Son las 17.30 horas. Ya se escuchan los gritos de las mujeres que portan delantales amarillos en el epicentro de la Calle Gran Vía. Ahí frente al Teatro de Callao están las trabajadoras del hogar que denuncian su situación actual y piden más derechos para un colectivo de por sí infravalorado y olvidado por las administraciones. “Para celebrar el Día Internacional de la Trabajadora del Hogar no queremos nada más que los mismos derechos que tienes tú como trabajador, no pedimos más que el reconocimiento de que las cosas que hacemos en tu casa, cuidando a tu familia, son importantes; que nuestro trabajo es importante”, manifiesta Carolina Elías, representante de la asociación Servicio Doméstico Activo (SEDOAC) en la protesta para erradicar el modelo del régimen de interna en España.

Este sábado, las trabajadoras del hogar se han reunido para dar voz a las mujeres a través de una convocatoria estatal. Lo han hecho al grito de Igualdad es currar, igualdad es cobrar; Mujer si no luchas, nadie te escucha y Porque sin nosotras no se mueve el mundo. El objetivo de este llamamiento a nivel nacional es eliminar el modelo del régimen de interna en el país, como señalan desde su manifiesto. “Aunque la modalidad de interna está recogida en la legislación y se regulan descansos, retribuciones o el pago en especie, la alta incidencia de la irregularidad administrativa, la alta dependencia de estas mujeres a unos ingresos, a un techo y a que les arreglen los papeles, así como la falta de control hacen que las historias de abusos y malos tratos sean especialmente comunes y que la mujer no esté protegida por la ley, sino por la voluntad de sus empleadoras”, denuncia el escrito.

A la concentración también se ha sumado la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, quien se ha pronunciado protestando por la falta de apoyo por parte de la Administración actual en la capital. “Madrid se escribe con M, pero también con M de mujer y son muchas las situaciones de mujeres, sobre todo, migrantes que hoy no encuentran en el Ayuntamiento de Madrid una Administración amiga”, ha precisado la ministra. “Para el PSOE ha sido durante esta legislatura una gran conquista darles el derecho al paro y darles también el derecho a poder tener una prestación común”, ha indicado tras la ratificación del Convenio 189 a iniciativa de su homóloga de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, durante la concentración

Erradicar el trabajo de interna

Pero la precariedad continúa emponzoñando el sector de los cuidados. “La eliminación del trabajo de interna es algo necesario para poder dar condiciones de vida digna a quienes trabajamos, pues es la alternativa más barata para solucionar la crisis de los cuidados que tiene España; yo creo que el hecho de que seamos extranjeros o que hagamos este trabajo tan invisible no nos puede anular el acceso a un derecho tan fundamental como es una vida que valga la alegría vivir”, lamenta Carolina Elías, portavoz de SEDOAC, en una conversación con ElPlural.

El hecho de que seamos extranjeros o que hagamos este trabajo tan invisible no nos puede anular el acceso a un derecho tan fundamental como es una vida que valga la alegría vivir

“Quienes hacemos este trabajo tan importante para las familias tenemos que tener las condiciones justas y dignas que nos permitan hacer una vida a la empleada del hogar interna, que no sabe a qué horas va a llegar a su casa a cuidar de sus hijos, en la noche está durmiendo en el lugar en el que trabaja y no tiene derecho ni al ocio porque cuando sale de trabajar sale cansada”, denuncia Elías. “Es necesario cambiar que todas las personas podamos tener una vida digna y no vivir para trabajar, sino trabajar para vivir y para vivir bien”.

La representante de la asociación llama la atención sobre el modelo vigente en España y propone a las autoridades adoptar el patrón establecido en Alemania, región en la que la figura de interna no existe en el sector. Asimismo, indica que una de las soluciones para atender a esta inestabilidad radica en “la profesionalización de los cuidados y la separación de las tareas” porque “lo que no puede ser que ninguna persona tenga que asumir todas las tareas”. “El cuidado no puede seguir siendo un lujo”, sostiene Elías.

Racismo y discriminación

No solo aumentan las horas establecidas en los contratos laborales, sino que también se amplia el historial de acoso, abuso y violencia en los testimonios de muchas trabajadoras. Es lo que ocurre cuando la legislación no protege a las mujeres migrantes, dado que el artículo 18 de la Constitución de 1978 establece que el domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito. Elías plantea “inspecciones de trabajo efectivas” como ocurre en Uruguay. “Hacen inspecciones de trabajo sorpresa por bloques familiares, pero si un empleador hace las cosas bien no tiene de qué temer a abrir las puertas de su casa, es que cuando no quiere abrir es porque saben que están cometiendo irregularidades”, manifiesta.

