Este artículo ha sido escrito para la Fundación Sexpol. 

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Querida Cándida, 

Hola amiga ¿Cómo te encuentras? Te escribo esta carta para contarte que ayer me reuní con 53 amigues tuyes porque estábamos pensando en prepararte una fiesta. Total Cándida, que para organizarnos mejor creamos un grupo de WhatsApp y como lo que teníamos todes en común eras tú, decidimos llamarnos “La Comunidad Cándida”. Qué alegría sentimos al conocernos, vernos reflejades en les otres y descubrir que todes compartimos experiencias parecidas contigo… Desde luego Cándida, ¡tienes un ojo especial al elegir tus amistades!

La primera vez que llegaste

La primera vez que llegaste lo hiciste como un torbellino, llenándolo todo de picor y vergüenza. Justo debajo de nuestro ombligo, entre nuestras caderas y piernas, ahí estabas tú, como una picazón persistente que no se puede obviar. ¡Eres como una chinche! Picas y dejas huella. Así, en esta reunión estuvimos hablando durante horas de cómo has cambiado nuestras vidas. Algunes aún no entienden por qué eres tan alarmante, pero coincidimos en que eres sincera, aunque poco asertiva y duelen tus consejos como cuchillas. Me sentía tan cómoda que compartí mi historia con elles: tenía unos 13 años cuando tocaste a la puerta de mi casa por primera vez. Atravesaba un momento difícil, había mantenido una relación sexual con un chico 5 años mayor que yo y cargaba con un gran dolor emocional en completo silencio. Me sentía culpable, manipulada y atrapada en un lugar sin salida, además de silenciada por amenazas. “No seas tonta, tu novio está con otras”, me dijo mientras me penetraba; “yo no necesito amigas, ya tengo muchas, si no quedas conmigo atenta a las consecuencias” me decía sin darme pie a rechazar volver a verle. Y yo, me creía sus palabras. Pensé que era mi culpa, merecía lo que me pasaba. Y entonces, llegaste tú, Cándida, en medio de este miedo tan profundo. Yo, no te entendía y me dirigía a ti con rabia.   

Pero, no fui la única que te conoció en una situación específica marcada por emociones y sentimientos predominantes, 35 de las 53 personas también lo afirmaron. Y, este contexto suele estar envuelto de circunstancias complicadas donde la confusión y el miedo predominan. Algunos de los comentarios fueron: “sentí vergüenza sin saber por qué y miedo por el desconocimiento”, “…estaba asustada no sabía lo que era”, “sentía confusión, culpa y miedo”, “confusión, no lo entendía, era adolescente, no sabía que era aquello”.

Apareciste en nuestras vidas en un momento de caos. Así, la palabra más repetida por todes tus amigues al preguntarles por la emoción o el sentimiento que experimentaban cuando te conocieron por primera vez fue estrésEstrés durante viajes: “estaba de viaje en el sur de Argentina con gente a la que no conocía y no había mucha confianza”,  “fue después de estar en la playa y haber pasado estrés ese verano”, “estaba de viaje en Madagascar, feliz pero estresada”, “estaba de vacaciones después de haber experimentado mucho estrés y ansiedad”; relaciones complicadas:había dejado una relación muy tóxica”  y trabajos explotadores:  “mucho estrés a causa de trabajar en muchos lugares y estudiar a la vez”, “tenía 14 años, era diciembre y estaba trabajando en la campaña de la aceituna…es un trabajo duro”.

También, hubo quienes te encontraron tras tomar antibióticos y otras, que, como yo, tras tener relaciones sexuales no placenteras o cubiertas de violencias que no podían ni nombrar: “me sentía violentada por la dureza que quería tener sexo conmigo y me penetraba con sus dedos hasta causarme sangre y mucho dolor”, “…tras tener relaciones sexuales que no me apetecían tanto”.

Vaya Cándida, no puedo evitar preguntarme cómo te harán sentir estas experiencias. La verdad, es que muches de nosotres tenemos un recuerdo algo ansioso del día que te conocimos. Pero, quiero que sepas que no es culpa tuya, sé que en ese momento se entrelazaron muchas circunstancias para todes nosotres. 

Lo que ocurre habitualmente

Desde aquel día, seguiste visitándonos mínimo 4 veces en un año. A veces, queríamos evadirnos y evitarte, pero siempre regresabas, especialmente en momentos de gran ansiedad. 

