Entre los curiosos datos sobre la sociedad española que nos deja el Barómetro del CIS, destaca la importantísima proporción de población que se negaría a vacunarse contra el coronavirus. Mientras las difíciles consecuencias médicas de la pandemia hacen que muchas personas esperen la vacuna como su salvadora, para otras tantas pesan más las reticencias que genera. Los motivos son variados, y se mueven entre el temor a los efectos secundarios de unas vacunas desarrolladas en tiempo récord y el temor de las distintas teorías negacionistas que los bulos en redes sociales llevan propiciando desde el origen de la pandemia. 

Aunque la posibilidad de que nos introduzcan chips con cualquier tipo de propósito continúa siendo algo generalmente percibido como ridículo, lo cierto es que, en una situación tan desesperada como la actual, cabría esperar que más del 44,4% de la población quisiera vacunarse, cifra recogida en la encuesta del organismo público.

Al contrario, un 40,3% de encuesta se niega a vacunarse, al menos de forma inmediata. Un porcentaje que podría descender una vez se comprueben los efectos beneficiosos en las primeras personas vacunadas. Sin embargo, también existe incertidumbre a ese respecto, ya que la anterior crisis de la gripe A terminó suponiendo un crecimiento de los movimientos antivacuna.

Cabe apuntar también la nada desdeñable proporción de personas que aún no saben si se atreverían a vacunarse o no: un 11,2% de los encuestados ofreció esa respuesta de forma espontánea.