La artritis es un término amplio que se refiere a la inflamación de las articulaciones, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo y que puede complicar actividades diarias tan sencillas como caminar, escribir o incluso dormir. Sin embargo, aunque el término suene familiar, pocas personas conocen realmente qué es la artritis, cuáles son sus causas, o cómo se puede tratar. Este reportaje despejará dudas comunes, desmontará algunos mitos y ofrecerá consejos prácticos para quienes viven con esta condición.
¿Qué es la artritis? Tipos y causas
La artritis no es una enfermedad única, sino un conjunto de más de cien enfermedades relacionadas que provocan inflamación en las articulaciones. Cada tipo de artritis tiene sus propias características y causas. En general, la inflamación articular puede acompañarse de dolor, rigidez, hinchazón y dificultad para mover la zona afectada, lo que limita el rango de movimiento.
Dentro de las causas de artritis, las más comunes que tendríamos serían las causas autoinmunes, como la artritis reumatoide, que son enfermedades en las que el sistema inmunitario va a atacar a articulaciones sanas” nos explica el doctor Juan Antonio Martínez López, jefe del Departamento de Reumatología de los Hospitales Universitarios Fundación Jiménez Díaz, Villalba, Infanta Elena y Rey Juan Carlos.
Además, algunas infecciones, lesiones o factores como la genética, la edad, el sexo y la obesidad también pueden influir en el desarrollo de la artritis. Existen, además, factores ambientales, como la exposición a ciertos virus o contaminantes, que pueden aumentar el riesgo de desarrollarla.
Síntomas y señales de alerta
Los síntomas de la artritis varían según el tipo específico, pero algunos signos generales pueden indicar la presencia de la enfermedad. El dolor articular, que puede ser leve o intenso, es uno de los síntomas más comunes. Las personas con artritis a menudo sienten rigidez en las articulaciones, especialmente por la mañana o después de un periodo de inactividad prolongado. “Las articulaciones pueden hincharse, ponerse más enrojecidas y calientes al tacto. También puede llevar una pérdida de la movilidad, dificultando la realización de muchas actividades del día a día, como es caminar, subir escaleras, agarrar objetos pequeños”, señala el doctor.
Algunos tipos de artritis también pueden generar síntomas sistémicos, como fiebre, cansancio, pérdida de apetito y debilidad muscular. Ante la aparición de estos síntomas, es fundamental acudir a un especialista para obtener un diagnóstico adecuado y comenzar un tratamiento que pueda prevenir el avance de la enfermedad.
Diagnóstico: ¿Cómo saber si tengo artritis?
El diagnóstico de la artritis suele ser un proceso detallado. “Lo más importante es saber que no hay una sola prueba que pueda diagnosticar efectivamente la artritis”, advierte el doctor Martínez López. La evaluación comienza con un examen físico en el que el médico observa las articulaciones en busca de hinchazón, dolor y rigidez. Los análisis de sangre también son útiles, ya que pueden revelar marcadores de inflamación y ciertos anticuerpos asociados con tipos específicos de artritis.
Además, las pruebas de imagen, como radiografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas, permiten detectar daños en las articulaciones y la presencia de inflamación. En algunos casos, el médico puede recomendar un análisis del líquido sinovial, el fluido que lubrica las articulaciones, para buscar signos de inflamación o células anormales. La combinación de estos resultados permite al especialista realizar un diagnóstico más preciso y determinar el tipo de artritis.
Desmontando mitos: ¿Crujir las articulaciones causa artritis?
Uno de los mitos más persistentes sobre la artritis es que crujir las articulaciones, como los nudillos, puede causar la enfermedad. Sin embargo, no hay evidencia científica que respalde esta creencia. De hecho, estudios a largo plazo han demostrado que el crujido de los nudillos no aumenta el riesgo de desarrollar artritis en las manos.
“El crujido, especialmente en los nudillos, se debe a un fenómeno que se llama Cavitación. Las articulaciones están rodeadas de una cápsula articular que está llena de líquidos sinovial que va a actuar como el lubricante y amortiguador. Cuando movemos la articulación, estiramos la cápsula articular, disminuimos la presión de los gases que hay dentro de ella. Esto provoca que los gases se disuelvan menos y formen pequeñas burbujas, que van a explotar cuando volvemos a flexionar la articulación, liberando el sonido del crujido”, explica el doctor de los hospitales madrileños.
El origen de este mito probablemente se deba a la confusión entre artritis y artrosis, otra enfermedad articular que causa rigidez y dolor debido al desgaste del cartílago. Aunque el crujido de la artrosis puede ser doloroso, no es el mismo sonido que se produce al "crujir" voluntariamente los nudillos.
Factores de riesgo y prevención
Si bien el riesgo de desarrollar osteoartritis aumenta con la edad, esto no significa que todas las personas mayores vayan a padecerla. Factores como la genética, el sexo, ciertas enfermedades autoinmunes y el sobrepeso pueden incrementar el riesgo. Por ejemplo, las mujeres son más propensas a desarrollar algunos tipos de artritis, como la artritis reumatoide, “sin embargo, los hombres también tienen un riesgo mayor de desarrollar otros tipos de artritis, como pueden ser las espondiloartritis”, detalla el Martínez López.
Mantener un estilo de vida saludable es clave para prevenir la artritis o reducir su impacto. Esto incluye llevar una dieta equilibrada, evitar el sobrepeso y practicar ejercicios que fortalezcan los músculos y protejan las articulaciones.
Tratamientos y opciones para aliviar los síntomas
El tratamiento de la artritis depende del tipo y la gravedad de la enfermedad. Algunas medidas generales pueden ayudar a aliviar los síntomas: mantener un peso saludable, hacer ejercicio de bajo impacto, como caminar o nadar, y aplicar calor o frío en las áreas doloridas. La fisioterapia es también una opción común, ya que enseña ejercicios que fortalecen los músculos y mejoran la flexibilidad.
En cuanto a los tratamientos médicos, los antiinflamatorios y los fármacos modificadores de la enfermedad reumática son habituales para reducir el dolor y evitar el daño articular. “Y también tenemos los corticoides, que los podemos utilizar tanto por vía oral o se pueden inyectar en las articulaciones afectadas”, explica el doctor.
¿El ejercicio empeora la artritis?
Contrario a lo que algunos puedan pensar, el ejercicio físico no sólo no empeora la artritis, sino que es una de las herramientas más eficaces para manejar sus síntomas. Rotundamente. Es un mito común, que el ejercicio empeore la artritis. “De hecho, la actividad física regular es una de las mejores cosas que se pueden hacer, para manejar esta enfermedad y para mejorar la calidad de vida”, insiste el reumatólogo. La actividad física regular ayuda a fortalecer los músculos, mejorar la flexibilidad y reducir la inflamación en las articulaciones. Además, el ejercicio contribuye al control del peso y mejora el estado de ánimo.
Los ejercicios de bajo impacto son los más recomendados para personas con artritis. Entre estos se encuentran caminar, nadar, andar en bicicleta y realizar estiramientos suaves. También se pueden incorporar actividades de fortalecimiento, como ejercicios con pesas ligeras, bandas de resistencia o el propio peso corporal. “Lo importante es comenzar despacito y aumentando gradualmente la intensidad y la duración de los entrenamientos. Si se experimenta dolor mientras se está haciendo ejercicio, habría que pararse y consultar al médico”.