Así, de las 53 personas reunidas, 42 afirmaron sentir ansiedad justo antes de tus llegadas y, a este estado, le sigue la tristeza, 22 personas la mencionaron. Cuando pregunté sobre el motivo por el qué apareces de manera recurrente, la respuesta más repetida fue igualmente estrés. Pero, también se mencionaron otras razones: inadecuados hábitos alimenticios (mala alimentación e ingesta excesiva de azúcar), toma de antibióticos, relaciones sexuales sin deseo o displacenteras, falta de conexión con el cuerpo y dificultad para poner límites. Sin embargo, también apareció algo más profundo: tensiones internas. De hecho, 40 personas reconocieron la posibilidad de tener conflictos emocionales no resueltos, lo que les llevó a hablar de heridas profundas (relaciones disfuncionales, traumas infantiles, relaciones insanas con la figura paterna o violencias sexuales), problemas de autoestima, falta de amor propio, dificultad en la gestión de emociones, como de la rabia, autoexigencias y perfeccionismo. Incluso al terminar este encuentro, une de tus amigues se dio cuenta de que no había pensado la relación que tú tienes con sus emociones, y quiso compartir esta reflexión con el grupo:

hasta (ahora)… no me he parado a pensar en la relación que puede tener la candidiasis con el estado emocional, y sobre el hecho de lo normalizado que tengo que me ocurra de manera frecuente. Gracias”

Algunas confesiones fueron especialmente desgarradoras, una persona compartió: “me educaron para solo ser agujero y una perforada sexual en potencia” Y, es que 30 personas revelaron haber vivido abusos o relaciones sexuales consentidas, pero, no deseadas. ¿Cómo puede ser que más del 50% de las personas compartieran esta violencia?

Tu presencia nos ha llevado a explorar no solo los síntomas físicos, sino, también las historias y heridas ocultas en cada une de nosotres. Nos has obligado a mirar hacia adentro y confrontar esas verdades que a veces queremos ignorar. Quizás, tus visitas son una invitación a una sanación integral de esas partes olvidadas y dolorosas dentro de nosotres mismes ¿Serás, Cándida, una especie de eco de nuestras heridas más profundas?

Acudir al ginecólogo y tratamientos desastrosos

De las 53 personas que participaron, tan solo 40 han acudido a ver a Gine en busca de soluciones. Sin embargo, la respuesta médica ha sido en su mayoría el uso de antifúngicos tópicos, confirman 39 personas y, antifúngicos orales, refieren 32 personas. Esto, es seguido de probióticos de farmacia, tanto tópicos como orales. 

Al dialogar sobre los tratamientos indicados por Gine para controlar tu llegada, el 66,7% de elles afirmaron que los tratamientos indicados por Gine les ayudó a corto plazo, pero solo el 26,3%, afirmaron haber experimentado mejoría a largo plazo. Incluso, algunes han dejado de acudir al médico ante el agotamiento: “ya ni voy al médico porque siempre me dice lo mismo y no me ofrece soluciones a largo plazo”. De esta manera, la satisfacción de conocer a Gine fue baja: solo 9 personas se sintieron realmente atendidas, para muches, la relación con Gine se ha convertido en un círculo vicioso de disconformidad, frustración y desesperanza: “Me sirve para ´curarme´, pero sé que volverá tarde o temprano”, dijo une. La sensación de abandono es común: “ya me dan por caso perdido, tengo que aguantarme”. Esta falta de alternativas lleva a muchas personas a automedicarse. Así, solo 5 de cada 40 personas que acudieron alguna vez a ver a Gine, no han recurrido a tratamientos sin receta, es decir Cándida, 35 personas, de 40 que han acudido a Gine, han acabado intentado librarse de ti por sus propios medios, automedicándose.

Por otro lado, 13 de las personas que te conocen, nunca han acudido a Gine, pero de la misma manera, 9 de elles confirman haberse automedicado y 11 de elles igualmente usaron antifúngicos tópicos y fueron 8 les que hicieron uso de antifúngicos orales.

La automedicación se ve facilitada por la publicidad de productos antifúngicos en televisión y otros medios. ¿Qué poder tienen las farmacéuticas para que esto ocurra? Desde mi punto de vista, las compañías farmacéuticas tienen un interés financiero en vender productos, lo que puede llevar, en estos casos, a la promoción de medicamentos sin un diagnóstico preciso y sin seguimiento médico. Además, los tratamientos para librarse de ti pueden considerarse invasivos por diferentes razones como alterar el equilibrio natural de la flora vaginal o el desarrollo de resistencia, llegando a ser, estos productos inefectivos a la larga. También, es necesario tener un enfoque holístico y personalizado para encontrar soluciones duraderas, evaluando otros síntomas y signos que no sean solo los físicos. 

