Un juzgado de Arganda del Rey (Madrid) investiga una denuncia por agresión sexual contra uno de los fundadores de la organización Ecologistas en Acción, Santiago Martín Barajas, a su vez primer coordinador de la fundación -fue elegido en 1989- que está citado declarar el próximo 30 de octubre.
Una mujer ha puesto pie en pared contra unos hechos que habrían ocurrido a finales de julio y que llegaron a los juzgados por dos vías; un parte de lesiones que envió la médica de un centro de lesiones después de que la presunta víctima acudiera al lugar con un ataque de ansiedad y expusiera lo que le había ocurrido.
Después era la propia mujer la que detallaba los hechos, incluyendo los contactos de varias personas a las que le relató lo sucedido y los nombres y contactos de otras dos mujeres que aseguraron haber sufrido comportamientos inapropiados por parte de Barajas.
La persona damnificada no conocía a las otras dos, que en la actualidad no han denunciado los hechos, sino que fue uno de los amigos a los que le contó lo que había pasado el que la puso en contacto con una de ellas. Esta otra persona se trata de una trabajadora de Ecologistas en acción que cuenta varios episodios ocurridos durante casi dos décadas.
Un reencuentro desagradable
La primera de las mujeres presentó su denuncia a principios de septiembre, según publica este jueves elDiario.es. En su caso, siempre atendiendo a la versión de ella, ambos se conocieron en su juventud en el contexto de su activismo y quedaron de nuevo en julio después de años sin verse. El pretexto para este reencuentro fue que él había escrito un libro y M.G.F -siglas con las que se describe a la mujer- le indicó vía Whatsapp que le gustaría que volvieran a quedar para saludarle y que le firmara el libro.
Momentos antes del encuentro, Barajas le llamó para avisarle de que tenía una comida que se iba a extender, por lo que ella le propuso acercarse más tarde por el pueblo para tomar un café, pero la cafetería estaba cerrada por lo que el encuentro, finalmente, se produjo en casa de ella ante el calor insufrible. Evidentemente, la mujer no pensó nada raro, pues uno de los fundadores de Ecologistas en Acción era una persona de confianza.
Todo se torció cuando él, según el relato de la mujer, le dijo que “siempre” había estado “enamorado” de ella. Al principio, pensaba que era una broma, pero después el le “rodeó por la cintura” y se “abalanzó” besándola. “Me retiré rápidamente diciendo que no siguiera, que me dejara, mi cuerpo se puso en alerta y comencé a sudar muy nerviosa. Él entonces insistió y me dijo que se conformaba con que nos tumbáramos desnudos en la cama sin hacer nada y que seguramente no estaría a la altura de las circunstancias”, comienza señalando en declaraciones al medio señalado.
La cosa fue a peor: “Me repetía que siempre le había dado morbo porque era una chica muy abierta (…) Me tocó un pecho, me acarició la boca y siguió abrazándome, comencé a ventilar nerviosa y continuó diciéndome que estaba muy bien (…) Forcejeaba asustada y le decía que no siguiera”. Después, indica cómo le “cogió de las muñecas” y “volvió a besarme”, definiendo todo ello recordándolo con una sensación de “asco”.
Me repetía que siempre le había dado morbo porque era una chica muy abierta
Él siguió forzándola hasta que logró contactar con un amigo, comunicándole que iban a verle. En casa de este segundo, le contó lo sucedido, tal y como refleja la denuncia. El ecologista regaló un ejemplar de un libro a cada uno y al amigo se lo firmó en el momento, pero a ella le dijo que lo haría en su casa. Ante el miedo que sentía, se quedó con su amigo.
Asimismo, expone cómo esa misma noche sufrió un ataque de ansiedad y contactó con el teléfono contra la violencia de género (016), acudiendo al día siguiente al centro de salud debido a su estado de nervios. Una médica emitió un parte de denuncias y su marido, al enterarse de lo sucedido, adelantó su vuelta (estaba de viaje). Tras semanas buscando asesoramiento legal, presentó la denuncia.
A través de la fotografía
M.G.E contactó con varios amigos para contarles lo sucedido, y una persona de su entorno señaló que había “oído rumores” de que Barajas había hecho lo mismo a otra chica. En este caso, se trata de una trabajadora de Ecologistas en Acción desde hace más de 20 años. Uno de esos hechos desagradables ocurrió entre 2001 y 2002 coincidiendo con una visita del entonces presidente madrileño, Alberto Ruiz Gallardón, a los trabajos de desmantelamiento en la estación de esquí de Valcotos, en Rascafría, a los que también acudieron personas de la sociedad civil.
Fue a la vuelta cuando él le propuso parar en un puerto en el que solían anidar una pareja de águila real. Así lo hicieron, salieron del coche y, cuando ella volvió al vehículo, el ecologista trató de besarla y le tocó un pecho. En la declaración a elDiario.es reconoce que estaba asustada, sobre todo porque se encontraba en un lugar “en mitad de la nada” del que no tenía escapatoria. Le pidió que se fueran y no volviera a ocurrir.
Pero volvió a pasar, presuntamente, durante años de hecho. Años en los que mujer asegura haber sufrido tocamientos y llamadas insistentes. Uno de los peores episodios ocurrió durante un viaje en tren a Lisboa a una asamblea ecologista. En el trayecto, él le dijo que “sabía que estaba enamorada de él, pero que no quería reconocerlo para no hacer daño a su mujer”. También que “se abalanzó todo lo largo que” sobre ella.
“Le dije que me dejara en paz, que yo no estaba enamorada de él, le empujaba con mis puños hacia arriba para intentar quitármelo de encima, le golpeaba la espalda (…) Pensé que me iba a violar”. No fue hasta que le dijo que “había otra persona” que Barajas dejó de insistir, pero el acoso se mantuvo con más llamadas, tocamientos y episodios en los que él incidía en invitarla a comer.
“Pensé que me iba a violar
Todo esto se vio fortalecido por el gran poder que Santiago Martín Barajas tenía dentro de la organización, donde ostentaba puestos de poder, lo que dificultaba que las mujeres denunciaran. “Todo el mundo sabe lo que hay, pero nadie hace nada, al contrario”, lamenta.
La otra mujer que aparece en la denuncia (con las siglas S.S.P) narra sucesos similares. En su caso, cuenta un episodio concreto cuando ella operaba como agente forestal y le informaron de que tenía que llevar al coordinador a una zona del parque. Aquí, más de lo mismo, en este caso a través de la fotografía. “Se acercaba mucho a mí y me pedía que posara para hacer fotos para, según él, tener una referencia de tamaño (…) También le pillé haciéndome fotos a escondidas”, emite en conversaciones con el diario señalado. Ante la incomodidad de la situación, contactó con el coordinador.
Esa misma noche le contó lo que había pasado a un técnico que le aconsejó no hacer nada porque el fundador de la asociación era muy amigo del director conservador del parque, aunque se comprometió a no mandarle nunca más con él a solas. Sin embargo, coincidieron otra vez a solas. “Insistió mucho en invitarme a una cerveza. Yo no quería, pero era tan insistente que accedí a tomarme un mosto y me fui enseguida”, cuenta al medio que ha publicado el reportaje.
El ecologista desmiente las informaciones en declaraciones para el medio mencionado y habla de “cacería” contra su persona.