Guerra de Ucrania, inflación descontrolada, alquileres por las nubes, desempleo, cambio climático, que si otra crisis peor cuando aún no hemos salido de la anterior y que si ahora una pandemia mundial. La gente está cansada de escuchar cosas malas. ¿Es que no pasa nada bueno en el mundo? Evidentemente sí, seguramente más de lo que pensamos, y a veces basta con salir a la puerta de la calle, al barrio de toda la vida para darnos cuenta. 

Qué palabra tan simple y, a la vez, tan llena de significado. Qué afortunado aquel que haya crecido entre partidos de fútbol en los que la plaza de abajo parecía el mejor de los estadios o que haya utilizado a su peluquero de psicólogo. Qué suerte ha tenido quien haya abierto telediarios locales en el banco del parque, con una bolsa de pipas y mucho para contar. 

Sobre todo, qué maravilla -y qué complicado en ocasiones- dar con un buen vecino. Pero mucho más coincidir con los mejores vecinos de España, como son Javier y Nieves. Seguramente el distintivo que les ha otorgado la plataforma Nextdoor (el de supervecinos) y que les acredita como tal entre más de 260 oponentes les haga tomarse su tiempo para responder qué es lo que más les molesta de un vecino

Tras unos segundos de duda, el primero termina por contestar que si hay algo que le echa para atrás esa la gente "cerrada" y que no dé cuenta de lo que implica vivir en comunidad. "Hay que dejar un poco de espacio para que todos podamos desarrollarnos, pero hay gente que muchas veces protesta por cosas que en realidad no tienen importancia". Algo más claro lo tiene la segunda, que tira de momentazo vecinal que sonará a más de uno: "Diría que los ruidos y los olores, sobre todo a los cigarrillos. Soy hipersensible al humo del tabaco", cuenta con una media sonrisa.

Javier y su centro cívico: de homenaje familiar a plaza mayor del barrio

Una casa en la que vivió una familia de 20 personas se ha reconvertido en la plaza mayor del barrio de La Concepción (Madrid) bajo el nombre de Zigia 28. Los cimientos bajo los que ahora los ciudadanos del lugar -mayores y jóvenes- juegan al ping-pong, a las cartas, aprenden a cocinar y hasta acuden a conciertos o graban programas, fueron un día testigo de cientos de momentos de Javier y su familia. La idea, que se ha llevado el galardón dentro de la categoría social, surge como homenaje a unos padres que, como tantos otros, construyeron el espacio "con muchísimo esfuerzo"

"La intención era recuperar un espacio familiar, una casa y un taller que construyó mi padre en 1957 y que fue vendida en 2021. Éramos tres herederos, pero tuve la oportunidad de comprársela otra vez yo solo a la persona que la había comprado", cuenta emocionado a ElPlural.com. La materialización del sueño ha corrido única y exclusivamente a cargo de su bolsillo. Es decir, sin ayuda pública. "No lo he llevado a cabo con un ánimo de rendimiento económico, ni lo hemos hecho porque hayamos realizado un estudio previo de mercado de que el barrio puede tener una carencia o algo similar. El rendimiento económico no es la primera ni la quinta razón, afortunadamente". 

El resultado ha sido el siguiente: "En el centro hay varias salas para trabajo, para estudio, para ensayos, de grabación, un auditorio para 120 personas, un rocódromo, todo tipo de juegos: de mesa, ping-pong, dardos... Lo que se hace es básicamente ser socio y acudir a utilizarlo como un club de estudio, de lectura, de encuentro... y hasta contamos con un punto, el único de Nextdoor en Madrid, de intercambio de libros. El objetivo es que el sitio sea como una plaza mayor de un pueblo a la que la gente va a pasar el día, pero en la que no va a pasar frío ni se va a mojar si es invierno, ni va a tener calor en verano". 