Tratamientos y terapias que han ayudado

Los tratamientos a corto plazo que más ayudaron a ambos grupos fueron algunos como los óvulos y cremas antifúngicas, aceite de coco, árbol del té, ingerir orégano, incluso, evitar el uso de ropa interior que no sea de algodón o dormir sin ropa interior

Para el control a largo plazo, mencionan la dieta antifúngica, el ejercicio físico, los probióticos orales y vaginales, el uso de ropa de algodón,  el uso de aceites y plantas medicinales, la gestión emocional y acudir al psicólogo/a. Incluso, alguien reflexionó “¿Cambiar de trabajo? No me lo había planteado”.

De la misma forma, hay quienes encontraron solución fuera del sistema convencional con terapias alternativas como la acupuntura, la medicina tradicional china o en la psiconeuroinmunología como refiere la persona en el siguiente testimonio: 

“Recurrí a un profesional alternativo al ginecólogo público/privado, porque nadie se tomaba en serio el malestar físico y emocional que llega a ocasionar tener una infección recurrente durante 3/4 años, y que siempre te receten lo mismo. Aproximadamente a los 2 años de tener esta infección conocí a mi psiconeuroinmologa en la sanidad pública y me trató de manera autónoma, se lo agradeceré eternamente, ya que cuando coincidimos ya me había rendido”

Crítica a los tratamientos actuales

Si los tratamientos a largo plazo más efectivos no son los indicados por Gine, ¿Por qué siguen siendo los más recomendados? ¿Se debería dar una vuelta a los tratamientos que se recetan? Cándida, ¿Por qué no nos escuchan más a les pacientes? creo que todo sería mejor si nos hicieran más caso. Una de las personas asistentes lo expresa así:

“Después de muchos años de constantes candidiasis he logrado regular mi cuerpo pero resulta muy frustrante el desconocimiento de los ginecólogos y la poca efectividad de los tratamientos habitualmente pautados

El problema no radica solo en la falta de soluciones, si no en los efectos secundarios de los propios tratamientos recomendados: 

“Muchas veces ha sido provocada por el tratamiento contra la infección de orina, que da hongos. Y los óvulos dan infección de orina (bucle infinito)”.

 También, se encuentran otras opiniones desoladoras ante el sistema sanitario:

 “Siento que la atención primaria… solo se centran en tratar el resultado (candidiasis) y quedan al lado el verdadero por qué de que está causando que se reitere eso. Es decir, solo se centran en tratar el problema de inmediato, pero no sé paran a ir a la raíz… que en mi caso al ser candidiasis recurrentes ya te sientes hasta inútil y sin saber qué hacer y porqué estás teniéndola tan de seguido… Al final la que se tiene que buscar sus "mañas" o herramientas para que eso no se repita eres tú, con información de YouTube, podcast de profesionales de la salud etc. Y es bastante triste y frustrante”

La siguiente afirmación contundente resume el sentir de muchas personas dentro de la comunidad Cándida y el uso de “parches” sin encontrar la verdadera causa: 

“Creo que los tratamientos de candidiasis que se administran actualmente son realmente parches. Hay mujeres que no vuelven a presentar síntomas en años, pero hay otras muchas que continúan siendo recurrentes, y a todas se las sigue tratando igual, recetando parches que no dan solución al problema real… parches que resuelven el problema a corto plazo, pero que no lo erradican”

Eternamente agradecida a la comunidad cándida y a cándida: conclusiones finales

Cándida tras la reflexión conjunta con la Comunidad Cándida llegué a una reflexión sobre tu llegada de manera reiterada: No tienes por qué ser un problema de salud en sí mismo, sino, un síntoma de otra causa más profunda como heridas emocionales o psicológicas no tratadas, así como, de otros desequilibrios físicos ignorados. 

Reunirme con la comunidad Cándida fue una experiencia transformadora. Me sentí escuchada, comprendida, y por fin pude hablar sobre mi experiencia con la candidiasis vaginal recurrente de forma respetuosa y acogedora. La candidiasis vaginal es una enfermedad que acompaña a muches. En 2022, 153.057 mujeres la sufrieron en España (1). A nivel mundial, se estima que el 75% de las mujeres padecen de candidiasis vaginal al menos una vez en la vida y cerca de 50% tendrá varios episodios (2), (3). Y, entre un 4% y un 10% tiene candidiasis vaginal recurrente (4) (5), (6)​​​​.

