La modernidad no ha llevado el progreso, sino al retroceso en algunos sectores que forman parte de la actualidad, en muchas ocasiones, invisibles para la mayoría de la población y normalizados como legado histórico. La nueva esclavitud moderna está disfrazada bajo las lagunas del amparo de la legislación, del reconocimiento del trabajo del hogar y, por último, de una sociedad que presuntamente busca la igualdad de género sin llegar a comprender en su totalidad las profundas complicaciones de los colectivos migratorios. Las cosas no han mejorado en el sector de los cuidados, tampoco para las trabajadoras del hogar si hablamos de que la ratificación del Convenio 189 fue tan solo aprobada hace un año. Las trabajadoras de este sector siguen luchando por sobrevivir.

Una nube de prejuicios, estereotipos y racismo sigue envolviendo a este colectivo, especialmente, en la asignación de cualidades en función de la nacionalidad. En el caso filipino, tiempos feudales recuerdan a las imágenes que publicita la agencia de colocación MIMUCAMA. Jóvenes filipinas protagonizan su página web con un uniforme rosa, amplia sonrisa y plena concentración en las tareas del hogar. La agencia señala que son “líderes desde 2010 en servicio filipino”. En otro ladillo, aseguran que son “candidatos con experiencia y referencias contrastables”. El último ya augura lo peor en su comparación como un producto: “Garantía de un año”.

Captura de pantalla de la agencia MIMUCAMA

Esta organización no solo intenta casar la demanda de empleo de los trabajadores con la oferta de los empresarios en el sector de los cuidados y del hogar, sino que incluso aporta una sección muy particular en su sitio online: “Somos líderes en la selección de: Servicio Doméstico Filipino”. En concreto, describen a las trabajadoras del hogar con nacionalidad filipina con una “gran capacidad de trabajo, honestidad, lealtad a la familia para la que trabajan, actitud cariñosa y paciente hacia los niños”.

La página web de la empresa MIMUCAMA detalla en un página web que las trabajadoras del hogar filipinas contratadas "tienen una garantía de un año"

Se suman también la “discreción, la actitud respetuosa, iniciativa, alta capacidad de adaptación o habla inglesa” en su definición de un ser humano, en este caso, que trabaja en el sector de los cuidados. Los derechos laborales quedan expuestos con los dos siguientes calificativos a través de la “ausencia de conflictividad laboral” y la “ausencia de absentismo laboral”. Este diario no ha recibido respuesta por parte de esta agencia.

No se trata de la única página web que promociona a los trabajadores en función de su nacionalidad, también lo hace Interfil Services, también en Madrid, en otra de sus secciones en su página web. En Valencia, también se recoge esta promoción discriminatoria contra las trabajadoras del hogar filipinas en Luxury Philippines Domestic Services. Su portada define la empresa como “el mejor personal filipino para usted”, a un añadido de “elige bien, elige el lujo”. 

Precariedad, abusos y la esclavitud del nuevo siglo

Medio siglo tras la abolición de la esclavitud y todavía quedan rastros de su paso en la actualidad. Así lo denuncia Carolina Elías, portavoz de la Asociación Servicio Doméstico Activo (SEDOAC), quien expresa a ElPlural.com su “completo rechazo a esa forma de mercantilizar bajo estereotipos a unas personas y venderlas como un producto estrella”. También lamenta los estereotipos marcados en el empleo del hogar en función de la nacionalidad. “Para el cuidado de personas mayores o niños prefieren la contratación de latinas porque dicen que son más cariñosas, otro estereotipo es que, si son para limpieza, las mejores son las de Europa del este”, comenta la representante de la asociación.

“Y que para las clases más altas es cuando prefieren a las filipinas porque dicen que son más prudentes, más calladas y estas son las peores palabras que he escuchado: que son más sumisas”, dice Elías a este periódico. La portavoz condena este tipo de trato de las personas en función de su origen: “Además, también tienen el plus de que hablan inglés y que para los niños y niñas les viene muy bien porque practicas con ellas, de sí las utilizan también como profesoras”, denuncia.

