A la hora de escribir estas líneas, Gregorio Sánchez Fernández, "Chiquito de la Calzada", luchaba en el mayor combate de su vida en la UCI del "Carlos Haya" de su amada Málaga. Poco después de iniciar la redacción nos llega la  noticia de su fallecimiento. La vida de este entrañable hunorista de 85 años ha sido un combate por la vida desde su infancia. Chiquito era un luchador al que su biografía no le dio tregua de tablao en tablao, de teatro en teatro, de España a Tokio, de platós en platós televisivos, de pugnar por sobrevir hasta alcanzar la más intensa fama y éxito.


La soledad tras la muerte de Pepita
El artista sufrió una caída en su piso malagueño el pasado mes de octubre. Se recuperó y salió del hospital para volver quince días después finalizando hoy, a las tres de la madrugada, con tal fatal desenlace. Pero Gregorio enfermó hace años. Su dolencia era del alma, de la ausencia y soledad que le acompañaba como sombra desde que un 3 de marzo de 2012, su mujer, su siempre discreta compañera, Pepita, falleciera repentinamente. Quedó el recuerdo de 50 años unidos ininterrupidamente a la mujer que divinizó y de la que hasta el último día seguía hablando y citando en sus diarias conversaciones. Desde entonces el cómico no se recuperó. Ahí comenzó realmente su dolencia. La pareja no tuvo hijos.

A Chiquito hasta hace unos días era habitual verlo en "El Chinitas", un restaurante del centro de la capital costasoleña cuyo nombre le viene del famoso café-teatro de la Málaga del siglo XIX. Allí sentado junto a una mesa recibía a amigos, saludaba a fans y se hacía fotos con todos los que se los solicitaba. También solía comer. Una de sus características fue ser un hombre cercano, muy amable y educado.  


Orígenes humildes

Nació en el popular barrio malagueño de la Trinidad, en la calle Calzada de la Trinidad. Eso explica su nombre artístico, "Chiquito" porque empezó de niño y "de la Calzada" por la calle. El segundo de tres hermanos y de orígenes muy modestos -su padre era electricista-, con tan solo ocho años supo por primera vez el miedo escénico de un escenario. Más tarde entró como miembro de una compañía de jóvenes adolescentes denominada "Capullitos Malagueños". 

Un proletario del arte que trabajó hasta en Japón
Si habría que definir su carrera artística podría definirse como la de un "proletario del arte"o la de un "currante de los escenarios". No en balde inició su periplo laboral con tan solo ocho años, era la España dura, la del tiempo de "la hambre". Tras sus inicios en Málaga y en numerosos locales como en la Taberna Flamenca "El Jaleo" de Torremolinos y otros, se desplazó en numerosas ocasiones a Madrid actuando en escenarios como el Teatro Calderón el circo Price o en el Teatro de La Latina. También llevó su arte flamenco, en especial los fandangos y las malagueñas, al extranjero y durante dos años vivió y trabajó en Japón.
1994, el salto al estrellato
Pero fue muy tarde, ya con 62 años cuando el productor Tomás Summers lo contrató para el programa de televisión de humor Genio y Figura deAntena 3 Televisión en1994. Ahí surgió el fenómeno sociológico de Chiquito de la Calzada. Un estilo muy propio, extraño pero original, le hizo destacar sobre todos sus compañeros de programa, llevándolo por sus apariciones a los máximos niveles de audiencia. Fue en ese año reconocido por la crítica como el personaje televisivo del verano. Hay quien dijo que los chistes de ese programa se dividieron en dos grandes grupos, "los de Chiquito y los demás". El género era él, la  innovación era él, la calle y la repetición de sus chistes fue él. No importaba que el chiste fuera malo de toda maldad, gustaba, hacía reír. Era él, el como lo contaba y lo escenificaba con sus movimientos, sus súbitos chillidos y contorsiones espasmo, sus andares. Y por encima de todo eseos vocablos que inventó, esos palabros" que patentó y que le dio su sello: fistro, guarrerida, te das cuen, hasta luego, Lucas, pecadolll... Palabras inventadas con reproducciones inverosímiles que crearon la  "Marca Chiquito" por un hombre formado en la escuela de la vida. 