Carolina Elías, representante de SEDOAC

Desde SEDOAC, también apuntan la necesidad de que el Gobierno apruebe una regularización extraordinaria a los migrantes que llegaron a España antes del 2021 a través de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP), así como a una reforma de la Ley de Extranjería vigente. No solo la situación de la población migrante exige un cambio por parte de las administraciones, sino también en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE).

Cuando llegas no tienes acceso a nada, no tienes información a nada y no tienes nada

Muchas de nuestras compañeras han pasado por los CIE. El 70% de las mujeres son origen latinoamericano; ahí están compañeros y compañeras por tener una infracción administrativa y nos tratan como si fuera que nosotras violamos, matamos o hicimos algo realmente gravísimo que realmente merece una pena de cárcel y lo único malo es que no tenemos los papeles en regla”, añade Edith Espinola a la redacción de este periódico.

Espinola también habla de prejuicios y discriminación, un aspecto que se refleja en la precariedad de este sector. “Nosotras que venimos del Sur global, cuando decidimos migrar, somos vistas como delincuentes, necesitamos medidas, vías legales, para no sufrir estas penalidades; es que cuando llegas no tienes acceso a nada, no tienes información a nada y no tienes nada”, continúa diciendo. 

Vivir en régimen de interna

Marsha (nombre ficticio) es natural de Filipinas. A los 21 años salió del archipiélago tras comprobar la pobreza y la falta de oportunidades de empleo que asolaba el país. Por ello, cuenta a ElPlural.com que decidió embarcarse hasta Kuwait en el Golfo Pérsico como trabajadora del hogar y cuidadora de los menores de la familia en régimen de interna. “Yo cuidaba a los niños, me levantaba para hacerles el desayuno, les llevaba a las clases y luego cuando volvían también la comida, la merienda y la cena, y también planchaba, aunque me ayudaba una compañera que habían contratado de forma externa que limpiaba la zona del exterior”, narra.

Su jornada laboral abarcaba desde las siete de la mañana hasta las 11 de la noche, un contrato en el que no se contemplaba ningún día de vacaciones, ni festivos, ni descansos.  “Hasta que nos fuimos a Málaga porque mis jefes tenían una casa en la playa ahí y nos íbamos de vacaciones, pero pasó la guerra del Golfo”, explica Marsha.

Al conocer la noticia, la familia había decidido su regreso al país asiático, algo que ella temía por la posibilidad que implicaba de volver a su ciudad natal y a la situación de falta de recursos que tenía ella y su familia en el archipiélago. Una de sus compañeras le sugirió que escapara por la noche para no volver de nuevo a la ciudad donde había estallado la guerra. “Me dio un abrazo, me dijo llorando ‘mucha suerte’, es que éramos como hermanos y me decía: ‘Vete, tienes tu vida, no te sacrifiques por ellos, no vas a morir por ellos’”, recuerda.

Cuando eres inmigrante ya piensas que te van a tratar mal

Con la excusa de que salía de la vivienda para tirar la basura depositó todos sus enseres básicos en una bolsa de residuos aquella noche y se reunió con una amiga suya que la trasladaría hasta la capital. “Después de eso, seguía hablando por carta con mi compañera porque ella recibió una carta de mi madre diciéndole que me cuidase”, confiesa. Al llegar a Madrid fue contratada como interna en otra vivienda. Un año más tarde, recibió la mejor de las noticias. Gracias a la regularización extraordinaria que hizo Felipe González en 1992, Marsha recibió el permiso de residencia y, cuatro o cinco años después aproximadamente, la nacionalidad.

Asegura que tuvo suerte en este sector, pues nunca tuvo problemas. “No he tenido problemas de abuso, de violencia físico, pero sé que es porque he tenido suerte, conozco a amigas que sí han tenido problemas y agradezco que mis jefes se hayan portado así conmigo, porque cuando eres inmigrante ya piensas que te van a tratar mal”, confiesa. Si bien, admite que trabajar de interna es “muy duro” porque “no puedes salir ni para ver a tu amiga”. “Cuando estuve en Kuwait tuve que escaparme porque mis compañeros me ayudaron a ver a mi amiga, porque ellos sabían que no salía de fiesta, no tenía muchos amigos”, concluye.