Una última parte de nuestra historia viva de la guerra civil se nos ha ido. Se llamaba Josep Almudéver Mateu, había sido brigadista republicano y excombatiente de la Guerra Civil. Nos ha dejado a la edad de 101 años.

Este valenciano aunque nacido en Marsella, era el último brigadista internacional. Durante su niñez vivió en Casablanca y Alcázar. El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 la coge en Valencia y Josep se alista voluntariamente al ejército republicano primero en la Columna Germania donde lo rechazan, y posteriormente a la columna Pablo Iglesias, prácticamente siendo un adolescente. Con solo 16 años y a falta de pocos días para cumplir los 17, salió de Valencia con dicha columna para integrarse en la 129 Brigada Internacional.

Es destinado al Frente de Teruel en la localidad de Cubla. En el frente fue herido y enviado a la retaguardia. Una vez recuperado, a Silla, entra en contacto con voluntarios italianos de la Batería Carlo Roselli que lo aceptarían dentro de la 129 Brigada Internacional. En enero de 1939 es repatriado a Francia cuando el Comité de No Intervención acuerda sacar de España a los combatientes extranjeros.

Guerrillero del 44 al 47

Almudéver volverá a Valencia en un momento en que el fin de la Guerra Civil española es inminente. Huye al Puerto de Alicante con su familia de Alcázar y es hecho prisionero. Entre 1944 y 1947 colaboraría con la Agrupación Guerrillera de Levante, hasta que es descubierto y huye a Francia, donde se instala.

En 2016 fue nombrado embajador por la Generalitat Valenciana en el marco de los premios 9 de octubre.

Hace dos años recibió un homenaje de la Generalitat Valenciana como símbolo vivo de la resistencia antifranquista y su activismo en defensa de los valores democráticos. Desde el gobierno autonómico valenciano elogiaron la figura y la vida de Almudéver por ser un “ejemplo de la memoria viva de una historia que hay que recordar para poder avanzar en una democracia más llena y justa luchando para que España volviera a tener derechos democráticos y libertades, las que tenemos ahora. Representa la memoria viva de esa historia que hay que recordar y tener muy presente precisamente para poder avanzar en una democracia más llena y más justa.

Una guerra, la española, no “civil” sino ·internacional”

En este acto de homenaje, el propio Almudéver comentó que prefería no hablar de Guerra Civil porque, en su opinión, no fue un conflicto armado entre españoles sino "internacional", una guerra con presencia de muchos países en la cual "estaba todo el mundo.

Justificaba esta afirmación en el hecho de que en esta contienda participaron tropas nazis venidas de Alemania y fascistas italianas para apoyar al bando franquista. "Cómo es posible decir que esto era una guerra civil", se preguntó, al tiempo que indicaba: "Nunca en la vid. La mentira más grande es que aquello fue una guerra civil, la lucha como miliciano representó la voluntad del pueblo trabajador español". Consideraba que cuando combatió "había que defender esto fuera como fuera de los fascistas".  

Autor de un libro

El brigadista recordó como el Gobierno francés no entregó las armas compradas por el Gobierno republicano, amparándose en que no se lo permitió el Comité de No-Intervención, atendiendo al pasaje que relata en su libro El Pacto de no Intervención. Pobre República. Memorias del miliciano y brigadista internacional José Almudéver Mateu.