Poco se conoce de la trayectoria como médico voluntario en África de Fernando Simón, ahora director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias de Sanidad, que cada día ejerce de portavoz desde que se inició la pandemia de coronavirus en nuestro país. La Ser ha rescatado un artículo escrito por el aventurero Marco Pascual en el Diario del Alto Aragón, publicado en marzo, en el que relata detalles de diciembre de 1991 cuando el epidemiógoco era un voluntario de Medicus Mundi en Burundi.

Cesárea sin luz ni candil

"Era como cinco médicos en uno solo", afirma Marcos Pascual, que relata cómo Fernando Simón practicó una cesárea sin luz a una mujer que se había puesto de parto en plena noche en el poblado de Ntita. "Justo al abrir la barriga de la mujer, el generador de corriente eléctrica se apagó porque alguien había robado la gasolina” y también habían robado el queroseno que buscó el médico para encender un candil de emergencia. El equipo tuvo que trabajar sin luz para poder sacar la cesárea adelante: "Solventaron la situación con mucha sangre fría y habilidad".

Se levantaba a las cinco de la mañana

El aventurero narra cómo en diciembre de 1991 conoció a Fernando Simón en su casa en Burundi. "Me abrió la puerta la sirvienta, pero me dijo que el doctor no estaba en casa. Como era blanco y tal vez pensó que alguien de la familia, me hizo pasar dentro a esperarle".

Poco después llegó un jovencísimo Fernando Simón,  que llegaba a casa tras una larga jornada de trabajo. El médico le ofreció hospedaje durante todo el tiempo que necesitaría y así, en siete días, conoció lo que hacía cada día, desde que se despertaba a las 5 de la mañana.

Un centenar de pacientes cada día

"Desayunaba, llevaba a las enfermeras a las distintas comunas a las 6 para que hicieran su campaña de vacunación y regresaba al hospital a las 8 de la mañana para pasar consulta". Cada día, el médico atendía a 120 pacientes diarios (llegando a atender hasta 200 personas algún día) y no paraba hasta que pasaban todos.  A veces, no tenía tiempo ni para comer.

Fernando Simón puso en marcha proyectos para ayudar al avance de la región, como una importante campaña de vacunación que salvó la vida de cientos de personas y una estadística para saber quiénes tenían SIDA.

El huerto y la granja detrás del hospital

Según narra el aventurero, Fernando Simón creó un huerto y una pequeña granja tras el hospital para alimentar tanto a sus pacientes como a los niños más desfavorecidos: "Fernando decía que la alimentación era tan importante como la medicina a la hora de la recuperación. Por esa misma razón, hizo un huerto detrás del hospital donde se cultivaban legumbres y una pequeña granja donde se criaban conejos, pollos y gallinas para dárselos a los pacientes que estaban en el hospital y a los niños desnutridos. Porque allí un simple huevo era un auténtico lujo y, la carne, un auténtico manjar para la mayoría".

Se salvó por centímetros de un tiroteo

El médico había sido disparado dos semanas antes de la llegada de Marco Pascual, “en Buyumbura mientras fue a comprar medicinas. Después de que la ciudad fuera atacada por los rebeldes, las autoridades establecieron un toque de queda para vehículos que Fernando Simón no cumplió para poder comprar las medicinas. Había sacado dinero del banco para poder comprar la medicina y, después de que un puesto de control de militares descubriera al médico en su coche, abrieron fuego contra él". Según explica Pascual, los disparos dieron en el todoterreno que conducía: "Se salvó por centímetros".