La insuficiencia cardíaca es una de las enfermedades más comunes y que más incidencia anual tiene en los hospitales españoles. Cada año, se producen 107.000 ingresos en los centros hospitalarios y es la principal causa de ingreso entre los mayores de 65 años. En España, en términos globales, esta enfermedad crónica es la causante de entre el 3 y el 5% de todos los ingresos. Y la proyección de sus cifras apuntan a un crecimiento del 50% en el número de ingresos en los próximos años. 

La insuficiencia cardíaca es la afección que impide al corazón tener la capacidad suficiente de bombear sangre rica en origen y con eficiencia al resto del cuerpo. Por lo general, es una dolencia crónica, aunque puede aparecer de manera repentina, y se presenta en dos variantes: la HFrEF, por sus siglas en inglés, que ocurre cuando el miocardio no puede contraerse muy bien; y la HFpEF, que tiene lugar cuando el miocardio está rígido y no se llena de sangre fácilmente, aunque su capacidad de bombeo es regular.

Hay varias posibles causas de la insuficiencia cardíaca. La enfermedad de la arteria coronaria (EAC) es una de las más frecuentes y consiste en un estrechamiento o bloqueo de los vasos sanguíneos encargados de llevar sangre al corazón, lo que puede debilitar al miocardio. Una presión arterial alta también puede provocar rigidez y debilitamiento del músculo. Otras causas pueden ser las cardiopatías congénitas, un ataque al corazón, una infección que debilite al miocardio o algunas arritmias. Y varias enfermedades pueden contribuir a la insuficiencia cardíaca, como el enfisema, el hipotiroidismo y el hipertiroidismo, la anemia grave o un exceso de hierro en el cuerpo.

Principales síntomas de la insuficiencia cardíaca

Una de las consecuencias de la insuficiencia cardíaca, ante la dificultad del corazón para bombear con normalidad, es que se acumule líquido en algunas partes del cuerpo como los pulmones, el hígado, el tracto gastrointestinal, los brazos y las piernas. Eso provoca varios síntomas que pueden ayudar a detectar esta dolencia: tos, fatiga, dificultad para respirar cuando se está activo, hígado o abdomen inflamado, hinchazón en pies y tobillos, aumento de peso o despertarse en mitad de la noche por la dificultad de respirar o por necesidad de ir al baño. 

Estos síntomas suelen aparecer de manera lenta y con frecuencia cuando se está muy activo. Con el paso del tiempo, las señales se irán haciendo más intensa y también se manifestarán cuando se está descansando. También existe la posibilidad de que aparezcan de forma repentina cuando el corazón se ha visto dañado en un ataque cardíaco.

Cómo prevenir la insuficiencia cardíaca

Un estilo de vida saludable es la mejor manera de reducir el riesgo de sufrir una insuficiencia cardíaca. No fumar y controlar el colesterol, la tensión arterial y la diabetes con dieta y ejercicio -o medicamentos si nos los ha recetado un especialista- son pasos fundamentales. También mantener un peso correcto y aprender a afrontar el estrés de forma sana. Hay que restringir el alcohol a una bebida al día, incluso eliminarlo, y tener una dieta rica en frutas y verduras, proteínas y lácteos bajos en grasas y evitar los excesos de sal y de alimentos fritos.

Alta hospitalaria y seguimiento

Tras sufrir una insuficiencia cardíaca, los hábitos saludables anteriores tienen igual o mayor vigencia tras el alta y serán recomendados y supervisados por el equipo médico. Para ello, es fundamental la vigilancia de los especialistas, con visitas de control pautadas cada ciertos meses y exámenes médicos. Y es que, a la hora de abordar esta dolencia, uno de los momentos más importantes es la transición entre el alta hospitalaria y el inicio del seguimiento ambulatorio. Por eso, optimizar este proceso reduce el riesgo de volver a ser ingresado en el hospital y mejora la calidad de vida de los pacientes que han sufrido una insuficiencia cardíaca. 

No en vano, hablamos de una patología muy común que es la principal causa de ingreso hospitalario en los mayores de 65 años y que causa entre el 3% y el 5% de todos los ingresos en España, 107.000 cada año. Unas cifras que, según los especialistas, crecerán un 50% en los próximos años y que a día de hoy ocupan el 3,8% del gasto sanitario, con un coste de 470 millones de euros al año.

La situación de los pacientes y del sistema sanitario pueden mejorar con la implementación de programas como el MAIC Continuum, impulsado Boehringer Ingelheim y que se acaba de implementar en la Fundación Jiménez Díaz. Ana Ampudia, responsable del área Cardio Renal Metabólico en Market Access & Healthcare Affairs de Boehringer Ingelheim, explica que "el alta hospitalaria es un momento crucial para el paciente con insuficiencia cardiaca, ya que es uno de los momentos donde presenta mayor fragilidad. En este punto del recorrido del paciente se debe conseguir, entre otros aspectos, la adherencia al tratamiento, un seguimiento continuado y multidisciplinar y facilitar la educación del paciente y el cuidador del mismo".

El programa MAIC Continuum

El programa MAIC Continuum, diseñado por expertos en insuficiencia cardíaca, marca cómo es la transición óptima entre el alta hospitalaria y el seguimiento ambulatorio y ofrece herramientas para implementar la estrategia. El proceso debe ser seguido de manera multidisciplinar, con profesionales de diferentes especialidades, como ocurre en la Fundación Jiménez Díaz: Cardiología, Medicina Interna, Nefrología, servicio de Urgencias y Enfermería.

El primer paso a la hora de implementar el programa MAIC Continuum es la autoevaluación que hace el centro hospitalario en función de su situación real y su contexto, para hallar los factores que consideran mejorables. Después, se concreta el plan de actuación que se puede analizar y evaluar siguiendo unos indicadores previamente establecidos.

Tal y como explica el director de Continuidad Asistencial de la Fundación Jiménez Díaz, el doctor Óscar Gómez, “formar parte de esta iniciativa nos permitirá comparar el análisis de nuestros pacientes con el de otros hospitales que participan en el programa y encontrar líneas de mejora y otras acciones para seguir optimizando su salud y calidad de vida una vez son dados de alta". El doctor pone como uno de los ejemplos de este proceso el trabajo que hace su departamento, cuya enfermera “contacta y se coordina con la enfermera que seguirá el proceso de ese paciente en el centro de salud, ya desde antes del alta hospitalaria".

El doctor Alberto Albiñana, especialista del Servicio de Medicina Interna y de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca de la Fundación Jiménez Díaz, también pone en valor que “gracias a nuestra participación” en el proyecto MAIC Continuum “un agente externo, cualificado y con amplia experiencia en el sector ha auditado nuestro trabajo diario para identificar nuestras fortalezas, así como aquellos puntos de mejora que pueden tener un mayor impacto sobre la calidad de vida y la salud de nuestros pacientes".

Unas consecuencias positivas que constatan desde la otra parte de la ecuación, en la Atención Primaria. Marisol Ochandorena, directora asistencial de la Dirección Asistencial Noroeste de Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud, señala que la relación “fluida” con el hospital se basa en “procedimientos y circuitos que garantizan que el tránsito asistencial del paciente entre los dos ámbitos sea seguro", con un seguimiento del paciente "a las 48 y 72 horas de su alta hospitalaria". "Ya tenemos evidencia de que la aplicación del programa reduce el número de ingresos de los pacientes, así como su mortalidad, mejora la satisfacción del paciente y de su familia, y optimiza la adherencia terapéutica y de cuidados", asegura Ochandorena.