Críticas injustas

Su fama llego a tal nivel que en octubre de 1994, una emisión de sus mejores chistes superó en 500.000 espectadores la emisión del partido de fútbol Karslruhe-Real Madrid, alcanzando 4,5 millones de audiencia. Pero ocurrió que al mismo tiempo que ganaba y ganaba adeptos, un sector de la sociedad española lo criticaba por estilo heterodoxo, para algunos exento de "intelectualidad" o tal vez y como  siempre, por el topicazo andaluz. En parte se le ridiculizó y alguna campaña de críticas injustas debió soportar. 
 No obstante su popularidad y cariño siguieron creciendo hasta el punto de que críticos de un lado pasaron de bando y Chiquito aglutinó a los desertores. Fue de alguna manera un fenómeno sociológico que unió a las dos Españas, esa de los que "mean colonia" intelectualoide y la más general, la que se reía porque simplemente les hacia gracia. 
Un lenguaje internacional
Alguien dijo que el contenido de sus chistes, normalmente simples y cortos (aunque alargados por su peculiar manera de contarlos), presentaba ingeniosas comparaciones (por ejemplo: "tengo más nervios que un filete de cinco pesetas"), reforzadas en su presentación por una forma de andar de un lado a otro del escenario sin parar, mientras se sujeta las lumbares, fingiendo tener dolores. El lenguaje incluye palabras y expresiones de propia invención, resultado de distorsiones onomatopéyicas del lenguaje formal del español, del habla andaluza e incluso del inglés. Muchos de sus vocablos e interjecciones han trascendido al registro del habla coloquial e informal del español de España.
Rafael Torres escribía a finales de 1994 una de las mejores definiciones de su estilo: "Se trata de un hombre de mediana edad, gaditano probablemente, que «acciona» los chistes más que contarlos, y es de tal calibre su vis cómica, el magnetismo que ejerce sobre la risa del prójimo, que no bien se levanta de su asiento, la gente, desde el propio Pepe Carrol hasta los técnicos del estudio, pasando por el público de plató, los telespectadores y los compañeros cuentachistes se descojona de risa. Y lo curioso es que el humor de Chiquito de la Calzada no es escatológico, ni genital, ni de anciana que resbala sobre una piel de plátano, esto es, no es un humor «español» al uso, sino que nace de las travesuras de la inteligencia y de los guiños surrealistas de la razón. Chiquito de la Calzada ha sido el personaje del verano en televisión, y aunque a partir de ahora invadirá el medio una turba de sujetos grotescos y risibles (los contertulios, las estrellas, los políticos del Régimen), espero que consolide su cetro en el otoño. Los chistes que cuenta son malísimos, pero nadie sería capaz de contarlos tan bien como él."

La izquierda

España de la izquierda, aunque tardó, también terminaría sumándose a la ola proChiquito. El concejal del PCE por Málaga, Antonio Romero, dijo que Chiquito la Calzada representaba la grandeza de lo sencillo y la elevación del hombre medio, destacando en él su sencillez y humildad, siendo un malagueño de la calle con una gracia especial, muy querido". 
Algunas de sus perlas famosas
Para terminar dejamos algunas de sus perlas que enunciaban algunos de sus chistes, piezas de humor que ya son Patrimonio de esa España a la que hizo reir, sonreír y a las que aunque solo fuera por ratos, le alegró la vida:

-“Trabajas menos que el sastre de Tarzán”.
-“Llevo un pollito porque a mi niño le duele el estómago, está mal del diodeno”.
-“Llevamos una temporada que la cosa está muy mala, estamos friendo los huevos con saliva”.
-“Unos recién casados que se van a es peacho de hotel de nueve estrellas”.
-“Trece meses embarazada, andando muy mal”.
-“Te vas a caer de la cama por los dos lados”.
-“Trabajas menos que el sobaco de un churrero”.
-“Ese cuartel de 600.000 soldados… Los soldados dormían fuera del cuartel, no había sitio para todos”.
-“Que nos caemos en picado, puede haber un derrame sexual”.
-“Yo canto nai eguarenau apetecan enaur”.