El 'niño cojo' que protagonizaba la impactante y dramática foto en la que se veía a un grupo de exiliados republicanos entrando en tierras francesas (Prats-de Mollo) tras cruzar la frontera por la provincia de Girona, ha fallecido este pasado 1 de noviembre. El protagonista de esta dura imagen era Amadeo Gracia Bamala y su instantánea se convirtió en una mítica foto que mostraba la crueldad y los sufrimientos que sufrió el exilio republicano primero en la contienda civil, luego en su estancia forzosa fuera de su país y más tarde a su vuelta a España-. Los protagonistas de esta triste historia son unos más de los miles y miles de españoles exiliados que cruzaron la frontera francesa con Cataluña.

La fuerza dramática de la imagen reside esencialmente en sus tres protagonistas infantiles. En un primer plano se observa a Alicia Gracia apoyada en una muleta. Tenía entonces tan solo siete años y se la ve de la mano de su padre. Le falta una pierna, perdida en un bombardeo de la aviación italiana, las tropas fascistas de Mussolini que ayudaron a Franco a ganar la guerra.

Bombardeo de los fascistas italianos

El niño pequeño con pie amputado y que anda ayudado de un hombre que le coge de la mano es Amadeo Gracia Bamala, el “niño cojo” fallecido ahora y hermano de Alicia. Contaba entonces con cuatro años de edad. Perdió el pie al tener que ser amputado por las heridas recibidas de la misma metralla de la bomba de los fascistas que segaron la vida de su madre e hizo perder la pierna a su hermana Alicia. También a su izquierda en la foto vemos a un adolescente caminando. Es su otro hermano, Antonio, de doce años. Abriendo camino por delante y junto a su hermana Alicia vemos a Mariano Gracia, el padre de los tres niños.

La foto fue todo un testimonio del sufrimiento de los refugiados en su diáspora huyendo de la atroz y cruel guerra provocada por el franquismo. Se trata, sin duda, de un icono de la retirada republicana y del exilio que, precisamente ahora, durante este año, conmemora su 80 aniversario.

Como reseñábamos, Amadeo Gracia, falleció el pasado 1 de noviembre en Alcalá de Henares. En esta ciudad fijó su residencia y formó una familia junto a su esposa y dos hijos.

¿Pero cómo fue la vida de Amadeo tras llegar a Francia como refugiado?
En realidad Amadeo nunca quiso hablar de esa etapa de su vida ni de la Guerra Civil hasta hasta 1998. Posteriormente narraremos como fue la ruptura de ese silencio.

Se sabe que Amadeo vivía junto a sus padres y sus dos hermanos en la localidad oscense de Monzón. El padre era trabajador de Azucarera Española y su madre costurera. También se conoce que Mariano fue parte de los activistas que lograron la colectivización de esta empresa. Un 20 de noviembre de 1937 les llegó el fatídico día. La aviación fascista italiana bombardeó Monzón. La madre y los dos hijos pequeños corrieron hacia las afueras del pueblo intentando, en vano, salvarse de las bombas. Sin embargo uno de estos proyectiles asesinos les dio de lleno. Esta es la descripción que de los hechos realizaba Amadeo; “Tras el paso de los aviones, curiosamente, la línea del tren ha quedado intacta, pero un par de bombas han dado en el grupo, una de ellas de pleno. Un chico murió y su madre quedó gravemente herida, al igual que mi madre que rápidamente se arrojó sobre mí para cubrirme. La bomba le destrozó el costado y el vientre. A mi hermana, le destrozó asimismo, una pierna, que se la tuvieron que amputar a la altura del muslo (tenía 6 años), y a mí que todavía no tenía 3 años, también me tuvieron que cortar la pierna por debajo de la rodilla”.

Hieren de muerte a la madre

El padre se salvó ya que la madre, Pilar, le pidió a su marido que regresara a casa a buscar un dedal. Pilar era costurera por lo que se infiere que era un dedal de especial significado y valor para ella. Las bombas le causaron heridas de suma gravedad a su madre al interponer su cuerpo entre el estallido de la bomba y el pequeño Amadeo. A este le amputó el pie y a su hermana Alicia la pierna. Una vecina que protegió con su cuerpo a Alicia, también murió. Tan solo dos semanas duró viva Pilar falleciendo como consecuencia de la bomba que le destrozó el vientre. Falleció en el hospital de Lleida rogando en su agonía que permitieran tener a sus hijos a su lado.

Tras el bombardeo los tres hermanos son enviados al Hospital de Sant Pau de Barcelona al mismo tiempo que su padre. Cuando se reponen de las heridas y tras un breve paso por La Garriga cruzan la frontera y se exilian. Tiene la suerte de que los vecinos impidieron que los separasen en la frontera. El padre tras ser internado en un campo de concentración comienza a trabajar en Bergerac, en la Dordogne, un departamento francés situado en el suroeste del país, que ahora pertenece a la nueva región de Nueva Aquitania.

Al poco tiempo el padre fallece y los niños vuelven a Monzón con sus abuelos pero Alicia y Amadeo tienen que ingresar en un orfanato. Amadeo tiene entonces poco más de seis años y recuerda de su paso por este centro como una etapa horrible porque nunca se olvidó que eran niños “rojos”. El mismo lo explica afirmando que “allí permanecimos doce años, sufriendo todo tipo de humillaciones y palizas por ser hijos de los vencidos”.. Para Amadeo este tiempo fue peor que la guerra y peor que el exilio.

Sale del orfanato

Tras salir del orfanato a los 18 años, comienza a trabajar en el mismo sitio que lo hizo su padre, en la Azucarera hasta que aprueba unas oposiciones y se establece en Madrid.

Volviendo a la fotografía, icono de los republicanos -atribuida a la agencia Safara y posteriormente a la Roger-Viollet, aunque se desconoce su autor con exactitud pese a que algunos creen que la autoría es de Hélène Roger-Viollet- se publicó en febrero de 1939 en la revista francesa L’ Illustration. La fama le vendría a la imagen cuando dos días después la revista norteamericana Life también la publicó. A partir de ahí esa instantánea dio la vuelta al mundo. Sin embargo Amadeo la vio por primera vez ilustrando un artículo de un periódico durante una Navidad de 1998. Él no la conocía pese a que salió publicada en la revista francesa L’Illustration el 18 de febrero de 1939.

Carta en “El País”

Tras ver la foto de nuevo en una exposición en 2003 de la Fundación Pablo Iglesias sobre el exilio, Amadeo decidió escribir sobre este asunto y envió una carta a El País. La misiva se tituló Ni perdono ni olvido”. En una parte de la carta decía. “No. Yo no puedo, aunque quiera, perdonar, ni olvidar, ni… Perdonar, ¿por qué? ¿Acaso han pedido alguna vez perdón ellos? No odio, aunque sí odié; no quiero revanchas, aunque en otro tiempo las deseé…hacia ellos siento simplemente un profundo y absoluto desprecio…”.

Murió sin saber donde enterraron a su padre

Luego, en 2009 y con motivo de la conmemoración de los 70 años de la Retirada afirmó:“Me acuerdo de que pasamos mucho frío y hambre. Y subrayaba que de los hechos que más dolor le generaba era el hecho de que jamás supo cómo, murió su padre, ni dónde está enterrado. “No se me quita de la cabeza”, se lamentaba.

He aquí nuestro pequeño homenaje a Amadeo Gracia, uno más, solo uno más de los protagonistas del drama de la guerra civil provocada por los sublevados y de la España franquista. Uno más que muere sin saber donde está enterrado su padre.