Repensar qué es el amor y cómo lo vivimos para llevarlo al campo de la psicología interna es lo que han abordado Rozalén y Marwán en la realización del documental 'Terapia de parejas'. Este miércoles 14 de febrero, coincidiendo además con el día de San Valentín, se estrena en cines esta producción que acompaña a cinco parejas de distintas edades que acuden por primera vez a terapia para abordar en profundidad los problemas cotidianos que han fracturado sus respectivas relaciones. 

Ambos cantantes actúan como hilo conductor de los seis meses que dura este proceso de terapia de las parejas reales y en las que se abordan no sólo los conflictos dentro de la relación, sino también cómo nos enfrentamos a los celos propios o del otro o los comportamientos que adoptamos desde la infancia y cómo posteriormente se reflejan en el ámbito amoroso, entre otras cuestiones que quedan como incógnitas para descubrirlas en el documental. 

¿Qué tan importante es la salud mental en las relaciones de pareja? Rozalén y Marwán nos dan algunas pistas con esta entrevista.

PREGUNTA (P): Abrir el corazón a alguien siempre conlleva el riesgo de que te puedan hacer daño, ¿por qué somos adictos al amor?

ROZALÉN (R): ¿Somos adictos al amor?

MARWÁN (M): Creo que somos más adictos a la intensidad, seguramente más que al amor.

Rozalén: Es algo que está en nuestro día a día. La época del enamoramiento es droga pura, es lo que buscamos en las películas, los libros, en las canciones; es esa la ilusión que te hace caminar, siempre va a ser el tema por excelencia.

P: Ahora que estamos en San Valentín, ¿creéis que el amor se ha convertido en otra manera de consumismo?

R: Totalmente.

M: A partir del minuto, pero no sólo por San Valentín. Hay una teoría que a me encanta, incluso he hablado de ella de forma no explícita en mis canciones: el amor líquido de Simon Bauman, quien dice que anteriormente las relaciones eran sólidas, que mantenían su forma, es decir, si metes algo sólido en la cazuela y lo mueves se mantiene bastante estable. En cambio, las relaciones actuales son líquidas. Ahora si las metes en la cazuela se empiezan a desparramar, los vínculos son líquidos, mucho menos férreos y ha influido este comportamiento consumista que prevalece en la sociedad consumir, consumir, consumir y se ha terminado por aplicar en las relaciones amorosas.

En muchas ocasiones, hay amores que incluso se consumen en un día, personas, cuerpos o sexo que se consumen rápidamente. El amor no es siempre así, pero ese comportamiento tan compulsivo que tenemos hoy en día en ocasiones lo pagamos, nos volvemos productos para el hambre del otro, es muy fuerte; seguramente alguien también ha sido producto de nuestro hambre. Con el amor se puede construir algo hermoso y duradero.

R: Los ‘días D’ sirven para visibilizar cosas, pero debería ser todos los días, todo el año.

El amor compulsivo que tenemos lo pagamos, nos volvemos productos para el hambre del otro

P: Esto se refleja a la par a la hora de conocer gente y en el ‘arte de ligar’, se ha producido un cambio sustancial.

R: ¡El Tinder!

M: Tengo un poema sobre Tinder muy cachondo, hay gente que se ha enamorado por ahí que se enfada conmigo porque dejo a Tinder por los suelos. Hay punto de que, con este tipo de aplicaciones para ligar, creo que tienen algo de positivo, porque hay mucha gente que se puede encontrar así o que a lo mejor no en su entorno no encuentra maneras; pero también hay un punto consumista, andamos como ganado. Igual vas a algún garito y hacemos lo mismo.

R: Hay que ir más a los bares. A olerlos, hay que oler los bares.

M: Hay contacto personal y siempre es mucho mejor, hay una conversación cara a cara y no a través de una imagen detrás de una pantalla para protegernos.

R: Tengo muchas amigas que se han conocido por Tinder con sus parejas y ya tienen sus zagales y vamos, felices. Pero yo soy más de la vieja escuela., de salir y que te pasen cosas.

M: Es más romántico.