Estas cifras y los testimonios aportados nos llevan a cuestionar cómo el sistema sanitario aborda nuestra salud. En muchas ocasiones se diagnostica las dolencias de manera apartada, como si estas fueran independientes del resto del cuerpo y mente. Pero, la candidiasis vaginal recurrente no puede entenderse como una enfermedad aislada, si no, como una manifestación de un desequilibrio mayor que no está siendo escuchado. 

Sin embargo, en lugar de buscar soluciones integrales, la industria farmacéutica ha convertido la salud y el bienestar en un negocio sustentado por el propio sistema sanitario. De esta manera, los anuncios de productos para la candidiasis inundan los medios de comunicación, normalizando la frecuencia de los síntomas y, fomentando la desconexión de nuestro cuerpo y las “tiritas” para las heridas.  La automedicación y la ausencia de respuestas agravan aún más esta realidad, llevando a que las personas que habitan la candidiasis se sientan solas “somos muchas mujeres afectadas por la candidiasis, sufridoras en silencio…” y abandonadas “una situación que padecemos muchísimas mujeres y que siguen sin darle la importancia que merece”

Pero, entre toda esta incomprensión, hay algo que nos da fuerzas, la ayuda entre nosotres mismes. Muchas personas han encontrado apoyo en esta comunidad y lo expresan así en esta reunión:

“Gracias por estudiar este tema que preocupa a tantísimas mujeres”

 “gracias por esto, ojalá se cambien cosas para el bien de nuestra salud reproductiva y digestiva”

“me parece un tema de investigación muy importante para las personas que tenemos vagina y no nos sentimos suficientemente escuchadas con este problema...”

“Gracias, cuando empecé a buscar información sobre la cándida me sentía sola y desinformada. Ahora siento una red de personas con vagina que nos ayudamos y nos informamos. Gracias de corazón por hacer este cuestionario. Un gran abrazo”.

Así que, amiga Cándida, tras escuchar todas estas voces puedo verte de otra manera. A pesar del malestar que generas, nos has enseñado a escucharnos, eres la alarma que enfurece cuando no nos atendemos, la que habla cuando el dolor calla. Y es verdad, no siempre te queremos cerca. Pero quizás, tan solo nos estás acompañando en este caminar de vida frenético, hiperproductivo y sobreexigente. Y por eso, hoy en lugar de odiarte, decido escucharte. 

Un abrazo, 

Alguien que se empieza a atenderse, gracias a ti.

Bibliografía

  1.  Statista. (s.f.). Número de casos de mujeres con candidiasis genital en España. Recuperado el [fecha de acceso], de https://es.statista.com/estadisticas/1046375/numero-de-casos-de-mujeres-con-candidiasis-genital-espana/
  2.  Gonçalves, B., Ferreira, C., Alves, C. T., Henriques, M., Azeredo, J., & Silva, S. (2016). Vulvovaginal candidiasis: Epidemiology, microbiology and risk factors. Critical Reviews in Microbiology, 42(6), 905-927. https://doi.org/10.3109/1040841X.2015.1091805
  3.  Achkar, J. M., & Fries, B. C. (2010). Candida infections of the genitourinary tract. Clinical Microbiology Reviews, 23(2), 253-273. https://doi.org/10.1128/CMR.00076-09
  4. Denning, D. W., Kneale, M., Sobel, J. D., & Rautemaa-Richardson, R. (2018). Global burden of recurrent vulvovaginal candidiasis: A systematic review. The Lancet Infectious Diseases, 18(11), e339–e347. https://doi.org/10.1016/S1473-3099(18)30103-8
  5.  Cararach Tur, M., Comino Delgado, R., Davi Armengol, E., Marimon García, E., Martínez Escoriza, J. C., & Palacios Gil-Antuñano, S., et al. (2013). La vulvovaginitis candidiásica recurrente. Progresos de Obstetricia y Ginecología, 56(2), 108-116. https://doi.org/10.1016/j.pog.2012.05.014
  6.  Foxman, B., Muraglia, R., Dietz, J. P., Sobel, J. D., & Wagner, J. (2013). Prevalence of recurrent vulvovaginal candidiasis in five European countries and the United States: Results from an internet panel survey. Journal of Lower Genital Tract Disease, 17(3), 340-345. https://doi.org/10.1097/LGT.0b013e318273e8cf