El jugador del Real Madrid, Eder Militao, ha declarado este jueves como perjudicado dentro del conocido como caso Vinicius, que investiga los gritos racistas que se profirieron en Mestalla tanto contre él como contra su compañero de equipo, Vinicius Jr. El deportista, tal y como anteriormente hiciera su compañero del club blanco, ha manifestado, que se sintió humillado por los insultos. Pero que esa humillación, que en un principio fue por los insultos que estaba recibiendo Vinicius, luego se ampliaron a su persona cuando a posteriori vio el vídeo de lo sucedido. Además, sobre lo sucedido ese día ha aseverado: "Yo no voy a culpar a toda la afición del Valencia", en clara referencia a que fueron lo imputado pero no todos los aficionados Che quienes profirieron esos insultos.

Como ya ocurriera con la declaración de Vinicius, su respuesta pone en jaque a las defensas, ya que al haberse sentido humillado y ofendido, las penas pueden ser las de la horquilla más alta dentro del delito de odio.  El artículo 510.1 en su epígrafe A especifica que cometerán el delito: “Quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, por motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, aporofobia, enfermedad o discapacidad”. Las penas para este epígrafe oscilan entre uno a cuatro años de cárcel y multa de seis a doce meses.

La Fiscalía

La fiscal del caso ViniciusSusana Gisbert, fiscal especializada en violencia de género y fiscal delegada de Delitos de Odio, es tajante ante los actos racistas, sean de índole que sean, “es intolerable cualquier acto racista”. Gisbert, la persona encargada de investigar lo sucedido en Mestalla, también afirma que “tenemos que investigar qué ha pasado en en campo”, ya que, como el propio club afirmó, la Policía Nacional identificó a varios aficionados, ahora investigados como los presuntos autores de los insultos racistas.

Sin embargo, Gisbert afirma: “Al Ministerio Fiscal, como garante de la legalidad, le es absolutamente indiferente que se trate de un equipo de primera división o de la más humilde de las categorías, al igual que le es indiferente que se trate de fútbol masculino o de un deporte minoritario. Nuestra obligación como profesionales de la justicia es perseguir cualquier infracción penal más allá de todos estos condicionamientos por completo ajenos a nuestra función. Pero, por desgracia el fútbol se está convirtiendo en un exponente del racismo que existe en nuestra sociedad.

Tras iniciarse la investigación Gisbert también afirmó que: “Aunque es pronto para pronunciarse jurídicamente, la clave en este y en cualquier otro caso de similares características está en dos parámetros: de un lado, que los cánticos, además de ser racistas, inciten al odio y, de otra, que los actos supongan una humillación a persona determinada por uno de los motivos que dan lugar a discriminación, el racismo, en este caso. Habrá que esperar si hay denuncia de una persona determinada y si se considera que entraña humillación para decidir si nos encontramos ante uno o dos tipos penales, siempre y cuando, por descontado, que se haya identificado el autor o autores”. De las palabras de la fiscal se desprende la importancia de la declaración del jugador, ya que las penas varían dependiendo si Vinicius se ha sentido ofendido o no.