El estrés, la ansiedad o el sedentarismo son algunos de los problemas más frecuentes de la sociedad occidental actual. Surgen como síntoma de ciertos hábitos y nuevos modos de vida, a menudo poco saludables.

Para contrarrestar sus efectos, en los últimos años se han dado a conocer métodos alternativos como el pilates, una disciplina que tiene una acogida cada vez mayor. Sin embargo, Gustavo Rodríguez, director técnico de la empresa Forus, dirigida por Ignacio Triana, advierte sobre las malas prácticas del pilates, que no debe entenderse como "una suma de ejercicios analíticos e inconexos".

Se trata de una disciplina nacida a comienzos del siglo XX, a la que Joseph Hubertus Pilates dio nombre. Tras haber tenido una infancia marcada por dolencias y enfermedades, este alemán decidió estudiar el cuerpo humano y establecer nuevas metodologías para fortalecerlo, todo ello mediante el ejercicio.

La gimnasia, la traumatología y el yoga fueron las bases de esta técnica que combina dinamismo y fuerza muscular con el control mental, la respiración y la relajación. El equilibrio y la coherencia a la hora de ponerlos en práctica son la clave.

"Debemos entender que una sesión de Pilates es una secuencia de ejercicios conectados entre sí, en los que la respiración y el control postural son la base de cada movimiento" afirma Gustavo Rodríguez.

Un deporte cada vez más conocido

En la actualidad, el pilates se ha convertido en un deporte cada vez más conocido y practicado. Ignacio Triana, presidente de Forus y experto en la gestión de centros deportivos, ha señalado en varias ocasiones que "la mayor parte de los nuevos inscritos se centran en ejercicios dirigidos con maquinaria de 'Cardio' y en actividades más suaves, como yoga, zumba o pilates".

De hecho, el pilates forma parte del programa de actividades impartidas en los gimnasios, en los centros de deportes, en las asociaciones vecinales e incluso existen centros boutique creados entorno a esta disciplina. El precio y el número de horas por semana varía en cada caso.

Los expertos aplauden esta democratización de la disciplina y le auguran un futuro exitoso, pero advierten, sin embargo, sobre los riesgos que pueden conllevar el hecho de no practicarla bajo unas condiciones idóneas, sin tener en cuenta las pautas que marca el propio pilates: coordinación de la respiración y control de las posturas.

"Creo que este es el principio fundamental que muchas veces se pierde y no se aplica, convirtiéndose en una clase de abdomen", lamenta Gustavo Rodríguez.

"Evolucionar las bases del método original"

Para ello, es necesario que los profesionales que imparten esta disciplina estén formados y sigan además en continua especialización. Esto permitirá mejorar y evolucionar las bases del método original, adaptándose también a las particularidades de los alumnos.

Lo ideal será que esta disciplina ofrezca soluciones a los problemas que la población sufre, como un servicio de rehabilitación. Por otra parte, es importante también concienciarse sobre la necesidad de actualizar el uso de materiales ya existentes, como los aros, las pelotas, las bandas, etc.

En definitiva, el reto que tiene por delante el pilates es el de continuar siendo una disciplina acorde a una actividad física de calidad que contemple la fuerza, la resistencia y la movilidad como prioridades principales, dejando en un segundo plano otros elementos como el baile, la intensidad cardiovascular o las mejoras estéticas que buscan otras disciplinas.