Un joven tendrá que hacer frente a una estratosférica multa después de haber gastado una broma a sus amigos durante un viaje. El británico envío un mensaje por un grupo de Snapchat con varias personas en las que aparecía él con una frase que hizo saltar las alarmas de Reino Unido y España.

Los hechos se remontan al 3 de julio de 2022 y, en concreto, el joven publicó la siguiente frase junto a una imagen del avión en el que iba a embarcar: “De camino a volar el avión. Soy miembro de los talibanes. (On my way to blow up the plane. I’m a member of the taliban)”. Rápidamente, los servicios de inteligencia británicos, una vez la aeronave despegó y se localizaba sobre suelo francés, notificaron a las autoridades pertinentes españolas para que tomaran medidas inmediatas, por lo que se procedió a desplegar un caza español que escoltó al avión hasta su aterrizaje en Menorca.

Finalmente, la falsa alarma no terminó en sustos. El vuelo aterrizó en la isla balear a su hora, en torno a las 16.45 horas de la tarde. Momento en el cual, la Guardia Civil procedió a arrestar al joven británico por desórdenes públicos. Unos hechos por los que podría hacer frente a una multa estratosférica: de hasta 100.000 euros.

Pese al revuelo ocasionado, no hubo que lamentar ningún tipo de contratiempo o fallo adicional en la operación especial, tampoco afectó al funcionamiento habitual del aeropuerto de Menorca. Sin embargo, y debido a que las autoridades tuvieron que activar todas las alertas y extremar las medidas ante una situación de urgencia, se decidió estacionar el avión en un lugar alejado de la terminal y del resto de aeronaves.

La justicia tomará una decisión este lunes

La causa, pese a que los hechos transcurrieron hace más de un año, se juzgará este lunes. La Audiencia Nacional dictará así una sentencia sobre el caso, teniendo en cuenta que la Fiscalía no pide una pena de prisión para el bromista, pero sí una multa que podría superar los 100.000 euros.

Al desgranar esta cifra, cabe destacar los 22.500 euros por los desórdenes públicos provocados por la publicación en redes sociales y, como añadido, 95.000 euros más para el Ministerio de Defensa por el despliegue del caza.

“Fue una broma”, reiteró en varias ocasiones el joven. Y es que, pese a su nacionalidad británica, el protagonista de este suceso, por sus “rasgos pakistaníes” explica que fue objeto de este revuelo y, en el momento del aterrizaje en el que vio el caza español, pensó que se trataba de “una maniobra militar por la guerra entre Rusia y Ucrania”.

El fiscal, para esclarecer los hechos y el motivo de la broma que suscitó la movilización de las autoridades británicas y españolas, le preguntó si no pensó en ningún momento que su broma podría “infundir miedo”. En este sentido, el joven explicó que durante su juventud fueron muchas las bromas y referencias por su aspecto al de los talibanes, motivo por el cual realizó estas clase de broma con sus amigos a través de redes sociales.

En su defensa, su abogada ha reiterado que la difusión de dicho mensaje se centraba en “un grupo privado”, el de sus amigos, por lo que ha condenado la manera que tuvo la inteligencia británica de acceder a estos contenidos al considerar que se ha vulnerado la privacidad de su cliente “sin autorización judicial”.