"Este año ha habido en España menos mujeres etiquetadas como víctimas mortales de violencia de género (47) que niños asesinados por sus mamaítas (67)". Esta cita del artículo de opinión publicado por Fernando Sánchez Dragó no fue sino su condena. Las redes sociales se incendiaron y pusieron el grito en el cielo no tanto contra la opinión del articulista en Con faldas y a lo loco, sino porque el dato que aportó resultó ser falso. Ahora, Dragó ha respondido a través de otra columna explicando el origen de la cifra fake y justificándose.

Asegura que los números que incluyó en su artículo “circulan desde hace días por aquí y por acullá, que he recibido no pocos correos que las dan por buenas y que proceden, por lo que se me alcanza, de lo que Carlos Cuadrado, presidente de la Asociación de Criminólogos y perito forense judicial, adujo en el programa 120 Minutos, de Telemadrid, que presenta María Rey, el pasado 30 de diciembre a las 12 de la noche”.

Dragó se pregunta si pecó de “ligereza” por “darles crédito”. En este punto se escuda en que “el adjetivo que utilicé para referirme a las víctimas fue el de etiquetadas, no verificadas, y etiquetadas, en efecto, estaban”.

El articulista destaca que, a pesar de que los datos son falsos, tampoco se fía de las cifras aportadas por organismos oficiales tales como el Gobierno, comunidades autónomas u ONGs porque “fiarme de ellas equivaldría a ser tan bobalicón como el granjero que coloca un zorro en vez de un perro para cuidar de sus gallinas”.

Asimismo, asegura que no suele responder a las críticas porque “soy solo eso, escritor” y “me atengo a tan juiciosa norma”, haciendo referencia a lo que Decía Truman Capote sobre que un escritor no debe rebajarse respondiendo a los críticos.

Dice que, en esta ocasión, lo hace porque recibió “un mensaje del director de Opinión de El Mundo que “me puso afectuosamente al tanto de la ciclogénesis suscitada por mi columna y me sugirió que quizá debería yo, si lo tenía a bien, deslizar en mi blog un comentario al respecto”.

Y lo hace “a regañadientes” porque “no figura entre mis costumbres la de darme por aludido cuando alguien me pone verde”; y “a rastras del revuelo” por “delicadeza hacia el periódico que casi desde su fundación acoge mis escritos”.

Sánchez Dragó sentencia que “ni el mismísimo Dios Padre, están en condiciones de verificar una por una, cien a cien, mil a mil, o millón a millón, la entidad y la cantidad de la brutal oleada de asesinatos que se ha desencadenado en lo que otrora se llamaba guerra de los sexos”.