Parece que los taxistas están en el punto de mira últimamente. En estos últimos días se han producido varios casos en los que el taxista ha sufrido un simpa a pesar de ya haber prestado sus servicios.

Este pasado fin de semana, en Gijón, un taxista se percató de que una mujer de unos cincuenta años le pedía que parase para montarse en su taxi. El reloj marcaba las cuatro de la madrugada. Por supuesto, él paró y se acercó a la mujer para que accediera al coche. Una vez ya montada en el taxi, la mujer le pidió por favor que le llevara hasta Oviedo.

Después del trayecto de 28 kilómetros, la mujer le comentó al conductor su intención de no pagar el precio del viaje. En este momento, el taxista no tardó en reaccionar: decidió cerrar las puertas del coche y recorrió de vuelta los 28 kilómetros hasta Gijón.  Al llegar de nuevo a Gijón invitó a la señora a bajarse del coche. De esta manera, la mujer no logró llegar a su destino y además perdió una hora de su día y, lo peor, hizo al taxista perder parte de su jornada laboral y de su tiempo.

Varios taxistas han denunciado haber sido víctimas de este tipo de delitos en estos últimos días. Para evitar estas situaciones han comenzado a hacer algo que parece que no sienta muy bien a los clientes: cobrar el trayecto por adelantado. “Creen que los estamos llamando ladrones”, dicen.