La mujer que asesinó a su hija de diez años en Girona confesó su crimen al periodista Albert Soler por Messenger: “Albert, he matado a mi hija”, le escribió en un mensaje a las 14:18 horas, antes de que la madre llamara a Emergencias para alertar de lo que había hecho, sobre las tres de la tarde.

El periodista ha optado por contar lo que vivió en Twitter, donde ha difundido parte de la conversación en Messenger, junto con el enlace a un artículo, también sobre lo ocurrido, publicado en el Diario de Girona, bajo el titular: “Confesión a un casi desconocido”.

“Pocas veces el periodista dice ‘eso no lo olvidaré jamás’. Esta es una de esas raras ocasiones”, afirmó Alberto Soler en Twitter.

Según relata en su artículo, no tomó en serio la confesión de la mujer, cuando le dijo: “Albert, he matado a mi hija”, a pesar de que conocía que tenía problemas psiquiátricos.

"¿Con qué método?"

La insólita respuesta del periodista fue: “Con qué método?”, porque “era lo que yo suponía que se esperaba de mí”, según explica Albert Soler, que añade: “Cuando a continuación me explicó de qué manera lo había hecho, me empecé a preocupar, porque sé que la mujer ha tenido problemas psiquiátricos (muy activa en las redes, donde solía colgar fotos de la pobre niña, me había explicado algún golpe)”.

Aunque él tardó en reaccionar, su hija, que estaba sentada junto a él en el sofá, de acuerdo con el relato del periodista, y que estaba pendiente de la conversación, le pidió: “¡Papá, haz algo!”.

La mujer dijo que "no podía yo sola sin el padre"

Como la mujer empezó a darle detalles de cómo había matado a su hija, el periodista empezó a tomar en serio su relato y entonces le preguntó por qué lo había hecho. “No podía yo sola sin el padre”, le respondió ella. El matrimonio se había separado meses atrás.

¿Habrían podido salvar a la niña?

El periodista intentó indagar cuál era la dirección de la mujer con el fin de llamar a los Mossos, pero ella se resistió a darle el dato, así que aún no hubo un aviso a la policía.

“No puedo llamar a la policía, que es lo que a estas alturas -minutos después- ya sé que tengo que hacer, sea real o imaginario el filicida, porque ni sé el apellido de María Ángeles ni conozco el domicilio, así que empieza un tira y afloja para que me diga su dirección. En vano. Intentos de averiguar por otros medios donde vivo. Infructuosos. Nervios.”

“Cuando poco después de las tres de la tarde me pide el número de los Mossos para confesar el crimen, pocas dudas me quedan. Y como lo sabe, entonces sí, entonces me da su dirección. Llamo yo también a Emergencias y que Dios reparta suerte”, escribe en su columna el periodista, que se pregunta si la policía “habría llegado a tiempo si yo hubiera sabido -o ella me hubiera dicho antes- la dirección? Nunca lo sabremos”.

La mujer, de 49 años, mató este lunes a su hija de diez ahogándola en la bañera después de suministrarle medicamentos diluidos. Estaba diagnosticada de un trastorno psicológico del que había sufrido otros brotes y en los últimos meses había ingresado en varias ocasiones en un centro psiquiátrico. La última alta médica la habría recibido hace sólo dos semanas. Sin embargo, se encontraba sola con la niña.

La familia estaba realizando trámites para retirarle la custodia de la menor y declararla incapacitada, según han relatado conocidos y vecinos. “No estaba para cuidar a la niña, es injusto lo que ha vivido esta menor por parte de todos los que la deberían haber cuidado”, afirmó una mujer que conocía a la familia.