El cuerpo del dictador Francisco Franco fue exhumado en octubre de 2019 de la tumba de la Basílica del Valle de los Caídos en la que se pudría. El monumento levantado por presos políticos torturados perdía a su figurilla después de décadas sirviendo como lugar de reclamo y peregrinación de ultraderechistas, pero que también recibió la visita de más de un indignado con su presencia en el lugar. Es el caso de Enrique Tenreiro, un escultor gallego que justo un año antes del vaciado, en octubre de 2018, decoró la tumba.
Una paloma de color rojo y el lema ‘por la libertad’ quedaron plasmados en la lápida y costaron a Tenreiro un periplo judicial que no ha llegado a su fin hasta este martes, debido a la insistencia de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos en interponer recurso tras recurso a cada proceso perdido. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ya había absuelto al escultor, pero una nueva elevación ha obligado a hacer al Tribunal Supremo lo propio, desestimando el último recurso posible.
Los asociados reaccionarios denunciaban delitos contra la libertad de conciencia y de profanación y daños en tumba. Ningún tribunal lo ha visto así y el Supremo se ha limitado a constatar que la sentencia de la Audiencia de Madrid fue “razonable y motivada”. En la sentencia, el juez desestima todos los motivos alegados en el recurso al considerar que no cabe modificar los hechos probados. Además, concluye que no puede afirmarse que la acción del acusado impidiera el ejercicio de la libertad religiosa de quienes pudieran asistir a la Basílica para una celebración que todavía no había comenzado.
"El 31 de octubre de 2018, sobre las 10:55 horas, el acusado accedió a la Basílica del Valle de los Caídos cuando aún no había empezado la misa, cuya celebración estaba prevista a las 11 horas, y sin que conste que tuviera intención de interrumpirla sino de hacer expresión de sus ideas sobre la presencia de la tumba de Francisco Franco", recoge la sentencia los hechos probados.
En consecuencia, no se acepta lo demandado por la asociación, que denunciaba que el escultor había comenzado la pintada con la misa ya iniciada “con la intención de ofender la memoria del difunto Francisco Franco pasando por encima de los sentimientos religiosos de las personas allí presentes y de todos aquellos que iban a celebrar la misa”
Un grito de libertad
Tenreiro accedió a la Basílica del Valle de Cuelgamuros sabiendo lo que allí se contraría, pero no dudó en realizar su performance “por la reconciliación de los españoles". Eso fue lo que gritó el artista y allí quedó constatado. El acto se produjo en la víspera del día de difuntos por la reconciliación de los españoles y el artista recordó en el juicio que ni Benito Mussolini ni Adolf Hitler guardan sepultura en lugares públicos y que el féretro del dictador estaba "fuera de lugar" en un mausoleo "pagado por todos".
La Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos solicitó en el juicio dos años y medio de cárcel por profanar la tumba e interrumpir una misa. El fiscal pidió que se le condenara por un delito contra la libertad de conciencia y reclamaba que indemnizara a Patrimonio Nacional del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial en la cantidad de 833,41 euros "por los daños y perjuicios causados".