En 2019 ElPlural.com descubrió a Jerónimo Granda. Muy crítico con los borbones, el medio ha tenido ahora la oportunidad de hablar nuevamente con el cantautor que canta contra la monarquía y volverá a hacerlo en el Teatro del Barrio en una fecha tan marcada como lo es el 14 de abril, día en el que se conmemora la proclamación de la II República española y que muchos ciudadanos de nuestro país aprovechan para pedir el fin de este modelo de sistema dentro de nuestras fronteras.

Nacido en 1945 del “siglo pasado”, este cantautor asturiano -aunque él prefiere denominarse “cantamañanas”- nos coge el teléfono y lleva la conversación a unos cauces que, por momentos, parece un debate entre amigos desarrollada en barra de bar mientras ambos lamentan la última ocurrencia política que aparece en la tele o un caso de corrupción con el que abre el telediario. Y eso se agradece, dicho sea de paso.

De Nacho Vegas a Sabina pasando por Ibañez

Pese a reconocerse poco conocido en el mundillo, la experiencia es más que un grado. Pero no puede haber sido solo eso en lo que se ha fijado Nacho Vegas para desprenderse en elogios hacia su música y es que, según el músico, "es un error que no se le conozca en el mundo entero". “Sobre gustos no hay nada escrito y él es un artista súper interesante. Está bien que manifiesta su parecer, no le voy a reñir por ello”, asume entre risas Granda mientras explica que es amigo del mítico Paco Ibañez o relata el momento en el que coincidió con Joaquín Sabina: “No recordará ni quién soy, pero no pasa nada, ahí seguimos en la brecha hasta que La Constitución y estos muchachos nos dejen”.

Siempre es positivo conocer a artistas nuevos, aunque seguro que el protagonista de estas líneas no estará para nada de acuerdo cuando lea esta nomenclatura. Sin embargo, para el modesto redactor que escribe, los pocos minutos que ha podido hablar con él le han servido para considerarle poco menos que pionero en el arte de vivir, una cuestión que va mucho más allá de las tablas.

Pero como queremos respetar su testimonio, asumiremos que se trata de alguien que canta “de madrugada y de mañana”, de ahí lo de “cantamañanas”. “También soy un poco pianista de hotel, de esos que amenizan y de pronto tocan algo de jazz, como algo de la Pantoja o de alguna película mientras los demás están comiendo canapés”. Aunque en su caso, no fue en hoteles, sino en pubs donde empezó a andar.

“Contar quién soy a estas alturas es difícil. Soy un tipo que lleva cantando aproximadamente 60 años y que se dedicó a esto desde los 17. Empecé siendo rockero, percusionista, toqué la batería… Después formé parte de algunos grupos sudamericanos, luego seguí por estos derroteros en solitario, también hice música de tipo más antiguo… hasta que en el 77 gravé tres discos”, cuenta; y aquí hace un inciso: “Los saqué con RCA, pero reñí con ellos o ellos conmigo por un programa de La Clave (ha colaborado en medios como RTVE o La Nueva España) y al cuarto disco no me quisieron”. “Luego saqué mi propio sello, Roncón, y seguí cantando hasta ahora”.

La foto con el “caco” Juan Carlos I

Republicano por convicción, mantiene que no odia a los reyes, simplemente le gustaría que la forma de Estado fuera otra, que hubiera salido de las urnas, viene a decir. “No tengo interés en matarlos, no gastó dinero en ello, vaya”, expone desde la máxima ironía. Tanto es así que no tiene problemas en coincidir con alguien de la Familia Real, hasta el punto de que tiene una foto con Juan Carlos I durante la inauguración de un conservatorio. “Llevaron a varios artistas y ahí estoy yo, dando la mano a un caco”, solventa con alegría.

Su amor por la tricolor ni siquiera se sustenta sobre una cuestión histórica que vaya más allá de la evidencia pues, pese a haber vivido en pleno franquismo, ni él ni su familia han tenido dificultades que se alejen demasiado de la censura del régimen y de los problemas que tuvieron de base los españoles que vivieron en aquella época. “Es simplemente algo racional, de mi cabeza”.

“Libre” en el escenario y metido en el papel que desempeña encima del escenario-ya no interacciona tanto con el público- estará ese viernes en el edificio ubicado en Lavapiés por tercera vez -y convencido de que a la III va la vencida- en toda su vida. A no ser que haya “novedad en el frente” o “se caiga el tren por un barranco”.

Siempre es un sitio especial. He de decir, además, que cuando estuve lo hice con bastante éxito, aunque tampoco es demasiado complicado de llenar, y el próximo día 14 también va a ser bonito, seguro”. Concluye, invitación mediante a todo el que lea esta crónica.

*El evento comienza a las 19:30 horas y la entrada cuesta 18 euros en página web y 20 en taquilla.