Un alimento ultraprocesado es, según la clasificación NOVA que categoriza a los alimentos en función del procesamiento que han recibido, aquel que se elabora a partir de ingredientes procesados y no contiene ingredientes frescos o que puedan identificarse en su presentación final. Entre sus ingredientes se encuentran procesados como almidón, azúcar, aceites, sal y una gran variedad de aditivos industriales que le otorgan una mala calidad nutricional. De ahí la importancia de que la dieta diaria y semanal no contenga grandes cantidades de estos alimentos.

Además, también se relaciona a los productos ultraprocesados con la aparición de la obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, entre otras enfermedades. Pese a ello, la ingesta de estos productos es frecuente y habitual en la sociedad, aunque cada vez son más las personas que se suman a la ‘comida real’ y evitan el consumo de ultraprocesados. Algunas claves para reducir su consumo se muestran a continuación:

1. Aprende a reconocerlos

El primer paso para dejar atrás los alimentos ultraprocesados es aprender a reconocerlos. Hay diferentes grados de procesamiento, por eso hay algunos alimentos que han recibido algún tratamiento en el que se han alterado alguna de sus propiedades, como por ejemplo las verduras o legumbres en conserva.

Después se encuentran los alimentos ultraprocesados, que son los que conviene eliminar de la dieta. Aquí se englobaría la bollería industrial, los snacks de patatas fritas y similares, las tabletas de chocolate, las sopas, caldos y purés envasados, los platos congelados o listos para calentar en el microondas, los postres lácteos, los cereales del desayuno, las mermeladas…

2. Busca alternativas

Este tipo de alimentos suelen ser cómodos, convenientes y más baratos. Pero existen alternativas, tanto caseras como a la venta. Por ejemplo, el cacao soluble o las bebidas de chocolate se pueden sustituir por el cacao en polvo 100% natural; los zumos y néctares envasados, por macedonia o batidos de frutas elaborados en casa con fruta fresca; las galletas y cereales del desayuno con grandes cantidades de azúcares se pueden sustituir por copos de cereales naturales, como la avena; o el pan de molde blanco, por otros 100% integrales.

3. Compra mejor en el mercado

Esta es probablemente la clave más práctica para abandonar los ultraprocesados. En los mercados es muy fácil encontrar todo tipo de productos frescos y muy pocos procesados a abandonar. En cambio, en los supermercados se encuentran repletos de estas variantes, que además se encuentran bien visibles y en puntos estratégicos para picar, como por ejemplo los snacks que hay cerca de la línea de cajas.

4. Elabora una lista de la compra

Para no despistarse y acabar comprando cosas que realmente no necesitas es aconsejable hacer una lista de la compra. Ésta también se puede realizar después de haber hecho una especie de menú para toda la semana, así comprarás lo que estrictamente necesitas para esos platos.

5. Cocina

El consumo de ultraprocesados viene, en gran parte, por su comodidad y rapidez. Ayudan a improvisar una comida o una cena, pero para evitar esto es importante dedicarse a la cocina. Un truco para no tener que estar siempre cocinando es preparar más cantidades de las necesarias para congelar y poder guardarla para otra ocasión.

También hay algunas personas que dedican gran parte de un día a la cocina para preparar la comida para los días siguientes, conservándola en tuppers en la nevera o en el congelador.