El comunicador de extrema derecha Vito Quiles sigue pululando por los pasillos e inmediaciones del Congreso de los Diputados, a pesar de que hace unos meses atrás publicó un vídeo en el que acusaba al Gobierno de "totalitario" por elaborar una ley que pondría algunas limitaciones a su acción agitadora, llegando a asegurar que sería expulsado del Congreso por esa nueva norma.
En los últimos días, se ha visto a Quiles abordar al portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, a la salida de la Cámara Baja, como acostumbraba a hacer antes del parón veraniego, y sigue manteniendo la acreditación sin ningún tipo de problema. La realidad era que el agitador tendría que amoldarse a unas normas, y no que fuese a ser expulsado, como aseguró y lamentó en el vídeo compartido hace unos meses.
"Me echan del Congreso de los Diputados por hacer mi trabajo. Hay una recogida de firmas en marcha que lleva ya 26.000 y que ha sido promovida por el resto de periodistas que no les gusta mi forma de hacer mi trabajo", clamaba el periodista entonces.
"Por todas mis preguntas, ni el resto de periodistas ni el Gobierno quieren que esté trabajando en el Parlamento. La situación es muy grave porque es cuestión de días o semanas que me tenga que ir de allí y eso significa que no se acepta que un periodista haga preguntas críticas al Gobierno. ¿Qué tipo de trabajo quieren que hagan los periodistas ahí?", se planteaba también.
"España deja de ser un país plural en el que se consagra la libertad informativa y pasa a ser un país dictatorial en el que solo se permite que una serie de medios afines al Gobierno puedan trabajar en las instituciones públicas", sentenciaba, dando a entender que sería fulminado de la Cámara Baja y no podría volver jamás. No fue así.
Elaborar una ley para expulsarme del Congreso por ser incómodo no es democrático.
— Vito Quiles (@vitoquiles) March 22, 2025
Nunca he infringido las normas en mi trabajo, solo me he dedicado a fiscalizar a un Gobierno cuya corrupción está más que acreditada.
Cancelarme por ser crítico se llama totalitarismo. pic.twitter.com/dXcOoEp7HJ
El cambio de reglamento tuvo dos modificaciones principales: que los periodistas tenían la responsabilidad y la obligación de mantener la concordia parlamentaria, punto en el que Vito Quiles fallaba al vulnerar los turnos de pregunta, hacer cambios de tema improcedentes o abordar a los políticos en zonas restringidas; además de que los medios de comunicación con menos de 10 trabajadores en plantilla no podrían acreditarse para el Congreso. El objetivo de este segundo punto era luchar contra los pseudomedios, pero terminó siendo un error, ya que limita la labor de los medios independientes que no puedan permitirse tener más de diez personas en nómina. Además, la norma ni siquiera echó a Quiles del Congreso, ya que Estado de Alarma (EDA TV), el medio para el que trabaja y le acredita, supera el mínimo de trabajadores requeridos. Por contra, La Marea se quedó fuera al aplicar esta restricción.
Querían echar a los pseudomedios y cuando han hecho la norma se han dado cuenta de que los pseudomedios son ellos.
— Vito Quiles (@vitoquiles) September 2, 2025
Estoy bailando. 😆😆😆 https://t.co/8ZsaZ1MdfT
De forma paradójica esta medida deja fuera a un medio como La Marea y permite acreditarse al medio de Javier Negre.
— AntonioMaestre (@AntonioMaestre) September 2, 2025
Se podía hacer mal, han elegido hacerlo peor. https://t.co/LiYtrAczfl
La reforma promovida por los socialistas, a su vez, da la posibilidad a la Mesa de la Cámara de castigar a los periodistas que vulneren la citada cordialidad parlamentaria. Las sanciones incluyen la retirada temporal de la acreditación y, en caso de reiteración, la retirada total de la misma. "No se impide a nadie ejercer la labor del periodismo, a nadie; lo que pasa es que, como todos, debemos de seguir unas reglas, unas normas de comportamiento en esta casa", expresó en su momento el portavoz socialista Patxi López.
Además de restringir a los medios de corta plantilla, también se vetó la acreditación para "páginas webs", blogs y canales de Youtube; así como a las emisoras de radio o cadenas de televisión de difusión digital y sin concesión administrativa. A este grupo también hay que sumar a los departamentos de comunicación de los lobbies y a colaboradores de equipos de comunicación de los partidos políticos.