La cantautora, modelo y actriz Françoise Hardy, icono de la música francesa en la década de los 60, ha fallecido este martes a los 80 años de edad, según ha informado su propio hijo a través de las redes sociales, Thomas Dutronc. "Mamá se ha ido", ha escrito en un mensaje que ha publicado en Instagram. Hardy fue una de las primeras cantantes pop francesa en hacerse conocida fuera de las fronteras galas y una de las máximas representantes de la ola conocida como yé-yé.
En el año 1962 grabó Tout les garçons et les filles, el single con el que alcanzó una gran popularidad y que se ha considerado como un verdadero himno generacional del que se han vendido millones de copias. Tan solo un año después participó en el Festival de Eurovisión con la canción L'amour s'en va, con la que logró quedar en la quinta posición. Como modelo también fue musa de grandes diseñadores como André Courrèges o Paco Rabanne.
Muere Françoise Hardy
Françoise Hardy, cantante francesa de música pop que saltó a la fama al mismo tiempo que la conocida banca The Beatles, ha fallecido este martes 11 de junio a los 80 años de edad. Así lo ha comunicado su hijo a través de una publicación en Instagram. "Mamá se ha marchado", ha anunciado en un mensaje en las redes sociales el también músico Thomas Dutronc.
La autora o intérprete de clásicos como los singles Tous les garçons et les filles y Comment te dire adieu sufría un cáncer desde hacía 20 años pero ya antes se había convertido en una defensora de la muerte digna. De hecho, en el año 1991 ayudó a su madre a morir con una inyección de eutanasia y ella misma defendió que quería irse sin sufrir. "Quiero marcharme lo más pronto y rápido posible", declaró a finales del pasado 2023. Por ahora se desconocen las causas de su fallecimiento.
Quién fue la cantante francesa de música pop
Nacida en París en 1944, durante la ocupación nazi, Hardy recibió una guitarra como regalo de cumpleaños a los 16 años y solo un año después se unió a Johnny Hallyday, convirtiéndose en una estrella emergente. Con solo 20 años ya era una figura muy conocida en Francia, que superó todos los éxitos con su participación en Eurovisión representando a Mónaco. Otros de sus hits musicales como -J'suis daccord y Le temps de l'amour- marcaron una época.
Destacaba por su voz dulce y triste así como por unas letras sobre el paso del tiempo y los desamores. Bob Dylan la admiraba -"Me di cuenta, con medio siglo de retraso, que tuvo una fijación adolescente conmigo", dijo Hardy en una entrevista con EL PAÍS- e incluso cantó con Iggy Pop y grabó en los noventa con grupos como Blur. Ella componía muchas de sus letras y algunas músicas, y colaboró con algunos de los mayores compositores pop en Francia, como Serge Gainsbourg o Michel Berger.
"Crecí con la convicción de ser más fea que la media, y por ello cultivaba unos complejos de los que nunca logré desprenderme del todo", escribió lla misma en sus memorias, Le desespoir des singes et autres bagatelles, publicadas en 2008. "Ayudada por mi guitarra, yo intentaba incansablemente poner en música mis carencias y mis penas", reconoció. "Siempre fui lúcida sobre la trivialidad melódica, la mala realización y la mediocridad vocal de mis primeros álbumes, hasta tal punto que para mí es un suplicio que me hablen de ellos", dijo.
Junto a la música, Hardy se dedicó al estudio y la divulgación de la astrología y se enamoró perdidamente de Dutronc, padre de su hijo. "Poco a poco caí bajo encanto no solo de sus ojos azul pálido, sino de su manera de ser tan desconcertante: provocadora, a veces cínica, siempre enigmática", ha llegado a reconocer. De lo que no formó parte fue de la política así como del feminismo, pero sí lo fue de la defensa de la legalización de la eutanasia, como recuerda ahora el citado diario.
De hecho, el pasado mes de diciembre publicó una carta al presidente de Francia, Emmanuel Macron. "Usted sabe que una gran mayoría de las personas desea la legalidad de la eutanasia. Contamos todos con su empatía y esperamos que permita detener su sufrimiento a los franceses muy enfermos y sin esperanza de mejorar, cuando saben que ya no hay alivio posible", dijo.
"Sé que me queda poco tiempo. Diez años, como mucho. No me da miedo la muerte. Lo que temo es el sufrimiento físico", dijo en la entrevista con El País. "Después de mis 45 radioterapias, la ausencia definitiva de saliva y la falta de irrigación del cráneo y de toda la zona otorrinolaringológica han hecho de mi vida una pesadilla", añadió en otra entrevista en la cadena RTL en 2022.
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