La crisis del coronavirus ha obligado a modificar el seguimiento de muchos pacientes crónicos. El confinamiento ha cambiado por completo su rítmo de vida y ha conllevado la suspensión de buen número de consultas.

En el caso de los pacientes diabéticos, el no salir de casa también ha tenido consecuencias sobre su propia patología y más que nunca han tenido que extremar su autocuidado. “Nunca antes había sido tan importante la responsabilidad para con uno mismo”, explica la Dra. Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz, Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba.

Aunque las recomendaciones para este tipo de pacientes no difieren de las habituales, sí deben adoptar “todas las medidas posibles para un buen control”, subraya.

Sin obsesionarse, estos pacientes deben estar más pendientes de su salud y hacerse más controles, para adoptar los ajustes que sean necesarios. “Es muy importante que usen ese empoderamiento que casi todos los pacientes crónicos ya ejercen en cierta medida con modificaciones en la dosis de insulina según los valores obtenidos, cambios de la ingesta, o refuerzo de medicación hipotensora si es necesario”, recalca.

Alimentación

En lo que respecta a la alimentación, clave en la diabetes, es muy importante “llevar un cuidadoso seguimiento de las normas”, apunta la Dra. Vázquez, lo que implica seguir una dieta sana, mediterránea, “sin procesados ni dulces y con abundancia de verduras, hortalizas, frutas enteras, legumbres, frutos secos y pescados”, resume.

Ejercicio

Otro de los aspectos importantes es el ejercicio físico, que se aconseja practicar en la medida de las posibilidades. “Cualquier tipo de actividad, aunque sea fraccionada a lo largo del día, es sumamente importante”, asevera esta médico.

El autocuidado incluye, además, el control de la ansiedad, par el que es muy recomendable “la práctica de ejercicios de relajación adaptados a los gustos y posibilidades de cada uno: yoga, tai chi, mindfulness, meditación, oración, escuchar música…”. Y si los ejercicios se realizan al caer la tarde, favorecerán un sueño más reparador.

En casos de personas con alto grado de ansiedad es de utilidad recurrir a los numerosos recursos psicológicos que se están poniendo al alcance de toda la población.

El confinamiento, no obstante, también puede llegar a ser una oportunidad. “Curiosamente, hay pacientes que nos comentan que su mayor concienciación les está llevando a realizar más actividad física”, reconoce la jefa de Endocrinología de la FJD. Esto, junto a la ausencia de ‘tentaciones’, como las comidas de trabajo o las salidas a restaurantes, hace que este particular periodo pueda convertirse en una “ocasión de reencuentro con los hábitos saludables de comida, la convivencia familiar y actividad física”, indica.

Coronavirus y diabetes: un riesgo mayor

Las estadísticas existentes señalan que la diabetes, al igual que la hipertensión arterial y la obesidad, están asociadas a mayor número de ingresos, “a una peor evolución de la enfermedad Covid-19”, comenta la Dra. Vázquez.

“Esto ya se vio en otras pandemias”, asevera. “Hoy día sabemos que la enfermedad crónica se comporta como una inflamación ‘de bajo grado’, con incremento de citoquinas proinflamatorias que complican el curso de una enfermedad aguda”, expone.

Del mismo modo, en los afectados severos de Covid-19 se produce una situación de “insulinorresistencia y de elevación de hormonas” que tienden a empeorar mucho el control glucémico. Y a esto hay que añadir que algunos pacientes requieren tratamiento con corticoides, por lo que los niveles de glucemia se elevan de forma sustancial. Por este motivo, y dado que a veces el manejo de estos pacientes es difícil, todos los protocolos asistenciales contemplan esto, “y ahí los endocrinólogos hemos contribuido a dar pautas y guías de tratamiento”, recuerda la Dra. Vázquez.

Seguimiento no presencial

La crisis del coronavirus ha llevado también a cambiar el modelo asistencial. “Nuestro departamento ha continuado la comunicación no presencial con todos los pacientes que estaban citados durante el confinamiento”, remarca la Dra. Vázquez.

En ese sentido, esta especialista subraya que los cuatro centros en los que trabaja llevan muchos años avanzando en todas las formas de seguimiento no presencial de los pacientes, “por la eficacia y facilidad que comportan”.

En este sentido se han ido estableciendo circuitos asistenciales en los que, con la colaboración del paciente, se obtiene información y se toman decisiones evitando desplazamientos innecesarios.

La situación actual, no obstante, ha obligado a acelerar el proceso y en este cambio, el trabajo multidisciplinar entre endocrinólogos, Admisión, Sistemas, Informática, Enfermería y nutricionistas es clave, al igual que lo es también “la comprensión del propio paciente y su compromiso”, recuerda la Dra. Vázquez.

Además, estos hospitales disponen ya de muchos formularios y circuitos para atender de forma no presencial total o parcial en diabetes tipo 1 y 2, diabetes gestacional, hipotiroidismo, patología nodular tiroidea, patología nutricional, incidentalomas, hiperparatiroidismo, obesidad compleja, obesidad quirúrgica… y se trabaja ahora para optimizarlos y mejorar la comunicación con el paciente. “La posibilidad de verlos y hablar en directo con ellos, que todavía no se ha podido generalizar, ayudará mucho en la comunicación”, indica esta especialista, que recalca que también se está transformando en no presencial la tarea educativa individual y grupal, muy importante en esta especialidad, por medio de videoconferencias y del envío de documentos complementarios.

No obstante, añade, “en los casos necesarios se mantendrá la atención en consulta”. En este sentido, se están tomando medidas de desinfección y de adaptación de las instalaciones en los cuatro centros, con circuitos “limpios” y diferenciados para poder atender a los pacientes sin riesgo de contagio.

La doctora Vázquez considera muy importante subrayar que en esta nueva etapa se necesita la colaboración explícita de los pacientes. “Esos aplausos que hemos recibido en la etapa más álgida significan reconocimiento y confianza. Ahora necesitamos que esa confianza se traduzca en adaptación y cooperación a las nuevas pero imprescindibles formas de atender su enfermedad”, concluye.