Tras 44 años pintando a mano las inestimables cerámicas de Sargadelos, Rogelia Mariña, representante legal de los trabajadores por UGT desde la década de los 80 en la empresa, nunca se pudo imaginar que su vehemencia a la hora de defender los derechos laborales la llevasen a ser perseguida y acosada de forma tan insensata por Segismundo García, administrador único de la empresa.

Su valentía la llevó a enfrentarse con Díaz Pardo, quien acabó reconociendo su labor en defensa de los derechos laborales de las mujeres con una figura numerada de “Lola de Penelas” (figura en homenaje al trabajo de una artesana que recorría las viviendas, acompañada de sus hijos, para ofrecerse a arreglar los utensilios estropeados). Pero su arrojo tuvo nefastas consecuencias cuando García se hizo con las riendas de la sociedad.

Despedida tras despreciar y menospreciar sus funciones

Después del despido colectivo que la empresa llevó a cabo a finales del 2013, Rogelia fue elegida de nuevo como representante de UGT en la empresa. Lleva más de 30 años siendo la cara visible de la organización sindical, bien como miembro del Comité de Empresa, órgano del que fue presidenta durante todos los mandatos, o actualmente, como Delegada de Personal. Sin embargo la relación con el administrador, Segismundo García, fue, según relatan fuentes del sindicato a este medio, de “auténtico desprecio. Menospreciando y obstaculizando sus funciones, que como representante unitaria tiene reconocidas legalmente, ya que se le llegaron a imponer sanciones de suspensión de empleo y sueldo, que luego resultaron ser reconocidas como injustificadas en vía judicial”.

Esta primera fase terminó a finales del año 2016 con el despido de la trabajadora. Pero en febrero de este año, un juzgado de lo social en primera instancia declaró la nulidad del despido, por vulneración del derecho a libertad sindical, condenando al Consejero, además de a la empresa a readmitirla y a indemnizarla. A día de hoy esta sentencia está recurrida por ambas partes en la instancia judicial superior. Una vez que Rogelia se reincorporó de modo provisional a la empresa, aunque no a su puesto de trabajo, a mediados de agosto de este año, Segismundo entregó a la trabajadora un pliego de cargos en el que se le imputaba, entre otras cosas, el haber causado tanto ella como UGT, unos daños cuantificados en más de un millón de euros. Tras esto, la profesional no ha podido incorporarse a su trabajo porque la empresa la ha obligado a través de sucesivos permisos retribuidos, por “la tensión que genera". Con posterioridad, en una reunión sorpresa, el Consejero anunció su intención de despedir de la fábrica a 49 empleados, haciendo responsables directamente a la delegada sindical de UGT y a la propia organización. Pero por si esto no fuera poco, se elaboró un documento para que lo firmasen los trabajadores, en el que se exige la dimisión de la delegada sindical bajo la promesa de que si lo firman ni habrá despidos, ni la empresa cerrará.

Lo cierto es que hoy se ha producido otro despido y ya suman más de 24.

En una sociedad del S.XXI, democrática como la nuestra, afirma el abogado de UGT, Pedro Blanco, “solo queda solicitar el amparo de los tribunales que es lo que Rogelia, junto con el sindicato, han pedido y están esperando obtener". Asimismo el letrado cuestiona si “cabe permitir que a estas alturas un empresario pueda despedir a docenas de trabajadores, con la única finalidad de doblegar los derechos de una persona, su voluntad y de paso, la decisión de un Tribunal". Para terminar, Blanco pregunta “si no es hora de que tras los estragos causados por la crisis, nos planteemos dotarnos de normas que nos protejan de la violencia ejercida contra las personas trabajadoras".

Mientras la Xunta, según ha publicado ayer la voz de Galicia, intermediará en el conflicto en una reunión entre la dirección y CCOO. Desde El Plural. Com nos hemos puesto en contacto con el departamento de la consellería de economía e industria, para que confirmen o desmientan este hecho, sin haber obtenido todavía respuesta. Aunque Comisiones Obreras, asegura en el mismo medio que no se sentará a negociar en ninguna mesa sobre Sargadelos sin UGT, ya que según recoge la publicación gallega, ha sido el Consejero de la empresa, Segismundo García, el que ha vetado al sindicato.

Teniendo en cuenta que esta empresa forma parte de la cultura gallega, en una democracia consolidada cabe preguntarse, el motivo que lleva al gobierno gallego a no ejercer de inmediato las competencias que tiene a través de la inspección de trabajo.

Sargadelos: un símbolo identitario que se conoce más que la bandera gallega

Hablar de Sargadelos no es hacerlo solo de cerámica, sino de un símbolo identitario de Galicia, que se conoce más allá de su bandera. Es parte de la historia del pueblo gallego, ya que fue el primer complejo industrial de la comunidad en el S.XVIII, al mismo tiempo que supuso la recuperación de la cultura gallega en el exilio de la segunda mitad del S.XX.

Su fundador Antonio Raimundo Ibáñez, Marqués de Sargadelos, utilizó los recursos del municipio lucense de Cervo para crear el primer alto horno privado de España. Con la muerte del noble, no es hasta principios del S.XX cuando el intelectual galleguista Isaac Díaz Pardo, se convierte en el motor de la fábrica junto a uno de los grandes nombres del exilio en Argentina, Luis Seoane. Ambos devolvieron a Galicia parte su cultura, perdidas en la Guerra Civil, a través del diseño exclusivo de las piezas, que además tienen un proceso de fabricación único, ya que se emplea el caolín de las antiguas minas de la zona y las arenas de la Mariña Lucense. De hecho en el año 2014 el gobierno gallego declara bien de interés cultural ( BIC ) , con la categoría de monumento, la Fábrica de Cerámica de Sargadelos, en este término municipal lucense.