Hasta el momento se conocía que los jóvenes que se hacen llamar La nueva Manada, acusados de abuso sexual a una menor la noche de San Juan en Playa del Inglés, eran cinco, uno de ellos menor.

Ahora, se ha filtrado su identidad con una imagen en las que se puede ver el rostro de los cinco e, incluso, su cuenta de Twitter. La imagen, que ya se ha convertido en viral, saca del anonimato a estos cinco presuntos agresores -cuatro de ellos ya imputados por un delito de abuso sexual-.

Además, de ellos se sabe que tiene entre 19 y 24 años, sin contar con el menor de edad, que ya ha sido ingresado en un centro especializado de Valle Tabares por orden de la jueza encargada del caso.

Sus compañeros de esta “nueva Manada”, han quedado en libertad pero imputados, por lo que deben comparecer cada quince días en los juzgados, no pueden salir de Gran Canaria y tienen prohibido acercarse a la denunciante o comunicarse con ella.

¿Se debe publicar la identidad de los acusados?

Los datos que permiten la identificación de estos jóvenes, que ellos mismos se bautizaron como La Nueva Manada mientras estaban detenidos en los calabozos, se han difundido rápidamente por las redes sociales.

Incluso, en algunos menajes, además de sus rostros y cuentas de Twitter, se filtra su lugar de residencia con mensajes amenazadores como "por si alguno le quiere hacer una visita" o “ustedes difunden el vídeo abusando de una chica, nosotros difundimos vuestras caras para que todo el mundo sepa quienes sois”, recordando que los agresores canarios habrían grabado con un teléfono móvil la presunta violación en grupo

Ahora, vuelve la polémica de si se debe o no difundir la identidad de unos acusados por delitos sexuales. Es cierto que la juez ha decretado para los cuatro mayores de edad la libertad provisional sin fianza, pero también lo es que han sido imputados por agresión sexual.

Un debate similar se vivió cuando se publicaron imágenes de los cinco de La Manada, la mayoría de sus festejos en los Sanfermines de 2016, cuando fueron acusados de violación en grupo por una chica de 18 años, en la madrugada del 7 de julio de 2016 en Pamplona.

Mientras que el Tribunal se centró en salvaguardar la imagen y la identidad de la víctima, medios de comunicación apostaron por hacer los mismo con los miembros de La Manada. Las fotos en las que salen sus rostros fueron pixeladas, una medida que muchos entendido como desproporcionadas por que podría equiparar a los supuestos agresores con la víctima.