El Primavera Sound abre sus puertas este miércoles 4 de junio, en el Parc del Fòrum de Barcelona, con las entradas agotadas en los días más significativos. Entre sus 311 shows y los 14 escenarios montados para la llegada de "la santísima trinidad del pop", entre otros artistas de distintos géneros, se ha montado una impactante instalación titulada Unsilence Gaza.
Trata de un túnel sensorial de 15 metros de longitud que trata de evocar el miedo y violencia a través de 170 decibelios, un nivel mucho más alto de lo que el cuerpo humano puede soportar. La obra ha sido diseñada por el ingeniero de sonido palestino Oussama Rima en colaboración con las ONG Casa Nostra, Casa Vostra y NOVACT.
"Con esta instalación queremos recordar que en Gaza y en otras zonas del mundo el sonido es dolor. Es miedo. Es tortura y trauma", explican las dos organizaciones en la página web de la Fundació Primavera Sound.
El festival, comprometido con la situación en Gaza, ha querido llevar a su terreno las acciones solidarias con la Franja mediante esta instalación, además de sumarse a otras iniciativas como un portal audiovisual sobre la vida diaria en la región.
"En Primavera Sound el sonido es emoción, conexión, placer. Pero el sonido también puede ser todo lo contrario: puede convertirse en un arma", afirman al respecto las ONG.
¿Sonido o ruido?
La OMS define como ruido cualquier sonido superior a 65 decibelios, un umbral que no recomienda superar, y si pasa de los 75, se considera dañino para el oído humano y doloroso a partir de los 120. En muchas ciudades se superan estos límites, con niveles promedios entre 65 y 75, gestando, bajo el amparo de nuestro bienestar social, que el 20% de la población europea vive en zonas perjudiciales para la salud por los niveles de ruido.
Según la OMS, el ruido excesivo puede causar problemas de salud como pérdida auditiva, estrés, insomnio y otros problemas de salud que, a la vista, son comunes en las grandes ciudades.

Si bien el ruido que genera el túnel del Primavera Sound Festival alcanza los 170 dB, el original de la masacre de Gaza puede superarlo al sumarse los llantos de una población entera. Cuando el temor porque ese estruendo sea el que acabe con la vida, la prioridad de supervivencia se inunda del ruido incesante de la guerra.
El estrés que causa una ciudad ruidosa, que no suele superar los 85 decibelios, incluso en sus días de mayor ajetreo, no es comparable al fragor de ver cada día una población arrasada.
Situación gazatí
Desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, en octubre de 2023, más de 50.000 personas han muerto, entre ellas más de 16.200 niños, según cifras de Naciones Unidas y diversas organizaciones humanitarias. A esta tragedia se suma una crisis alimentaria extrema que afecta a millones de civiles atrapados en el enclave palestino. Los informes sobre la destrucción sistemática de infraestructuras civiles —como hospitales, escuelas y convoyes humanitarios— han intensificado la presión internacional, incluso entre países que históricamente han sido aliados de Israel.

En este escenario, la Unión Europea ha comenzado a revisar el Acuerdo de Asociación con Israel, vigente desde el año 2000. Este tratado regula las relaciones políticas, comerciales y culturales entre ambas partes, e incluye una cláusula que establece el respeto a los derechos humanos como un "elemento esencial". Ahora, varios Estados miembros —entre ellos España, Irlanda, Bélgica y Francia— cuestionan si las acciones de Israel en Gaza están violando esa condición fundamental.