En paralelo, añade, se organizan eventos solidarios y se reserva el espacio para otros de carácter privado, como fiestas de cumpleaños: "Todos los miércoles hay una charla coloquio y los viernes o sábado el concierto. Las charlas y las películas son gratuitas, mientras que los conciertos son solidarios a beneficio de una fundación". 

Nieves y Carlos: un mundo sin plásticos es posible

Nieves es originaria de Argentina y aterriza en Madrid hace apenas un lustro. Acompañada de su marido Carlos se dio cuenta de que en España hay más productos frescos empaquetados que en el país latinoamericano. Ellos, que no conocen la palabra pereza, aprovecharon la pandemia para iniciar el "desafío del plástico". "Durante uno de los meses del Covid nos propusimos comprar cero plástico. Siempre fue algo totalmente conjunto", dicta a este medio.

Lo que empezó como una especie de juego ha terminado por ser el causante de que hayan recibido el reconocimiento a supervecino del año. La partida es muy sencilla. Ambos, con su bolsa de tela o su "frasco" siempre en la mochila del trabajo, acuden a los mercados, supermercados y tiendas y preguntan si pueden usar esto en lugar de una bolsa del centro. Cada vez son más las personas que llevan su propia bolsa para la compra, ¿quién sabe si alguno no se habrá fijado en la pareja? Desde luego, la intención es esa. "Es muy importante el efecto contagio. A veces estoy comprando al lado de otra persona y ve que yo pongo la bolsa, quiero pensar que cala en algún lado de ella y va a empezar a hacer lo mismo", sostiene.

Estos dos vecinos de Arganzuela (Madrid) aprovechan asimismo el poder de internet para proyectar su acción. Emplean el tiempo que pueden, pues los dos se dedican a cosas "completamente distintas", en llenar de contenido su Instagram (@alsupersinplástico) y, ante todo, la conciencia de quienes les ven y de los sitios a los que van: "Nos mostramos como somos, no somos perfectos, al final hay cosas que son más difíciles de evitar, pero cuando hacemos una compra más libre de plástico intentamos mostrar una foto de la misma, a un lado lo que tenía plástico y al otro lo que no, o cosas así. Solemos mencionar a las tiendas que nos aceptan y ponemos lo que creemos que hacen bien, lo que pueden mejorar...".

Esta otra encargada de hacer barrio es también perfectamente consciente de la necesidad de tejer redes vecinales. "Yo puedo ir con mi bolsa muy campante, pero si el señor de la tienda o de la panadería de toda la vida no me la acepta no sirve de nada. Necesitas del otro, sin duda", defiende mientras apostilla quién cree que les nominó: "Tenemos una sospecha de que fue el mercado municipal de Santa María de la Cabeza, que también tiene un perfil en la plataforma, quien nos presentó, pero son conjeturas".

"Cada vez la gente tiene más ganas de reconocer el trabajo de los vecinos"

La resolución de los premios ha terminado este mismo mes, pero el proceso lleva en activo desde septiembre. Como ya se ha dejado entrever, desde el momento mismo de la presentación de candidaturas se hila muy fino el equipo vecinal, de manera que nadie se puede presentar a sí mismo. 

Katherine Villegas, responsable de Nextdoor en Madrid, explica también a este medio otros detalles sobre un reconocimiento que se da por cuarto año consecutivo. "La intención es conectar a vecinos y crear oportunidades para favorecer entre ellos conexiones online que pasen a la vida real. La iniciativa empieza en Estados Unidos, porque nacemos allí, aunque ahora estamos en once países y llegamos a España hace cuatro". 

La cara visible de la plataforma en la capital celebra también que año tras año se presente más gente y con candidaturas de más calidad, que reflejan cómo "tiene cada vez más ganas de reconocer el trabajo de los vecinos". Como ella misma apunta, es a fin de cuentas a estos a quienes recurrimos "cuando más falta nos hace" y para "cosas trivales", que también son necesarias. En fin, qué suerte aquel que haya conocido el barrio.