Captura de pantalla de la agencia de colocación MIMUCAMA

La alerta ya está puesta entre la comunidad de filipinos. La agencia busca trabajadoras del hogar en función del tipo de régimen (interna o externa), si se trata de un “matrimonio” o si las familias buscan por temporadas (fines de semana). La empresa señala que “damos un año de garantía para dar la seguridad al cliente de que si, por cualquier motivo, el empleado no cumple con las expectativas”. Una fuente consultada perteneciente al colectivo que desea preservar su anonimato cuenta que las personas contratadas tienen tres meses de prueba. Una vez finalizado este período de prueba, la oficina recibe el salario de un mes correspondiente de las trabajadoras o de un “matrimonio”. En muchas ocasiones, las trabajadoras no pueden prolongar la carga del trabajo, así como otros motivos, a lo que la agencia les responde que “aguanten” para llegar a los tres meses y cobrar el pago a cambio de la contratación.

Primero la salud, después el trabajo

Esta fuente también explica los abusos por parte de las familias o “la señora” como califica a los empleadores ante el miedo de muchas trabajadoras del hogar de ser despedidas. “Siempre les digo a mis paisanos que si yo trabajo como interna no voy a trabajar como una burra porque también tienes derecho a descansar, lo que pasa es que hay muchos ‘señores’ que no te dejan ni comer”, denuncia. “También veo casos de muchas trabajadoras que enferman y me dicen ‘no me siento bien’ y la señora dice que no, que para qué tengo que ir al médico porque luego pierdo toda la mañana”. A lo que responde que “primero la salud, después el trabajo”.

Esta fuente también revela que le han llegado casos en los que las familias han obligado a las trabajadoras a ejercer su actividad laboral fuera de su horario, en el de descanso y el nocturno. “Llegan los ‘señores’ por la tarde y estaban durmiendo en la cama, y les obligan a ponerse el uniforme”, detalla añadiendo que el informe de una de las trabajadoras estaba en la lavadora, y que tuvo que “ponérselo mojado”.

Y deja claro que “las filipinas no incumplen, son los ‘señores’ los que incumplen”. También añade que, ante el aprovechamiento de estas agencias, esta fuente ha decidido ayudar a los migrantes filipinos poniendo en contacto a los conocidos con familias que necesitan personal para el cuidado del hogar desde su agenda. “Yo no cobro ni un céntimo ni tampoco tienes que darme el 50% de tu sueldo”. Por último, aclara que “venimos para trabajar” y que considera que la legislación para los migrantes en situación administrativa regular es la misma para los migrantes con la situación administrativa irregular.

Un atentado a los derechos básicos

La secretaria confederal de Mujeres, Igualdad y Condiciones de Trabajo de Comisiones Obreras (CCOO), Carolina Vidal, considera que “esto es un atentado contra el derecho de igualdad y el principio de no discriminación”. La abogada afirma que por una parte “hay una cuestión clara de géneroporque “solo aparecen mujeres” y, por otra parte, “es un atentado evidente contra la igualdad porque discrimina por razones de raza o de nacionalidad concreta”. Por este motivo, el sindicato ha anunciado en exclusiva a ElPlural.com que denunciará estas prácticas ante la Inspección de Trabajo.

El artículo 14 de la Constitución de 1978 explica que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". El marco jurídico también reconoce que "toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados".

Es que no habla sobre un trabajo bien hecho, sino que habla de la personalidad de las mismas mujeres que van a prestar el servicio como si fueran mercancías

Vidal estima que la descripción de la página web sobre las trabajadoras del hogar filipinas es “una humillación clarísima”. “Es que no habla sobre un trabajo bien hecho, sino que habla de la personalidad de las mismas mujeres que van a prestar el servicio como si fueran mercancías”, añade. Desde el sindicato señalan que “las mujeres claramente racializadas son mujeres muy vulnerables por dos motivos: por una cuestión de género y por una cuestión migratoria, lo que las deja en un estado de vulnerabilidad”.

La secretaria confederal de Mujeres del sindicato ha recalcado que “el mayor trabajo que nos queda es sensibilización a la sociedad porque ni es la chica ni la que ayuda ni la muchacha”. Esta necesidad de concienciación a nivel social se refleja en el caso de la modelo y conocida doctora en medicina estética de las influencers, Carla Barber, cuando se quejaba en sus redes sociales porque la trabajadora del hogar que había contratado había partido a Filipinas y por tanto, no podía reincorporarse al trabajo, una experiencia “traumática” para la que participó en Supervivientes porque estaba “sola en Madrid, con un bebé de ocho meses, embarazada de seis”.

Desde la Unión General de Trabajadores (UGT) también coinciden con el anterior sindicato. Rosa María Sampedro, secretaria federal del Sector de Limpieza de UGT, lamenta este caso y denuncia la descripción que realizan estas empresas.