambiado radicalmente la realidad del Newcastle. Antes de esta operación, el club corría serios riesgos de bajar a segunda división y existía un divorcio total entre aficionados y directiva. Ahora, las hurracas están en puestos que les permitirían jugar la Champions League la próxima temporada y han alcanzado una final de copa tras más de tres décadas. ¿El secreto? La friolera de 283 millones que han gastado desde la llegada de Mohammed bin Salman.

Tebas saca pecho: “No envidiamos a la Premier”

Una superioridad económica de la Premier League que ya está provocando una gran fuga de jugadores y entrenadores de otras ligas, siendo la española como una de las grandes damnificadas, puesto que tan solo Real Madrid y Barcelona pueden (y a duras penas) competir económicamente con los clubes ingleses. Por ello, técnicos contrastados como Julen Lopetegui o Unai Emery no han dudado en marchar a la aventura inglesa, sumándose a otros españoles como Pep Guardiola o Mikel Arteta.  Nombres a los que hay que unir la de futbolistas vitales en el esquema de sus equipos, como Alexander Isak, Álex Moreno o Kieran Trippier -por mencionar algunos- que en el último año han abandonado LaLiga para jugar en las islas.

Un éxodo de talento que, lejos de disminuir, todo parece indicar que seguirá produciéndose en los próximos mercados de traspasos con cada vez más asiduidad. De hecho, la última perla del fútbol español, el vigués Gabri Veiga, ya suena con fuerza para diferentes equipos ingleses.

Una precariedad del fútbol español que, unido al desprecio constante al aficionado de toda la vida (horarios insufribles, calendarios apretadísimos, entradas cada vez más caras, por mencionar algunos de los problemas, aunque se podrían escribir ríos y ríos de tinta sobre esto) han puesto al presidente de LaLiga, el siempre polémico Javier Tebas, como blanco de las críticas. Sin embargo, este, fiel a su estilo, lejos de asumir su parte de la culpa, acusaba a “la mayoría de los clubes de la Premier League” de estar “dopados económicamente”.

Posteriormente a estas declaraciones, en un foro organizado por Financial Times en Londres, Tebas aseguraba que no “envidiaba a la Premier League” porque “es imposible compararse”.

“No, no, no estoy celoso de la Premier League. A nivel comercial es el mejor producto del mundo y para la liga es muy difícil estar al mismo nivel por las diferencias entre ambos países […] Tenéis más de 70 millones habitantes, nosotros 50. Además de los países de la Commonwealth. Es imposible compararse”, aseguraba Tebas a comienzos de marzo.

“Hemos aprendido de la Premier, en términos de derechos televisivos. Aspiramos a estar a su nivel, claro, es lo que intentamos, pero no, no tenemos envidia, porque también hay elementos que no se han hecho bien, como permitir a los dueños invertir a pérdidas, que es algo que hay que reducir y que no tiene sentido”, añadía.