El argentino Isaac Levy es el diseñador y propietario de la joyería israelí encargada de fabricar la mascarilla más cara del planeta. Junto a su mujer, Orna Levy, también diseñadora y copropietaria, se niegan a retrasarse en un pedido con el que salvan su negocio y a los 150 trabajadores. "En principio, la entrega será el 31 de diciembre y no se retrasará bajo ninguna circunstancia", asegura Levy a The Independent

Poco se conoce de la identidad del comprador de la mascarilla valorada en un millón y medio de dólares, que prefiere mantener su anonimato a pesar de lo llamativo que puede resultar el uso de su mascarilla en público. Al parecer, se trata de un multimillonario de Shanghái, residente en EE.UU. y cliente habitual de estos joyeros. 

Su protección contra el coronavirus​ no podría ser más lujosa. La mascarilla de 1,3 millones de euros está elaborada con 250 gramos de oro de 18K, engastada con al menos 3.608 diamantes y con un peso de 210 quilates. Pero la obsesión por el lujo no se contrapone con la seguridad, ya que la exclusiva mascarilla "cumple los estándares más estrictos" y cuenta con "el mayor nivel de filtración (N-99)". Según un estudio de la Universidad de Arizona, las N-99 son las más eficaces, proporcionando una protección de entre un 94% y un 99%, seguidas de las N-95 y de las quirúrgicas.

25 joyeros y engastadores de diamantes trabajan por turnos en el desorbitado pedido para poder cumplir los plazos establecidos. El joyero ha asegurado que "Puede que el dinero no lo compre todo pero si este señor puede comprarse una mascarilla contra el covid-19 muy cara y quiere usarla, andar con ella por la calle y llamar la atención, debería estar contento". No obstante, Levy admite que jamás utilizaría una mascarilla como esta, aunque se muestra extremadamente agradecido de poder fabricarla.