Hace unos días ElPlural.com recibía un correo, posiblemente fraudulento, mediante el cual una empresa australiana reclamaba a este medio de comunicación vincular una imagen con su web. El email llegó desde otra empresa de Boston que, presuntamente, concedía asesoría jurídica a la primera. La condición para poder utilizar la fotografía era simple, redirigir el enlace a los presuntos autores.

Hasta ahí todo parece en orden. Sin embargo, la instantánea -empleada con anterioridad en varios artículos de este periódico y de otros medios- no pertenece a dicha empresa. El equipo de ElPlural.com intentó ponerse en contacto con ambas compañías y no obtuvo respuesta. Eso sí, dio a través de Pixabay, y después de investigar, con el verdadero autor de la fotografía, Iván Dequito. El joven cuenta que, efectivamente, la imagen es suya: “La hice el 12 de mayo de 2014. Aún conservo las fotos que tomé con unas amistades aquel día, entre ellas esta”.

La instantánea, que se muestra a continuación, estaba en la plataforma anteriormente mencionada que, para quien no la conozca, permite utilizar fotos de forma libre y gratuita, aunque cuenta también con una sección de pago.

Imagen tomada en Sevilla por Iván Dequito. Pixabay
Imagen de Sevilla de noche. Autor: Iván Dequito/Extraída de Pixabay.
 

Dequito, como mucha gente, subió la imagen al repositorio para un bien común. Es decir, para que pudiera servir a otras personas, por ejemplo, en sus trabajos. “Había usado mucho la plataforma y como era de las primeras fotos que tomaba con una cámara profesional y de alta resolución, y me gustaba como quedaban, quise subirlas para aportar a la comunidad, como la comunidad me había aportado a mí”, resuelve como alguien que ha estado inmerso en proyectos de socialmedia y marketing.

Nos asegura que le hace “mucha ilusión” el mero hecho de ver que otros la utilizan -tanto es así que realizó un hilo con todos los medios que se habían hecho eco- y reconoce que le genera un “cabreo mayúsculo” ver que otra gente busca “apropiarse de ella”.

Los 'peligros' de las plataformas gratuitas

Hay que explicar que en este tipo de presuntas estafas hay varias vías, unas en torno a una estrategia SEO, como parece este caso; y otras que buscan sacar rédito puramente económico, lo cual no es “solo terrible, sino también peligroso”. El abogado en Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), Jesús Acevedo, nos explica los 'peligros' que puede acarrear subir contenido a plataformas gratuitas, aunque no niega que son de gran utilidad. Los principales riesgos, expone, se encuentran a la hora de posicionarse frente a un conflicto.

"Estas plataformas colaborativas no son negocios que se caracterizan por su transparencia, no quiero decir que sean ilegales, pero sí es verdad que se nutren de la creatividad de los distintos autores y a la hora de enfrentarse a un conflicto no responden", señala. Otro problema reside en su manera de financiación. Este tipo de webs beben, principalmente, de su versión de pago, pero también tienen una gratuita que en ocasiones -como pasa con las redes sociales y muchas de las apps o páginas de internet- "se nutre normalmente de metadatos". "No son demasiadas respetuosas con los datos", advierte Acevedo.

Más allá de las claves, Acevedo pone el foco en la mala praxis de las empresas que buscan lucrarse del trabajo que autores como Iván llevan a cabo y asegura que el objetivo último "de una forma u otra" suele ser siempre ganar dinero. "Se apropian de fotos donde es difícil conocer al autor. Entonces empiezan a intimidar a las empresas...". Asegura que las cantidades que reclaman pueden llegar hasta los 3.000 euros, pero que a clientes suyos "les han pedido hasta 5.000 euros". "O simplemente buscan conseguir posicionamiento en Google. Se benefician de medios o páginas webs bien situadas y cuando estas hacen la redirección se posicionan mejor, tiene más visitas y por tema cookies o tema publicidad digital consiguen dinero", continúa.

Caso de la mona Naruto

¿Qué pueden hacer los autores de las imágenes o las personas o empresas que las utilizan para evitar estafas? Nuestro experto en TIC advierte que es muy complicado ir por los trámites legales, especialmente cuando las empresas se encuentran en un país extranjero o, incluso, en un territorio que se encuentra fuera de la Unión Europea (UE). Asegura que se puede ir "por la vía civil" o "por la vía penal", pero que esto tiene un coste muy grande. 

Acevedo ilustra hasta qué punto pueden llegar este tipo de estafas a través del 'selfie' de la mona Naruto. El caso se remonta a 2011 y tiene que ver con la autofoto de una macaca de la selva de Indonesia. La instantánea se tomó con la cámara del fotógrafo David Slater y abrió un proceso legal histórico y que tiene que ver, precisamente, con esto. "Cedió los derechos del selfie. La foto se hizo viral y cuando el autor vio que se vendían camisetas, tazas y demás con la imagen intentó reclamar la autoría, interponiendo un pleito en Reino Unido y EEUU. Al final tuvo que llegar una mediación porque una entidad pro derechos de los animales era la que se quería convertir en la responsable de los derechos".

Mona Naruto.
Selfie de la mona Naruto. David Slater.
 

Cómo evitar fraudes

Por ello, este abogado especialista en TIC recomienda en primera instancia "buscar asesoría a través de personas especialistas, recurrir a cursos, a libros, etc." y después registrar "siempre" las fotos -o cualquier obra- independientemente de que el fin único del autor, como en el caso de Iván, sea el de compartirla "como contraprestación a la ayuda" que recibe "de la plataforma con las fotos de la comunidad". "No implica cobrar por ello (...)  pero quien la utilice te dará autoría y saldréis ganando los dos".
 

Acevedo expone a ElPlural.com que hay muchas formas de registrar una imagen, desde utilizar herramientas como "creative commons o el copy left" -que son alternativas al copyright- hasta "incluir las obras en el registro de la propiedad". "Además no es caro, puede costarte unos 10 euros registrar varias fotos", relata.

Con todo esto, las principales conclusiones que se extraen y que desde este medio se quieren trasladar son dos. La primera de ellas es que los autores 'luchen' siempre por su obra, por simple que les parezca y quieran conseguir con ella un objetivo económico o no lucrativo. Y la otra va dirigida a los lectores -ya sean personas físicas o jurídicas- para que, cuando reciban un enlace o un mensaje sospechoso, lo archiven y hagan caso omiso. Estas serían maneras eficaces de evitar timos de unas empresas hacia otras y a partir de obras de autores que solo buscan el beneficio común.