P: ¿Creéis que la toxicidad en las relaciones de hoy en día, muy influenciadas por las redes sociales, está más presente que antaño?

R: Como ahora las barras de los bares están en las redes sociales estamos mucho más expuestos, está más presente ese odio y esa crispación. Pero esa no es la realidad, que muchas veces se nos olvida. El mundo merece la pena y las personas también. La pena es que lo tóxico destruye muy rápido y se ve mucho. Es algo tan simple como comparar cuánto tardamos en construir un edificio y luego cuánto tardamos en destruirlo.

M: Hay mucho amor tóxico, pero creo que también hay mucho amor sano. Precisamente ‘Terapia de parejas’ va sobre tratar de reconfigurarnos por dentro para buscar un amor más sano, salir de amores tóxicos y salir de relaciones de dependencia, enfrentamientos o comportamientos ñoños, de estar todo el día discutiendo o gritando.

Con la edad, sí que he visto que amigos, mi entorno, nos hemos ido apaciguando con nuestras emociones. Hemos soltado esa intensidad de lo tóxico, de lo dependiente y hemos buscado amores más maduros, intentando que la felicidad no dependa de la euforia, sino que dependa del encuentro y de construir algo juntos.

R: Con estas cosas también te das cuenta de muchas cosas que te hacen pensar y reflexionar sobre tu estado y el estado de tus parejas. Puede que antes se hablara menos de esto, de las terapias y de la importancia de autoconocerte, de saber que si tú funcionas de una manera saludable mentalmente tu entorno también lo va a ser.

Y encima si estás construyendo una salud mental conjunta con tu pareja, incluso si se termina la relación piensas: ‘He hecho todo esto, he hecho todo lo que he pedido’.

Con la edad, sueltas la intensidad de lo tóxico y dependiente para buscar amores más maduros; tratas que la felicidad no dependa de la euforia, sino de construir algo juntos

P: Llevando todo este tema a vuestro campo, la música, se ve que la principal cuestión que se aborda siempre es el desamor. ¿Por qué es en momentos difíciles siempre nos refugiamos en canciones tristes?

R: Porque cuando estás bien te lo gozas, estás dedicándole tiempo a vivirlo y no te da tiempo a escribir. En cambio, las crisis, la tristeza, que es tan importante, hay que saber abrazarla porque es la que te tambalea, la que te hace evolucionar y aprender. Y por eso solemos escribir más desde las emociones consideradas negativas que son las más constructivas.

M: Claro, cuando uno está feliz no se hace muchas preguntas, pero cuando uno tiene una pelea interna o un enfrentamiento con otra persona, necesita constantemente respuestas ante lo que no puede manejar. El dolor del corazón, a veces, no lo podemos manejar. Esas canciones son un intento de respuesta o, por lo menos, el intento de búsqueda de alivio o explicación de qué es lo que ha sucedido y ver si sale algo bello de un sentimiento ingrato.

La tristeza es un poco más fotogénica, la poesía se adapta más fácilmente, las letras se adaptan a expresas y buscar imágenes poéticas en torno a lo triste. La felicidad es más visual que poética.

R: Cuando estoy alegre no me sale, tengo otro tipo de energía, estoy más extrovertida. Pero me mola mucho escribir desde la alegría, no soy ejemplo.

M: Lo terapéutico de buscar la sanación a través de ella.

R:  Claro, a mí la canción me gusta incluso cuando me pasa algo que me que me rompe, que me hace pensar.

P: Sobre la cuestión que nos trae ‘Terapia de parejas’, sobre la salud mental en las relaciones y a título individual. ¿Por qué aún persiste ese tópico social en el que no se percibe bien acudir al psicólogo pese a la concienciación actual?

R: Porque venimos de que nunca se ha hecho eso y siempre se ha relacionado la terapia con la gente que tenía un trastorno mental o que estaba loca. No, es autoconocimiento e intentar mejorar tu calidad de vida y de los que tienes cerca.

M: Y porque tenemos miedo a que nos juzguen, juzgarnos nosotros por ir a terapia como si no estuviéramos bien.